El presidente ruso Vladimir Putin volvió a atacar el liberalismo occidental en un encendido discurso, arremetiendo contra la llamada cultura de cancelaión y los avances en los derechos de los homosexuales y transexuales.
En su intervención en la reunión anual del Club de Debates Valdai, en el balneario de Sochi, en el Mar Negro, Putin subrayó que su país debe adherirse a sus propios “valores espirituales y tradiciones históricas”, al tiempo que se aleja de las “perturbaciones socioculturales” de Occidente.
Algunos occidentales creen que “la supresión agresiva de páginas enteras de su propia historia, la discriminación inversa de la mayoría en beneficio de las minorías... constituyen movimientos de renovación pública”, dijo Putin. “Están en su derecho, pero les pedimos que se alejen de nuestra casa. Tenemos un punto de vista diferente”.
Putin, que dijo al periódico Financial Times de Londres en 2019 que el liberalismo se había vuelto “obsoleto”, ha defendido enérgicamente lo que considera valores familiares tradicionales. En sus declaraciones, dijo que la noción de que a los niños “se les enseña que un niño puede convertirse en una niña y viceversa” es monstruosa y “al borde de un crimen contra la humanidad”.
También sugirió que los partidarios de los derechos de los transexuales exigían el fin de “cosas básicas como la madre, el padre, la familia o las diferencias de género”.
Putin ha tratado de presentarse como un símbolo de masculinidad viril -por ejemplo, fotografiándose sin camisa a caballo-, al tiempo que ha intensificado una campaña de presión dirigida por el Estado contra las minorías sexuales en Rusia.
Putin gobierna un país en el que ha habido numerosos informes creíbles sobre la tortura y el encarcelamiento de hombres homosexuales. En 2013, firmó una ley contra la “propaganda gay” que, según Human Rights Watch, provocó un aumento de la hostilidad hacia las comunidades LGBTQ y dificultó el acceso de los niños a la información sobre relaciones no tradicionales.
El efecto ha sido particularmente profundo en las escuelas, donde algunos profesores rusos caracterizan a las personas LGBTQ “como un síntoma de perversión importado de Europa Occidental o Norteamérica”, dijo el organismo de vigilancia de los derechos.
La retórica de Putin no difiere de la de muchos líderes populistas de derechas de Europa del Este y Estados Unidos, que han atacado a las minorías sexuales en un intento de reforzar su apoyo.
Las declaraciones reflejan los esfuerzos por reunir a los “conservadores más duros y a los partidarios de los valores tradicionales” en torno a Putin, escribió Tatiana Stanovaya, directora del grupo de reflexión R.Politik, con sede en Moscú, en un canal de Telegram.
“Este giro ideológico, cada vez más oficial y concreto, es la principal ayuda a la represión, mucho más fuerte que cualquier elección”, dijo.
Putin intenta demostrar que “defiende unos valores que no dividen a la sociedad ni la sumen en el caos”, dijo Matthew Sussex, experto en Rusia de la Universidad Nacional de Australia. “Por un lado, es un mensaje unificador. Pero por otro lado, golpea... a las comunidades transgénero y gay que el gobierno ruso ha seguido atacando”.
A pesar del ataque a los valores liberales, el portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, dijo que el discurso no debería afectar a la relación de Rusia con los países occidentales.
“Rusia ha sido, es y será una parte integral de Europa”, dijo.
Mientras tanto, al ser preguntado el jueves por el ex asesor de Trump, Christian Whiton, para que comentara la probabilidad de que el ex presidente volviera a aspirar a la Casa Blanca en 2024, Putin se inhibió inicialmente.
En su lugar, preguntó al asesor quién sería su elección. Cuando Whiton dijo Trump, Putin respondió con una sonrisa y dijo: “Te entiendo”.
La comunidad de inteligencia de Estados Unidos ha llegado a la conclusión de que Rusia llevó a cabo una campaña amplia y sin precedentes para interferir en las elecciones presidenciales de 2016. Putin ha negado cualquier participación.
(c) 2021, The Washington Post - Amy Cheng
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