La lucha científica por el origen definitivo de la pandemia: ¿De dónde vino el coronavirus?

Científicos alrededor del mundo exigen una respuesta sobre el origen del COVID-19, pero el abanico de teorías aun no ha sido completamente investigado

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Hasta ahora, se desconoce cómo
Hasta ahora, se desconoce cómo el virus SARS-CoV-2 se originó (Foto: EFE/Alberto Valdés/Archivo)

Stanley Perlman, quien ha estudiado los coronavirus por 39 años, recibió un desagradable correo: “Dr. Frankenstein solo quiere más dinero público y quiere investigar cosas con las que no debería meterse. MUCHAS GRACIAS POR EL CORONAVIRUS, PERDEDOR”.

Perlman, un hombre de carácter suave, abuelo virólogo de la Universidad de Iowa, no conocía al autor del despectivo correo y no tuvo nada que ver con el origen del coronavirus. Pero firmó una carta en The Lancet en febrero del 2020 diciendo que el SARS-CoV-2 no era un virus de bioingeniería y condenaba las “teorías conspirativas que sugería que el COVID-19 no tenía un origen natural”.

Ese es el consenso de muchos científico- pero la teoría de “fuga de laboratorio”, nunca ha desaparecido y se ha vuelto más fuerte que nunca. No se trata tanto de una teoría, si no de una constelación de escenarios que imaginan cómo es que el virus podría haber emanado de un laboratorio en China, que van de lo accidental a lo siniestro.

Domina la cobertura informativa y la discusión pública del origen de la pandemia, empujando a un lado las hipótesis de zoonosis natural, las cuales afirman que, como tantos patógenos infecciosos anteriores, es más probable que el nuevo coronavirus saltara sin ayuda a la población humana desde un animal aun no identificado. Sin embargo, los científicos no han encontrado a ese animal. Algunos virólogos, incluido Perlman, han dicho que no pueden descartar algún accidente de laboratorio no intencionado.

Es posible, por ejemplo, que los investigadores estudiando coronavirus en Wuhan ni siquiera supieran que tenían el SARS-CoV-2 en sus instalaciones. La apertura a estos nuevos escenarios culminó el mes pasado, cuando la revista Science publicó una carta de 18 científico prominentes que pidieron una investigación más sólida sobre el origen del virus y criticaron a la Organización Mundial de la Salud por decir que la fuga de laboratorio “era extremadamente improbable”.

Este es un momento tenso, no solo para los virólogos, sino para los científicos en general. Ellos han tenido que lidiar con algunas versiones del meme “Frankenstein” por generaciones. Ahora, enfrentan la sospecha de que de alguna manera son responsables de la plaga que ha matado a millones de personas.

China es acusado de experimentar
China es acusado de experimentar con el virus (Foto: AFP)

La situación se ha exacerbado las tensiones existentes en el seno de la extensa, y a menudo malhumorada, comunidad científica. La posibilidad del origen de laboratorio ha reavivado el debate sobre los experimentos de “ganancia de función” que, en un esfuerzo por anticipar futuras pandemias, podría alterar la potencia de los virus en entornos de laboratorio seguros. Los científicos se han enfrentado repetidamente a los riesgos y beneficios de de este tipo de investigación durante la última década.

“Hay discusiones en todas las direcciones”, dijo Marcia McNutt, presidenta de la Academia Nacional de Ciencias.

Su mensaje para todos: calma. No cree que un científico que esté abierto a la posibilidad de un accidente de laboratorio deba ser tachado de teórico de la conspiración. Y algunas personas están exigiendo certezas sobre el origen del virus a pesar de tener conocimientos o experiencia limitados, dijo.

“Si alguien va a pronunciarse con fuerza sobre una u otra hipótesis, el método científico dice que debe haber pruebas que lo respalden. Me preocupa cuando algunas personas están muy dispuestas a mostrarse firmes sobre un origen u otro, pero no tienen ni las pruebas ni la experiencia para respaldarlo”, dijo McNutt.

McNutt y los presidentes de las academias nacionales de medicina e ingeniería publicaron el martes una carta en la que se posicionan de forma neutral en medio de todo este rencor. Abogan por una investigación “guiada por principios científicos” que considere múltiples hipótesis sobre el origen de la pandemia. Pidieron a China que compartiera información sobre las investigaciones realizadas en ese país. Y defendió a los científicos.

“La desinformación, afirmaciones sin fundamento, y los ataques personales contra de científicos alrededor de las diferentes teorías sobre como surgió el virus son inaceptables, y están sembrando confusión y arriesgan con socavar la confianza pública en la ciencia y los científicos, incluso aquellos que lideran esfuerzos para mantener la pandemia bajo control”, dice la carta.

 Shi Zhengli, viróloga de
Shi Zhengli, viróloga de Wuhan (Foto: AFP)

Francis S. Collins, director del Instituto Nacional de Salud, dijo en entrevista que “es profundamente desconcertante ver que la terriblemente difícil situación mundial ha cobrado 4 millones de vida que, de alguna manera, se han convertido en la motivación para demonizar a algunos científicos que más han hecho para intentar salir adelante”.

Citó a Anthony S. Fauci, el director del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas desde 1984. Fauci ha conseguido servir a siete presidentes evitando los atolladeros políticos, pero en semanas recientes ha sido criticado por medios de derecha y algunos funcionarios republicanos por el financiamiento que dio su instituto a una investigación de virus en un laboratorio de Wuhan. Peter Navarro, quien se desempeñó como representante comercial de Donald Trump, fue aun más lejos al declarar en marzo que “Tony Fauci es el padre del virus”.

Fauci le respondió este mes

“Es muy peligro porque mucho de lo que se ve como ataques contra mi, en realidad son ataques contra la ciencia. Porque todas las cosas que he dicho constantemente desde el principio se han basado fundamentalmente en la ciencia”, dijo a MSNBC. “La ciencia y la verdad son atacadas”.

Aquí hay más ruido que señal. Las hipótesis de fugas de laboratorio carecen de evidencia directa. Los científicos chinos rechazaron tener el SARS-CoV-2 o a su antecesor inmediato en casa.

Las conjeturas de la fuga se formaron alrededor de las incógnitas, falta de información, las inconsistentes declaraciones de científicos y la falta de transparencia de funcionarios chinos. Las sospechas y especulaciones llenan los agujeros de la narrativa.

Pero los científicos que apoyan el origen natural tiene enormes lagunas en su propia historia. No han identificado al anfitrión intermedio que portó el SARS-CoV-2.

Entonces, ¿de dónde viene esta cosa tan horrible? Es un legítimo misterio científico. Lo que está en juego es mucho, y faltan piezas cruciales de información. Como resultado, la búsqueda para entender el origen de la pandemia se ha visto envuelta en batallas políticas y torbellinos ideológicos. Hay una caza de villanos antes de que el crimen haya sido completamente documentado.

“Esta discusión se ha vuelto muy ácida. Ha sido terrible”, dijo Perlman.

Caballos y cebras

El principal argumento a favor
El principal argumento a favor de la zoonosis natural -que se desarrolló más allá de las paredes de un laboratorio- es que esto ha ocurrido antes con innumerables virus, incluidos los coronavirus. (Foto: AFP)

Collins y Fauci han pedido que los científicos chinos abran sus registros a la inspección. El presidente Biden hizo eco de ello este mes, diciendo que China debería dejar que los investigadores tuvieran acceso a los laboratorios: “No hemos tenido acceso para determinar si esto fue o no consecuencia del mercado de animales y del medio ambiente .. o un experimento que salió mal en el laboratorio”.

Biden ha ordenado a sus agencias de inteligencia que analicen todas las posibilidades y le informen antes de agosto.

El principal argumento a favor de la zoonosis natural -que se desarrolló más allá de las paredes de un laboratorio- es que esto ha ocurrido antes con innumerables virus, incluidos los coronavirus. El SARS, el coronavirus que causó un brote mortal en 2002 y 2003, pero que fue sofocado antes de que se convirtiera en una pandemia, pasó por primera vez a través de un animal intermediario que se vendía en los mercados: las civetas de palma del Himalaya. Los científicos creen que este nuevo coronavirus probablemente también pasó a través de un huésped intermedio.

Para muchos científicos, la hipótesis de la fuga de laboratorio sigue siendo un ejemplo clásico de una afirmación extraordinaria que requiere pruebas extraordinarias.

Susan R. Weiss, viróloga de la Universidad de Pensilvania que lleva 40 años estudiando los coronavirus, invoca el adagio sobre lo que la gente debe esperar ver venir si oye el ruido de los cascos.

“Ya sabes lo de los caballos y las cebras”, dijo. “La zoonosis es el caballo, y la fuga del laboratorio es la cebra”.

Hay muchas variantes de la teoría de la fuga de laboratorio, algunas de las cuales exigen un subterfugio científico, es decir, una conspiración para ocultar lo que se hacía en el laboratorio. Este tipo de hipótesis, construidas sobre la sospecha de la falta de información y el engaño, son difíciles de refutar. Es poco probable que los científicos que se adhieren a la hipótesis del origen natural acepten una hipótesis rival que requiere, como supuesto fundamental, un muro impenetrable de engaños.

Sin embargo, es más probable que estén abiertos a la posibilidad de un accidente en un laboratorio, uno sin intención nefasta, tal vez involucrando un virus que se deslizó en las instalaciones bajo el radar en medio de esfuerzos de investigación legítimos.

Pero el Instituto de Virología de Wuhan sigue siendo una especie de caja negra. Los críticos dicen que los investigadores de la OMS que entregaron un informe sobre el origen del virus sólo hicieron una investigación superficial del instituto. También señalan que entre los investigadores de la OMS se encontraba Peter Daszak, presidente de la EcoHealth Alliance, una organización que dirigió una subvención del instituto de Fauci al laboratorio de Wuhan. Daszak también firmó la carta de The Lancet de 2020 en la que se denunciaban las teorías conspirativas sobre el origen del laboratorio.

El clima político del año
El clima político del año pasado hizo que muchos científicos dudaran en expresar su apertura a la idea de las fugas de laboratorio, dijo uno de los investigadores consultados (Foto: ReutersDado Ruvic/Illustration/File Photo)

Incluso el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, se distanció del informe de la OMS que descartaba la teoría del laboratorio y pidió una investigación más exhaustiva.

A esto le siguieron llamamientos de los científicos para que se profundice en las hipótesis de las fugas de laboratorio. La carta enviada a la revista Science, en particular, ayudó a poner el imprimátur de la ciencia convencional en una idea previamente marginada como una teoría de la conspiración.

Perlman dijo que no habría firmado la carta si se le hubiera pedido, debido al “falso equilibrio”. “Hacía parecer que todas las posibilidades son iguales, lo que no creo que sea cierto”, dijo Perlman.

“No hay ningún equilibrio de plausibilidad”, dijo el epidemiólogo de la Universidad de Columbia W. Ian Lipkin.

El microbiólogo de la Universidad de Stanford David A. Relman, uno de los organizadores de la carta a Science, dijo que el clima político del año pasado hizo que muchos científicos dudaran en expresar su apertura a la idea de las fugas de laboratorio. No querían alinearse con una teoría estrechamente asociada a Trump y sus aliados, que se refirieron al coronavirus como “el virus de China.”

Sin embargo, Relman dio el salto: en noviembre, publicó un ensayo en las Actas de la Academia Nacional de Ciencias en el que discutía los posibles orígenes del SARS-CoV-2, incluyendo la manipulación en el laboratorio: “Aunque no haya una respuesta definitiva, y aunque un análisis objetivo requiera abordar algunas posibilidades incómodas, es crucial que persigamos esta cuestión”.

Relman dijo que dos científicos a los que se pidió que firmaran la carta a Science expresaron su preocupación por que pudiera contribuir al fanatismo antiasiático. Sólo uno firmó. Relman señaló que la carta concluía con una afirmación de apoyo a los científicos chinos que luchan contra la pandemia.

Algunos científicos aseguran que el
Algunos científicos aseguran que el virus pudo estar en el laboratorio de Wuhan sin que los investigadores se dieran cuenta (Foto: EFE/Luis Torres/Archivo)

Relman dijo que va de un lado a otro sobre si es más probable un origen natural o de laboratorio del SARS-CoV-2. Está abierto a la posibilidad de que los funcionarios chinos no hayan dado a conocer sus experimentos de laboratorio.

“Parece más probable que, o bien el virus se cultivara sin saberlo y produjera una infección asintomática, y no se reconociera, o bien que un trabajador del laboratorio se infectara sin saberlo durante la recogida de muestras de un reservorio viral natural, como una cueva con murciélagos”, dijo Relman.

“También es teóricamente posible que haya habido algún tipo de ingeniería allí con algunos virus ancestrales recientes de los que no se ha hablado, que no se han publicado”, dijo. “Eso sugeriría entonces que ha habido un esfuerzo deliberado para no hablar de algún trabajo que se estaba realizando allí”.

Puede que nunca lo sepamos

Algunos científicos están consternados por lo que están leyendo y escuchando. Creen que los argumentos a favor de la zoonosis natural siguen siendo sólidos. Una parte importante de las primeras infecciones por coronavirus se relacionó con un extenso mercado de Wuhan en el que, según el informe de la OMS, se encontraron rastros de SARS-CoV-2 en los desagües y otras superficies cercanas a los puestos de animales.

Un informe publicado este mes en la revista Nature señala que en los mercados de Wuhan, en los dos años y medio anteriores a la pandemia, se vendieron más de 47,000 animales de 38 especies, entre ellas perros mapaches, comadrejas, tejones, erizos, marmotas, visones, ratas de bambú y ardillas voladoras. Se ha demostrado que el SARS-CoV-2 es un virus muy precoz que puede infectar a muchos tipos de animales. Se ha encontrado en gatos domésticos y callejeros en toda Wuhan.

Aunque se han analizado decenas de miles de animales en China en busca del huésped intermedio, los investigadores no han encontrado una cepa precursora del SRAS-CoV-2. El origen animal de muchas enfermedades zoonóticas, como el ébola, nunca se ha establecido de forma concluyente. La vigilancia de los virus capaces de saltar a la especie humana sigue siendo irregular.

Los científicos no han logrado
Los científicos no han logrado llegar a un concenso (Foto: Reuters/Thomas Peter/File Photo)

“En algún lugar está ahí fuera, y hay una tonelada de ellos, y simplemente no hemos volteado suficientes piedras todavía”, dijo Benjamin Neuman, virólogo de la Universidad A&M de Texas que, al igual que Perlman, fue uno de los científicos que dio nombre al SARS-CoV-2 a principios de 2020.

Le irrita que algunos colegas virólogos hayan dado peso a la idea de la fuga en el laboratorio.

“Esto es angustioso”, dijo. “Siento que se quitan la bata de laboratorio cuando dicen estas cosas”.

Robert F. Garry Jr., virólogo de la Universidad de Tulane que fue coautor de un influyente artículo de Nature Medicine en marzo de 2020 en el que se afirmaba que el SARS-CoV-2 no había sido manipulado, es igualmente enfático al afirmar que lo más probable es un origen natural fuera de un laboratorio. Dijo que el virus tiene características genéticas que “gritan” la evolución natural. Señaló la agrupación de los primeros casos relacionados con el mercado y apuntó que el virus ha mutado en variantes más transmisibles, una señal, dijo, de que el virus sigue adaptándose a la especie humana.

“Creo que la gente está frustrada, y mucha gente está buscando a alguien a quien colgarle esto”, dijo. Y añadió: “No se puede pasar por alto el hecho de que el brote comenzó en Wuhan y que allí hay un gran instituto de virología que estudia los coronavirus”.

Una hoja informativa publicada por el Departamento de Estado el 15 de enero, durante los últimos días de la administración Trump, dijo que varias personas que trabajaban en el Instituto de Virología de Wuhan fueron hospitalizadas en el otoño de 2019 con síntomas consistentes con el COVID-19 o la gripe estacional. No ha habido documentación pública sobre quiénes eran estos trabajadores, sus diagnósticos médicos o cualquier enfermedad entre sus contactos cercanos.

La controversia puso el foco en casos anteriores documentados en los que un accidente de laboratorio provocó una infección. Por ejemplo, nueve infecciones de SARS en 2004 fueron rastreadas a la investigación de laboratorio en Beijing que vino después del brote original de SARS. Y en 1977, una investigación rusa sobre la gripe podría haber provocado la fuga de una cepa de gripe que se convirtió en pandemia.

En el centro de la controversia del laboratorio de Wuhan se encuentra Shi Zhengli, un investigador de coronavirus de renombre mundial que ha colaborado con científicos estadounidenses. Shi ha dicho que revisó los registros de su laboratorio y no encontró ninguna prueba de que el SARS-CoV-2 estuviera presente. En una entrevista con la revista Science el año pasado, dijo que las acusaciones de Trump pusieron en peligro el trabajo académico y la vida personal de su equipo, y añadió: “Nos debe una disculpa.”

Hasta ahora ninguna de las
Hasta ahora ninguna de las teorías ha sido comprobada (Foto: Reuters/Aly Song)

Aunque pueden ser escépticos sobre los resultados de la investigación de un colega, los científicos generalmente asumen que sus colegas en la comunidad científica internacional son honestos. Pero hay escenarios de fugas de laboratorio que no requieren engaño. Los accidentes pueden ocurrir sin saberlo.

Lipkin, el epidemiólogo de Columbia, fue uno de los coautores del artículo de Nature Medicine en el que se afirmaba que el virus no había sido manipulado, y no ha cambiado de opinión. Sin embargo, en los últimos meses ha matizado su opinión, tal y como se recoge en un artículo publicado en Medium por el periodista científico Donald G. McNeil Jr. Lipkin afirma que es posible que los científicos de Wuhan tuvieran el coronavirus en sus instalaciones y simplemente no se dieran cuenta.

“Si tienen cientos de muestras de murciélagos que llegan, y algunas de ellas no están caracterizadas, ¿cómo podrían saber si este virus estaba o no en este laboratorio? No lo sabrían”, dijo Lipkin.

Lipkin dijo que dos artículos científicos de los que es coautor Shi indicaban que los coronavirus de los murciélagos se manipulaban en laboratorios de nivel de bioseguridad 2, en lugar de laboratorios más seguros BSL-3 o BSL-4. Esto plantea la posibilidad de una manipulación descuidada de un virus peligroso, dijo.

Una infección accidental en un laboratorio con un virus no documentado sería casi imposible de distinguir de una ocurrida fuera del laboratorio, dijo.

“Es posible que nunca sepamos de dónde vino esta cosa”, dijo Lipkin.

La ciencia no es una lista de conocimientos, sino un proceso de exploración de lo desconocido, y los científicos, por naturaleza, se sienten cómodos con la incertidumbre, la ambigüedad y las conclusiones provisionales. Pero la pandemia es una catástrofe mundial que ha matado y enfermado a millones de personas, y se exigen respuestas definitivas sobre cómo ocurrió. Es posible que los científicos nunca puedan dar respuestas que satisfagan a todos.

“En ambos lados, hay realmente una falta de información. Por eso tenemos discusiones tan extensas y, en algunos casos, vituperables”, dijo Perlman. “Realmente no hay datos. En realidad sólo hay opiniones”.

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