Tres administraciones consecutivas de EEUU han acudido a México en busca de ayuda con la aplicación de la ley de inmigración en momentos de crisis a lo largo de la frontera sur de EEUU, y cuando la Vicepresidenta Kamala Harris se reúna el próximo viernes de forma virtual con el mandatario mexicano, Andrés Manuel López Obrador, Estados Unidos necesitará nuevamente un favor.
Desde que el presidente Joe Biden asumió el cargo, el número de inmigrantes puestos bajo custodia estadounidense en la frontera se ha disparado a sus niveles más altos en casi 20 años, sobrepasando 172,000 en marzo. Su administración ha abierto más de una docena de refugios de emergencia para cuidar de un número récord de adolescentes y niños que han llegado sin sus padres. Mientras que el manejo de Biden de la afluencia migratoria en la frontera se encuentra en su peor momento en las encuestas, y le ha encargado a Harris - la aparente heredera de su partido- liderar con un esfuerzo internacional para abordar las principales causas de migración y detener el flujo.
México es el centro de ese plan, subrayando lo que se ha convertido en una creciente dependencia de EEUU con México, y al mismo tiempo, llevar a cabo acciones que apliquen la ley, cuando dichas medidas están sujetas a frecuentes desafíos legales en los tribunales de EEUU o son políticamente desagradables para los demócratas.
Por otra parte, la habilidad de México para limitar la migración le ha dado a su gobierno una influencia significante sobre un problema que representa una vulnerabilidad política para Biden. Además, esto pone a la administración de Biden en una posición incómoda por pedirle a México que intensifique sus esfuerzos de aplicación de la ley, después de flexibilizar los controles fronterizos de EEUU al dar marcha atrás a las políticas de la era de Trump, así como los acuerdos hechos con López Obrador.
En marzo, mientras los funcionarios del gobierno de Biden se apresuraban a abordar el aumento, el gobierno mexicano acordó desplegar miles de tropas y policías para detener a los migrantes, mientras declaraban cerrada su frontera sur para viajes no esenciales como una medida de salud pública por primera vez desde que inició la pandemia. Como parte de esas pláticas, Estados Unidos acordó enviar millones de dosis excedentes de la vacuna de AstraZeneca a México, mientras López Obrador busca suministros adicionales.
Juan González, el principal asesor de Biden para América Latina en el Consejo de Seguridad Nacional, dijo que el presidente, no está estrechamente enfocado en la frontera Estados Unidos- México y se está asociando con México para desarrollar un enfoque integral de la migración en la región.
“Necesitamos a México, y México nos necesita” dijo González en una entrevista. “El enfoque del presidente era comprometerse de manera temprana y constructiva, en lugar de amenazar, porque reconoció que los intereses de México estaban alineados con los nuestros en materia de migración”.
“A la fecha, han incrementado su aplicación, desplegando 10,000 (personal de seguridad) a su frontera sur y han expandido su capacidad de asilo”, Agregó González. “Pero la conversación con México es más sobre la aplicación en su frontera sur. Sí, hablamos sobre eso, pero también sobre apoyo a programas humanitarios, abordando las principales causas de migración y promoviendo la inversión económica.
El papel fundamental de EEUU en los planes para una estrategia de gestión de migración más amplia, equivale a una notoria evolución desde la década de 1980, cuando México era el principal exportador de migrantes. Después, se convirtió en un país de paso para los centroamericanos y un destino para quienes buscaban empleo en las fábricas mexicanas.
Recientemente, México comenzó a parecerse a un “estado de interdicción”, que actúa como una zona de amortiguación, donde las actividades de aplicación de la ley son fluidas y están sujetas a negociaciones geopolíticas, no muy diferente al papel que ha tenido Turquía con la Unión Europea, según Cris Ramón, analista de la política de inmigración en Wshington.
“Turquía es un estado de interdicción porque tiene refugiados”, dijo Ramón. “En México, el enfoque de Estados Unidos crea un estado de interdicción al buscar más aplicación de la ley, En ambos casos, estás exteriorizando tus fronteras y haciendo de otra nación tu autoridad fronteriza”.
Ramón agregó: “Hasta cierto punto, no puedes seguir confiando en otro país sin que éste reconozca que es fundamental para su estrategia regional, y ellos intentarán aprovechar eso.
La influencia puede tomar diferentes formas, pero podría ser útil para López Obrador, en un momento en el que el gobierno de Biden impulsa una estrategia regional anticorrupción y presiona a México con otras iniciativas, desde compromisos de cambio climático y energías limpias hasta protección laboral. Aunque López Obrador hizo una campaña anticorrupción, en su partido hay figuras dudosas cuya reputación carece de rectitud a nivel personal.
El nivel de probación de López Obrador se mantiene alto, y su partido está compitiendo por una supermayoría legislativa en las elecciones del próximo mes, que podría reforzar sus ambiciones de transformar a México. Sus críticos condenan lo que ven como tendencias autoritarias y una cosmovisión nacionalista que pone en peligro la estrecha relación entre Estados Unidos y México, así como los lazos económicos cultivados por sus predecesores.
Luis Rubio, presidente del centro de pensamiento y análisis, México Evalúa, dijo que López Obrador tenía la intención de usar esa influencia para evitar que el gobierno de EEUU interfiriera en los asuntos internos de México.
“No dudo que la razón por la que las fuerzas armadas fueron retiradas de nuestra frontera sur haya sido para ganar influencia en la relación”, dijo Rubio, sobre la reducción de tropas en la frontera de México con Guatemala durante el año pasado. “Pero el objetivo fundamental (del gobierno mexicano) es reducir el interés de la administración de Biden en involucrarse en asuntos internos” como las elecciones mexicanas y la corrupción, agregó.
La administración de Biden anunció poco después de asumir el cargo que no usaría una orden de salud pública de la era de Trump para enviar a casa a niños y adolescentes centroamericanos no acompañados, lo que les permitirá presentar reclamos humanitarios bajo la ley de EEUU. En marzo, más de 18,800 menores llegaron sin sus padres, el total más alto hasta la fecha, ahora, la administración de Biden tiene a más de 22,500 adolescentes y niños en refugios.
El número de padres que llegan con niños también se disparó en febrero y marzo, y la mayoría de esas familias fueron liberadas al interior de Estados Unidos, porque México dijo que no podía llevarlas de regreso, de acuerdo con oficiales de EEUU. La administración de Biden le pidió a México aceptar a más de esas familias, quienes, según defensores de los migrantes, son vulnerables al secuestro y extorsión una vez que regresan a las ciudades fronterizas en México.
Funcionarios mexicanos, incluido el secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard, han vivido una frustración con la rápida reversión de las políticas de Trump que ha hecho Biden, de acuerdo con funcionarios mexicanos y estadounidenses actuales y anteriores, ya que México pensaba que las medidas de Biden incentivaron la migración a corto plazo, mientras que las soluciones que propuso eran a largo plazo y podrían tardar en reflejar resultados.
El gobierno mexicano arrestó y deportó tanto a menores como a sus familias con distintos niveles de intensidad, a menudo, describiendo sus acciones como “rescates” para salvar a los centroamericanos de los criminales, aunque en muchos casos, han sido los mismos migrantes quienes contrataron a los traficantes.
De acuerdo con cifras recientes del Instituto Nacional de Migración de México, ha habido un incremento del 49 por ciento en arrestos de inmigrantes de enero a marzo, y un aumento del 72 por ciento en las deportaciones durante ese mismo periodo. Pero la capacidad de ejecución de México es limitada, y en marzo hubo un total de 7,946, menos que el número promedio de migrantes que las autoridades de EEUU detienen en el transcurso de dos días.
Policías fronterizos aseguraron que aumentó la aplicación de la ley en México en el mes de marzo, por modesto que parezca, esto, ha evitado que sea más grande la ola migratoria actual. Mientras tanto, datos preliminares de la Oficina de Aduanas y Protección fronteriza de EEUU indicaron que el número de familias y menores no acompañados que se encuentran en custodia estadounidense disminuyó ligeramente de marzo a abril, periodo en el que las autoridades norteamericanas proyectaban un aumento.
Cuando el presidente Barack Obama enfrentó la primera gran afluencia de menores y familias centroamericanas en 2014, su administración se apoyó en México para tomar medidas enérgicas a lo largo de las líneas ferroviarias de carga que muchos centroamericanos usaban para viajar al norte. México anunció el “Plan Frontera Sur” para fortalecer su frontera sur con Guatemala, donde los migrantes y los bienes ilícitos han fluido libremente durante mucho tiempo a través de cruces informales sin vigilancia.
Por su parte, el presidente Donald Trump también recurrió a México, especialmente en 2019 en medio de una afluencia récord de padres centroamericanos que llegaron con sus hijos. Fue entonces cuando había grupos de 300 o más migrantes que cruzaban hacia Estados Unidos, Trump fulminó y amenazó con hundir la economía de México a través de aumentos en los aranceles.
López Obrador respondió con una ofensiva militarizada sin precedentes a lo largo de las fronteras norte y sur de México, al mismo tiempo, acordó una amplia expansión del programa de Trump “Permanecer en México” que pedía a los solicitantes de asilo en EEUU, esperar afuera del territorio estadounidense mientras sus reclamos se procesaban en los tribunales estadounidenses. México deportó a más de 24,000 en junio de 2019 durante el primer mes del despliegue de tropas, tres veces la cantidad que deportó el mes pasado.
Finalmente, los niveles de migración cayeron drásticamente después de la represión, pero el despliegue militar mexicano disminuyó durante los últimos meses de la presidencia de Trump, coincidiendo con un periodo en el que, los agentes estadounidenses también comenzaron a detener a más adultos mexicanos que cruzaban la frontera a medida que la economía del país se tambaleaba por la pandemia.
López Obrador se postuló para presidente en 2018 como izquierdista, y le dijo a las multitudes que México ya no haría el “trabajo sucio” de los estadounidenses al interceptar a los migrantes que se dirigían al norte. Una vez en el cargo, continuó con un mensaje de bienvenida, pero eso cambió cuando las grandes caravanas de migrantes centroamericanos comenzaron a entrar, y en consecuencia, provocó la ira de Trump.
Mientras tanto, las amenazas de Trump obligaron a López Obrador a dar marcha atrás, pero también tuvieron el efecto de mezclar la aplicación de la ley de inmigración con otros problemas bilaterales más allá del comercio, incluida la corrupción, la protección ambiental y la cooperación antinarcóticos.
Rubio señaló que antes de Trump, las administraciones estadounidenses se habían comprometido a compartimentar temas como la migración, el tráfico de drogas y el comercio, por lo que una disputa en un área no contaminaría toda la relación. Ese arreglo fue puesto en marcha por Trump.
“Trump violó una de las premisas básicas de la relación” que se remonta a la década de 1980, dijo.
“Creo que toda la influencia que construirá será para esto”, señaló Rubio. “No tengo duda de que la usará”.
Christopher Landau, quien fue embajador de Estados Unidos en México en el gobierno de Trump, dijo que mayor atención a la migración en la relación bilateral " puede cortar en ambos sentidos”.
“Fue muy mal visto para México cuando Trump puso sobre la mesa el tema de la migración, pero es algo que los mexicanos pueden usar para obtener más influencia”, dijo en una entrevista.
“México está aplicando sus propias leyes migratorias, pero en la medida en que instamos a México a emprender acciones de cumplimiento, uno esperaría que veamos con más amabilidad cualquier solicitud que México tenga de nosotros”.
En una videoconferencia la semana pasada con el periódico Reforma de México, Landau dijo que López Obrador sabía que el tema de la migración era importante para Trump y que mientras México cooperara, las autoridades estadounidenses ``no le estaban haciendo pasar un mal rato en muchos otros temas ’'.
López Obrador ha dejado en claro que, el tema también es importante para Biden. Cuando Biden y sus principales asesores insistieron en marzo en que la afluencia fronteriza era parte de un patrón estacional normal, López Obrador dijo a los periodistas que los migrantes se han sentido alentados por el tono más acogedor del presidente de Estados Unidos.
“Se crearon expectativas de que con el gobierno del presidente Biden habría un mejor trato a los migrantes”, dijo López Obrador. “Y esto ha provocado que los migrantes centroamericanos, y también de nuestro país, quieran cruzar la frontera pensando que ahora es más fácil hacerlo”.
Sin embargo, hay un problema potencial para López Obrador en conversaciones con Harris: el número creciente de migrantes adultos mexicanos que cruzan la frontera de Estados Unidos, ahora se asemeja a los niveles de principios de la década del 2000.
“El aumento mexicanos que están migrando debido a la falta de oportunidades económicas sugiere que eso no va a terminar pronto”, dijo Duncan Wood, un experto en México del Wilson Center en Washington. Cualquier medida que intente evitar que los mexicanos se dirijan al norte “sería desastrosa” para López Obrador, dijo.
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