TOKIO - ¿Quién sucederá a Usain Bolt en el trono de la velocidad? ¿Otro jamaiquino, un estadounidense, un canadiense? ¿Un chino? No, un italiano, Lamont Marcell Jacobs, nacido en El Paso, Texas, pero que hoy desplegó la “azzurra” en el Estadio Olímpico de Tokio para una postal inédita en la final de los 100 metros clavando el reloj en 9,80 segundos.
Fue el final de una noche histórica para el deporte italiano, porque solo minutos antes los “azzurri” habían ganado el oro en el salto de altura con Gianmarco Tamberi compartiendo el oro con el qatarí Mutaz Barshim al salta 2,37 metros. Jacobs, en su festejo tras cruzar la meta, se encontró con Tamberi para un abrazo que tiene destino de portada de todos los periódicos y webs italianos.
Jacobs nació en Estados Unidos, sí, hijo de un padre estadounidense y de una madre italiana, pero a los 18 meses se mudó a Italia. La medalla, está claro, es bien italiana. Cuando se le pregunta por sus orígenes dice ser “100 por ciento italiano” antes de añadir: “Y no hablo bien inglés”
Un rato antes, la venezolana Yulimar Rojas había volado 15,67 en el triple salto para terminar con un récord mundial de 26 años de vida, el de la ucraniana Inessa Kravets, con 15,50 en 1995, y obtener la primera medalla de oro de una mujer venezolana en la historia de los Juegos Olímpicos.
Pero antes de todo ese brillo y emoción, antes de la consagración de Jacobs a los 26 años en un estadio vacío debido a la pandemia había habido otra historia, la que permitió desembocar en la final y en una bandera inesperada en el primer escalón del podio de los 100 metros.
Primero quedó claro que el reino del hectómetro no quedaría en manos de su “hermano menor”, que es como se vio por años a Yohan Blake. A sus 31 años, el compacto Blake tiene más pasado que presente y futuro. Campeón mundial en 2011 en Daegu con 9,92 y plata en los Juegos de Londres 2012 con 9,75, solo superado por el invencible Bolt, Blake anotó este domingo 10,14. Nueve años atrás, en el mitin de Lausana, había clavado el reloj en 9,69.
Las mismas semifinales que dejaron sin posibilidades a Blake se ensañaron con Treyvon Bromell, pero con mucha mayor crueldad. El estadounidense de 26 años, que dos meses atrás había corrido en 9,77, la mejor marca de la temporada, se quedó afuera de la final por el fotofinish. Su marca había sido discreta, 10 segundos exactos, pero el nigeriano Enoch Adegoke se llevó el pase a la final. Bromell estuvo dos minutos en cuclillas en la pista y tomándose la cabeza a la espera del veredicto.
La explosión llegó en la tercera semifinal, que era la que escondía al nuevo campeón olímpico. El chino Su Bingtian fue una fuerza de la naturaleza con sus 9,83, la misma marca del estadounidense Ronnie Baker, al que superó en el fotofinish. Jacobs quedó a una centésima.
Los ocho finalistas estaban definidos, la sucesión de Bolt llegaría en un estadio tan enorme como vacío, en el que las tres jamaiquinas que coparon el podio de los 100 metros debieron conformarse con el aplauso de una veintena de periodistas a la hora de recibir este domingo las medallas que conquistaron el sábado.
No estaba Bolt este fin de semana en Tokio, aunque el hombre que más rápido corrió en la historia está muy pendiente de los Juegos. Este domingo twitteó un “this feeling!” (¡esa sensación!) horas antes de la final, y el sábado subió a las redes un video en el que se lo ve bailando con amigos en Jamaica ante el podio copado por sus compatriotas: “It’s A Party here in Jamaica after the brilliant 123 of our girls”.
Un día más tarde, la fiesta en Tokio fue italiana y sin ningún jamaiquino en la final. La plata para el estadounidense Fred Kerley (9,84) y el bronce para el canadiense André de Grasse (90,89) completaron el podio en una final que tuvo una impactante presentación con un espectáculo de luz y sonido en el Estadio Olímpico, pero que fue víctima del silencio y la falta de espectadores, la marca de Tokio 2020.
Los 9,58 segundos que Bolt marcó en el 2009 en los Mundiales de Berlín siguen ahí, como marca imbatible. Pero hoy Bolt, oro en Pekín, Londres y Río, está en Jamaica, disfrutando de su familia y amigos. Y en el hectómetro reina un italiano.