Los votantes de Berlín respaldaron un referéndum no vinculante para comprar a la fuerza viviendas propiedad de grandes empresas inmobiliarias en la capital alemana, en medio del enfado de la población por el aumento de los alquileres.
La propuesta, que obtuvo un 56% de apoyo, podría suponer el traspaso de unos 226.000 departamentos a manos públicas si se aprueba. Esto incluye los de la empresa Deutsche Wohnen, que posee más de 100.000 unidades en la ciudad, y los de Vonovia, el otro gigante inmobiliario.
La votación refleja la frustración por la desigualdad en materia de vivienda que se observa en todo el mundo, y que está resultando un dolor de cabeza cada vez mayor para los gobiernos.
En Berlín, donde más del 84% de la población es inquilina, subraya la división entre las personas que se sienten expulsadas de un mercado de alquiler cada vez más caro y las que quieren mantener la ciudad como un centro que atraiga empresas, capital e inversión en vivienda. No está claro si el próximo gobierno local seguirá el plan, que podría dar lugar a largas batallas legales y a miles de millones de euros en costes.
La propuesta se aplica a las empresas inmobiliarias que poseen más de 3.000 unidades de alquiler. Deutsche Wohnen dijo que no espera que se produzca la expropiación de pisos, y que tal medida sería inconstitucional. Las acciones de Vonovia subieron un 4,2% en Frankfurt a las 10:22 hora local. Deutsche Wohnen sufrió pocos cambios.
La votación coincidió con las elecciones al gobierno de la ciudad de Berlín, en las que los socialdemócratas superaron a los verdes, lo que significa que tendrán la oportunidad de nombrar al próximo alcalde. La candidata del partido, Franziska Giffey, dijo que, aunque hay que respetar el resultado del referéndum, la expropiación no creará nuevos apartamentos ni resolverá el problema general de la vivienda. “Es un llamamiento al Senado para que presente un proyecto de ley y lleve a cabo la respectiva evaluación jurídica”, declaró el lunes a la emisora pública ARD. “No podemos hacerlo si no es constitucional”.
Un referéndum anterior, que pretendía mantener abierto el popular pero comparativamente diminuto aeropuerto de Tegel, tampoco logró cambiar el resultado final. Aunque los berlineses votaron a favor del traslado, el aeródromo ha cerrado desde entonces.
Desde la caída del Muro de Berlín, hace más de 30 años, la antaño dividida capital se ha transformado en una próspera metrópolis que atrae a empresas que ofrecen empleos bien remunerados. Los alquileres se han disparado a lo largo de los años, y Berlín ha calculado que necesita 20.000 nuevas viviendas al año para dar cabida a la creciente población.
Los partidarios de la propuesta sostienen que el gobierno es el más indicado para frenar el aumento de los costes de la vivienda. Joanna Kusiak, portavoz de los organizadores del referéndum, dijo que el voto presiona a los políticos para que lleven a cabo la medida. “Los berlineses hemos decidido que no se debe permitir que nadie especule con nuestros pisos”, dijo en un comunicado.
Pero el coste de nacionalizar grandes cantidades de viviendas también es un problema. Los opositores dicen que el precio oscilaría entre 29.000 millones de euros (34.000 millones de dólares) y 39.000 millones de euros, fondos que deberían estar disponibles para otros proyectos.
Vonovia dijo el lunes que, aunque el referéndum es una señal de que la situación de la vivienda debe cambiar, la expropiación sólo empeoraría las cosas. “No se crearía ni un solo piso nuevo y las inversiones en modernización se detendrían”, dijo el propietario. Vonovia y Deutsche Wohnen acordaron a principios de este mes vender 14.750 apartamentos a Berlín como parte de su esfuerzo por fusionarse.
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