La decisión de Israel de esta semana de convertirse en el primer país en recomendar una cuarta dosis de la vacuna contra COVID-19 para combatir a la variante Ómicron altamente contagiosa, se produjo después de que funcionarios de salud concluyeran que un refuerzo inicial había cambiado el rumbo este otoño contra la variante Delta.
Mientras admitieron que su decisión no tenía sustento científico reciente, sobre la variante Ómicron, las autoridades pensaron que sería prudente recomendar una dosis adicional porque creen que capacidad del refuerzo inicial para prevenir infecciones ha ido disminuyendo con el paso del tiempo.
La decisión anunciada por autoridades israelíes este martes, hará que una cuarta, o segunda dosis, del biológico de Pfizer-BioNTech esté disponible para personas mayores de 60 años, aquellas con un sistema inmune débil y trabajadores de la salud. Todos los receptores elegibles tendrían que haber recibido su tercera dosis hace más de cuatro meses.
La decisión aún está pendiente de confirmación por parte del director del Ministerio de Salud, Nachman Ash, antes de convertirse en política nacional.
Pero los puntos de vacunación en todo el país ya se están preparando para comenzar a administrar el bilógico, y muchos dicen que están listos para comenzar el próximo domingo.
Por su parte, el comité asesor nacional de Coronavirus de Israel hizo su recomendación para la cuarta dosis, el pasado martes mientras recopilaba datos sobre la variante Ómicron, diciendo que no tiene tiempo de sobra.
En este sentido, se cree que la variante Ómicron es tres veces más transmisible que las variantes anteriores y, si bien puede ser más leve, no ha causado aumentos masivos en las hospitalizaciones en el Reino Unido y las infecciones se han desplomado después de un aumento en Sudáfrica, muchos funcionarios de salud israelíes advirtieron que un aumento de casos, incluso moderados podría abrumar a los hospitales del país.
De acuerdo con el Ministerio de Salud, mil 400 personas dieron positivo a COVID-19 el pasado miércoles, 45 por ciento de ellos contaba con el esquema completo de vacunación. En Israel, significa que tenían al menos 12 años y habían recibido una dosis de refuerzo, por lo menos una semana antes, o bien, tenían seis meses de haber recibido la segunda dosis.
“Es una cuestión de gestión de riesgos”, dijo Arnon Afek, subdirector del Centro Médico Sheba en el centro de Israel, quien también es miembro de la sección de políticas del comité asesor nacional de Coronavirus.
“El comité observó la propagación increíblemente rápida de Ómicron, en el Reino Unido y otros países, y decidió que no tenemos tiempo. Decidieron que deberíamos trabajar en paralelo: primero dar la recomendación de inmunizar y luego hacer los estudios “, dijo.
Israel lanzó una campaña durante el verano para dosis de refuerzo en respuesta a la variante Delta y basó la decisión en estudios del mismo país y del extranjero que mostraban que la eficacia de la vacuna disminuyó significativamente en personas en riesgo al menos cinco meses después de recibir la segunda dosis.
En este contexto, expertos coinciden, en que los refuerzos, ofrecidos primero a personas mayores de 60 años y grupos vulnerables en julio, luego a la mayoría de la población en general en agosto, ayudaron a aplastar la ola de la variante Delta en Israel, lo que permitió que la economía y las escuelas permanecieran abiertas.
El éxito de la estrategia se le atribuyó a la vacuna, más que la aplicación del distanciamiento social, el cierre de fronteras u otras medidas que sólo ayudaron a retrasar la infección.
En las semanas siguientes, Clalit, el mayor proveedor de servicios de salud de Israel, descubrió que una tercera inyección de la vacuna Pfizer-BioNTech tenía una efectividad del 92 por ciento en la prevención de enfermedades graves y del 93 por ciento en la prevención de hospitalizaciones, en comparación con la disminución de la protección de sólo dos dosis, según un estudio a gran escala publicado en la edición de octubre de la revista médica Lancet.
Por otra parte, Yasmin Maor, directora de la unidad de enfermedades infecciosas del Hospital Wolfson y miembro del comité asesor, dijo en una conferencia de prensa el miércoles por la noche que era “desafortunado” que el refuerzo pareciera proporcionar una protección insuficiente contra la variante Ómicron durante la “quinta ola.”
“Nos hubiera gustado tener un producto perfecto, pero tenemos que notar cuántas vidas se salvaron porque administramos una tercera dosis de la vacuna”, dijo.
“Cuando el refuerzo era nuevo, la infección se propagaba poco. Cuanto más nos alejamos de él, vemos el doble de la tasa de infección“, dijo a los periodistas Boaz Lev, quien encabeza el comité asesor. “El precio será más alto si no vacunamos”.
Israel ha confirmado al menos 341 casos de variantes de Ómicron, la mayoría de ellos fue por medio de un rastreo de viajeros que regresaron a Israel desde el extranjero.
El lunes, Israel agregó 10 países, incluidos Estados Unidos y Canadá, a su “lista roja” de destinos prohibidos, que también incluye varios países europeos y casi toda África. La entrada de no ciudadanos está prohibida desde el mes pasado.
Amnon Lahad, presidente de medicina familiar de la Universidad Hebrea, dijo que la campaña de la cuarta dosis de Israel se basó más en el “pánico” que en la ciencia.
En lugar de seguir adelante con la próxima ronda de vacunas, dijo, Israel debería dedicar recursos para inocular al millón de personas no vacunadas que se estima en el país, muchas de las cuales, son miembros de las poblaciones desatendidas del país y carecen de fácil acceso a una instalación de vacunación.
De una población total de 9.3 millones, 6.4 millones recibieron su primera inyección, mientras que 5.8 millones la segunda y 4.1 millones la tercera, según datos del Ministerio de Salud.
En tanto, los pueblos con las tasas más bajas son las comunidades ultraortodoxas, árabes y de bajos ingresos.
Israel ha registrado más de 8 mil 200 muertes a causa de COVID-19, sin embargo, no ha confirmado ninguna muerte por la variante Ómicron.
El miércoles, el Ministerio de Salud dijo que un hombre de 65 años, que murió el día anterior había contraído la variante Delta, no la variante Ómicron como se informó originalmente.
Lahad criticó la política de Israel de clasificar la documentación de las reuniones del gabinete y otras discusiones gubernamentales sobre la política del coronavirus, diciendo que el “secreto” contribuía a poner en duda las vacunas en todo el país.
“Israel se está comportando como si estuviera en una guerra”, dijo.
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