Jorge “Gato” Rodríguez entró a la clínica La Providencia por una enfermedad que nunca fue identificada. Le dolía el estómago y vomitaba sangre. Los médicos que lo recibieron en la terapia intensiva intuyeron y luego descartaron una tuberculosis. Mientras esperaba un diagnóstico certero, internado en la terapia intensiva con muchos otros pacientes, el coronavirus conquistó su organismo y finalmente el lunes pasado le quitó la vida. Todo eso ocurrió en 45 días.
Rodríguez, la víctima fatal 195 en Argentina por COVID-19, llegó al sanatorio del barrio porteño de Balvanera horas antes de que allí explotara un escándalo por el contagio de 34 trabajadores de la salud, como consecuencia de varias irregularidades en el manejo de la pandemia, entre la que estaba no aislar casos sospechosos. Fue el 10 de marzo, época en la que el COVID era una amenaza en expansión galopante.
Entraron juntos el virus y este músico de 68 años a La Providencia. Jorge, un reconocido baterista que décadas atrás integró célebres orquestas de la música popular, como la de Estela Raval, no llegó a enterarse del halo trágico en que quedó enredada su familia. El 17 de abril, diez días antes de convertirse en la víctima 195 del COVID en Argentina, José, su hermano, a raíz de la angustia por la situación, también se fue, consecuencia de un infarto.
“Mi viejo entró caminando y sin ningún virus. En el proceso murió de un infarto un hermano de mi viejo. Ayer mi hermana tuvo que ir de urgencia a la clínica por una taquicardia. Es muy delicado el estado de salud de toda mi familia”, lamentó Facundo, hijo de Jorge, o “El Gato”, un personaje querido y respetado en el universo de los músicos.
Rodríguez, que poco tiempo atrás había sido homenajeado por Sadaic, la asociación de músicos argentinos, pasó sedado los últimos días de su vida. La maldición del coronavirus impide escenarios de despedida. La muerte es solitaria. “No pudimos acompañarlo como hubiéramos querido”, comentó el hijo de la víctima.
La familia está segura de que Jorge contrajo el COVID-19 en La Providencia. “Se contagió ahí. Un médico me lo dijo, que suponía que se había agarrado coronavirus el 25 de marzo”, detalló Natalia, hermana de Facundo.
Según pudo constatar Infobae con fuentes de la clínica –que sigue abierta pero sin admitir nuevos pacientes dado que hay más de 40 trabajadores de la salud infectados allí– el músico estuvo la primera semana aislado porque sospechaban de la tuberculosis. Pero luego pasó a la terapia intensiva normal, según palabras de Natalia, “un pabellón” en el que no existían las medidas de bioseguridad.
“Estuvimos tres semanas sin poder verlo. Nos llamaban todos los días por teléfono para darnos el parte, pero no tuvimos trato con papá. A él lo empezaron a cuidar cuando se enteraron de que tenía COVID”, admitió Natalia.
Es un misterio cómo entró el virus en La Providencia. Entre médicos y enfermeros se preguntan quién habrá sido la persona que el coronavirus usó de caballo de Troya para entrar al sanatorio. “Pudo haberlo entrado Natalia cuando fue a visitar a su papá, pudo haberlo entrado uno de los médicos, pudo haber sido otro paciente. Pero de alguna manera el virus entró y se manejó mal", comentó la fuente.
“Para pasar te hacían poner alcohol en gel, nada más. Estaba ahí el recipiente. Pero con mi papá no respetaron el aislamiento porque no buscaban COVID”, detalló Natalia a Infobae, que lo fue a ver cuatro veces. Ella era una de las pocas personas que iban a ver a Jorge hasta que se confirmó su infección, el 9 de abril.
Jorge tuvo el primer síntoma de coronavirus ese 25 de marzo. Unas líneas de fiebre. Desde ese día hasta que su caso quedó confirmado, no estuvo aislado.
De acuerdo a la investigación epidemiológica que llevó a cabo el Ministerio de Salud porteño, se sospecha que la expansión del virus dentro del sanatorio se produjo a partir de una paciente que ingresó por una cirugía de columna a mediados de marzo y luego se convirtió en un caso confirmado de COVID-19 al desarrollar una neumonía.
Desde ese momento, los conflictos por el manejo de los protocolos ante casos sospechosos en la clínica fueron un foco interno. Existieron diferencias sobre el tratamiento de la cuestión entre las autoridades de La Providencia y uno de los directores de área que finalmente fue despedido.
“Para mí se manejaron raro. Pensaban que tenía tuberculosis y buscaban la tuberculosis. Después se decretó la cuarentena. Y ahí ya mi papá no quería que vaya para que no me exponga. El 30 nos dicen que ‘en cuatro días’ le dan el alta y ese día vamos. Y ahí nos retiran aparte para decirnos que podíamos entrar a verlo pero estaba intubado con respirador, porque tenía neumonía intrahospitalaria”, relató Natalia.
La situación afectó mucho a la familia Rodríguez. A los dos hijos de “El Gato”, a sus dos ex esposas y también a su hermano José, seis años más joven que Jorge. “Pepe”, como le decían sus sobrinos, padeció la agonía de su hermano, el estado de incertidumbre ante una enfermedad que tiene detenido el mundo entero.
“Mi tío estaba completamente pendiente y poniendo toda su energía y creencia por la recuperación de mi viejo. Él falleció antes que mi papá. Y no tengo dudas de que la tristeza de la situación lo llevó a ese final”, remarcó Facundo, triste y golpeado por la tragedia familiar, inesperada apenas 60 días atrás. Natalia también: “A papá no lo pudimos despedir, lo vimos salir en la ambulancia cuando lo llevaban al crematorio y nada más”.
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