TOKIO - Los Juegos Olímpicos son bastante más que estadios y competencias deportivas. También en Tokio 2020, pese a la falta de público. Quedó claro en la madrugada de este lunes en el barrio tokiota de Takanawa, cuando un ruido se imponía al de las omnipresentes cigarras del verano japonés: eran los italianos celebrando sus dos oros del atletismo en “Casa Italia”, el sorprendente centro de reunión “azurro”.
“Es un proyecto particular del Comité Olímpico Italiano (CONI), que fue el que organizó por primera vez en la historia de los Juegos una casa de hospitalidad, en Los Angeles 1984″, explicó a Around the Rings el jefe de comunicaciones del organismo olímpico, Danilo Di Tomasso.
“Continuamos desde entonces con la tradición, también en estos tiempos difíciles en Tokio”, añadió Di Tomasso.
Aquella idea italiana de 1984 hizo escuela, y en los Juegos siguientes grandes potencias como Estados Unidos, Alemania, Francia o China tuvieron sus casas en los Juegos, en una competencia por ver cuál ofrecía una mejor experiencia y más lujos. Hoy, en medio de la pandemia, las cosas no son tan sencillas, pero el CONI apostó a mantener la tradición.
“Invertimos 13 millones de euros en armar ‘Casa Italia’ en Tokio. Todo, todo lo que ves aquí, llegó en barco desde Italia”.
Lo que se ve es asombroso, desde la “Barbie” olímpica hasta la sala de prensa para periodistas italianos, pasando por sala de juegos, de radio, de televisión y elementos de lujo y diseño propios de un “palazzo” italiano. La comida, por supuesto, es casi insuperable, aunque la promesa es superar todo lo imaginable en los Juegos de Milan/Cortina 2026.
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