TOKIO - Podría decirse que Tokio fue un verdadero “Lost in translation” para Novak Djokovic, al que nada le salió como esperaba en la capital japonesa. De soñar con el oro olímpico y quedar a las puertas del Golden Slam, el serbio terminó dejando Japón sin medallas y preocupado por su estado de forma para el US Open, el torneo en el que quiere escribir una historia inédita en más de medio siglo.
“Di todo lo que me quedaba en el tanque, que no era mucho. Lo dejé en la cancha. Las consecuencias físicas espero que no me creen un problema para el US Open”, dijo Djokovic tras perder todas sus posibilidades de medalla en el tenis de Tokio 2020.
“Estoy lidiando con lesiones. No una, más de una”, dijo Djokovic a periodistas serbios en Tokio. “Espero que no me impida ir al US Open, que es mi próximo gran objetivo”, insistió.
El número uno del mundo, ganador del Abierto de Australia, el de Francia y Wimbledon este año, tenía la posibilidad de, si conquistaba el oro individual en Tokio, aspirar al Golden Slam sumando el trofeo del US Open en Nueva York. Nadie ha logrado eso desde que el tenis volvió a ser olímpico en Seúl 88, y nadie gana el Grand Slam (los cuatro grandes torneos del tenis en una misma temporada) desde que el australiano Rod Laver lo hiciera por segunda vez en 1969.
Tras caer el viernes ante el alemán Alexander Zverev 1-6, 6-3 y 6-1 en semifinales, Djokovic debía medirse este sábado al español Pablo Carreño Busta por el bronce. Acostumbrado a los grandes escenarios y a luchar ya no por torneos, sino por el título oficioso de jugador más exitoso de todos los tiempos, jugar por el premio consuelo no es algo que agrade al serbio. Y se notó, su desmotivación y enojo por estar jugando el partido que no debía jugar le permitió a un motivadísimo Carreño Busta ganar 6-4, 6-7 y 6-3 para llevarse el bronce.
Zverev y Karen Khachanov, representante del Comité Olímpico Ruso (ROC), jugarán este domingo la final individual.
Tras la derrota en la cancha central, Djokovic debía trasladarse a la cancha 1 para, junto a su compatriota Nina Stojanovic, buscar el bronce en dobles mixto ante los australianos Ashleigh Barty y John Peers. No sucedió, el bronce se fue directo al bolsillo de los australianos: el serbio alegó una lesión en el hombro izquierdo y se retiró del torneo.
Stojanovic, a la que en los primeros dos partidos se había visto sonriente y cómplice con Djokovic (“nunca habíamos jugado juntos, pero hicimos ‘click’ desde el principio”, dijeron ambos), no habló con los periodistas tras el abandono de su compañero. “Se fue inmediatamente” del Ariake Tennis Park rumbo a la villa olímpica, confirmó la Federación Internacional de Tenis (ITF) a Around the Rings.
El serbio, que habló muy brevemente con la prensa tras conocerse su abandono, no mencionó a su compañera, que este viernes cumplió 25 años, pero sí se extendió en una autojustificación.
“Sí me lamento de no haber ganado una medalla para mi país, y de las oportunidades perdidas tanto en dobles mixtos como en individuales... Sí, simplemente no cumplí ayer y hoy, el nivel de tenis bajó, también por el cansancio, mentalmente, físicamente, pero no me arrepiento de haber venido a los Juegos Olímpicos en absoluto, por supuesto que no”.
El torneo olímpico se disputó bajo un calor y humedad extremos que motivaron la queja de Djokovic y otros jugadores. Tras unos días iniciales en los que la disputa de los partidos se abrió a las 11 de la mañana, los tenistas lograron retrasar el comienzo del juego para las tres de la tarde.
“Creo que no hay coincidencias en la vida, todo sucede por una razón, tuve algunas derrotas muy duras en los Juegos Olímpicos y en grandes torneos en mi carrera, y sé que esas derrotas normalmente me hicieron más fuerte en todos los aspectos”.
El serbio añadió algo de lo que deberán tomar nota el suizo Roger Federer y el español Rafael Nadal, sus dos rivales en la lucha por el título oficioso de jugador más exitoso de todos los tiempos: piensa jugar al menos hasta 2024.
“Sé que me recuperaré, y trataré de seguir en los Juegos Olímpicos de París, de luchar por mi país, de ganar medallas, y siento haber decepcionado a muchos aficionados al deporte en mi país, pero así es el deporte”.
El balcánico había intervenido esta semana en el debate abierto por la gimnasta estadounidense Simone Biles, que renunció a competir explicando que no estaba en condiciones anímicas de hacerlo. El serbio reaccionó diciendo que para él la presión “es un privilegio”.
“La presión es un privilegio. Sin presión no hay deporte profesional”, dijo. “Si aspiras a estar en la cima del deporte, es mejor que empieces a aprender a lidiar con la presión y a sobrellevar esos momentos”.
Djokovic fue captado en plena conversación explicando a los equipos de voleibol masculino y femenino de Turquía cómo su enfoque mental era crucial para su longevidad deportiva. También reveló que jugadores de la selección femenina de baloncesto de Serbia, judokas y otros atletas le habían preguntado sobre su fortaleza mental.
“En la cancha, pero también fuera de ella, todas las expectativas y todo ese bullicio y todo ese ruido... he aprendido a desarrollar un mecanismo sobre cómo afrontarlo de tal manera que no implique una distracción para mí, que no me desgaste”, dijo Djokovic, al que la presión de buscar el oro olímpico terminó claramente afectándolo.
El deseo de Djokovic de disputar con 37 años los Juegos de París 2024 es un dato importante. Los tres -él, Federer y Nadal- acumulan 20 títulos de Grand Slam, pero el español es el único que además tiene un oro olímpico en individuales. El Abierto de los Estados Unidos a fines de agosto puede ser el escenario del desempate en la histórica y apasionante lucha deportiva que protagonizan.
El número uno dijo abiertamente que teme que el desgaste de Tokio le pase factura en Nueva York. “Es algo que ahora no tengo claro, pero no me arrepiento de haberlo dado todo, porque al fin y al cabo cuando juegas por tu país eso es necesario”.
Dkokovic rompió una raqueta durante la derrota ante Carreño Busta y lanzó otra por los aires. Cuando se le preguntó por esas reacciones su primera respuesta fue destemplada, pero luego reflexionó.
“¿Qué quieres que te diga...? No pienso en eso en absoluto, fue un arrebato emocional y ocurrió en el fragor de la batalla. No es la primera vez, ni la última. No es agradable, por supuesto, pero es parte de lo que soy. No me gusta hacer estas cosas, siento haber enviado este tipo de mensajes, pero todos somos seres humanos y a veces es difícil de controlar”.
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