La administración de Joe Biden acordó enviar a México 2.5 millones de dosis que no esta utilizando de la vacuna AztraZeneca, mientras que México se está movilizando para ayudar a su vecino del norte a contener un nuevo pico de migración a lo largo de su frontera compartida, según altos funcionarios de ambos países.
El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, y el primer ministro canadiense, Justin Trudeau, le pidieron recientemente a Joe Biden que los ayude a cubrir la escasez de vacunas.
Los funcionarios mexicanos y estadounidenses que describieron el acuerdo dijeron que no se trataba de un acuerdo quid pro quo (una cosa por otra). Estados Unidos dejó en claro que buscó la ayuda de México para manejar una afluencia récord de adolescentes y niños centroamericanos. México, por su parte, se comprometió a recuperar a más familias centroamericanas “expulsadas” -en virtud de una orden de emergencia sanitaria de EEUU- e instó a Biden a compartir el suministro de vacunas, según los funcionarios que hablaron bajo condición de anonimato con The Washington Post.
Un funcionario de la Casa Blanca dijo que estaban “evaluando” como “podían prestar” dosis AZ tanto a Canadá como México, al tiempo que “analizaban la viabilidad” con las empresas.
“Nuestra principal prioridad sigue siendo vacunar a la población estadounidense, pero la realidad es que este virus no conoce fronteras y garantizar que nuestros vecinos puedan contenerlo es fundamental para proteger la salud y la seguridad económica de los estadounidenses, así como para detener la propagación del Covid-19 en todo el mundo“, dijo el funcionario.
Las solicitudes de mayor cooperación fronteriza se ajustan a un patrón cada vez más familiar en el que Estados Unidos recurre al gobierno mexicano en busca de ayuda para hacer cumplir la ley en los momentos de crisis.
En las últimas semanas, México ha organizado y publicitado una serie de operaciones anti-migración, principalmente a lo largo de su frontera sur con Guatemala. La Guardia Nacional (GN) de México allanó los trenes en los que viajaban los adolescentes centroamericanos hacia la frontera de Estados Unidos, y detuvo a migrantes con documentación falsa de las Naciones Unidas.
Ese tipo de operaciones no son nuevas en México, pero han proliferado en las últimas semanas -según funcionarios mexicanos- a medida que ha crecido el número de migrantes centroamericanos que pasan por el país. México ha dicho públicamente que sus acciones de control migratorio se llevan a cabo independientemente de Estados Unidos.
“Parece que lo que vamos a ver en los próximos días es una reactivación de la aplicación migratoria que Trump negoció y presionó en 2019”, dijo Tonatiuh Guillén, ex líder de la agencia de migración de México que renunció en 2019. “Pero parece que este nuevo acuerdo es con el gobierno de Biden, como reacción al aumento de los flujos migratorios“.
El nuevo esfuerzo de aplicación de esta ley consistirá en un despliegue amplio de elementos de la Guardia Nacional y, a diferencia de las redadas de trenes, se dirigirá más hacia los migrantes que viajen con contrabandistas, a menudo en vehículos privados.
Roberto Velasco, portavoz de la Cancillería de México, dijo que los dos países “comparten los objetivos comunes de abordar las causas fundamentales de la migración en el sur de México y el norte de Centroamérica, así como la crisis sanitaria por Covid-19”.
“Por un lado, ambos gobiernos cooperan sobre la base de un sistema migratorio ordenado, seguro y regular”, dijo Velasco en entrevista. “Por el otro, nuestros gobiernos cooperan contra el Covid-19, desde la regulación de nuestras cadenas de suministro hasta la realización de ensayos clínicos de vacunas tanto en México como en Estados Unidos”.
“Sin embargo, estos son dos temas separados, ya que buscamos un sistema migratorio más humano y una cooperación mejorada contra el Covid-19, en beneficio de nuestros dos países y la región en general”.
Biden confirmó el pasado martes que su administración estaba “hablando con varios países” sobre las dosis almacenadas en Estados Unidos del producto AstraZeneca desarrollado por Gran Bretaña, que no ha sido aprobado para su uso en Estados Unidos. También han llegado llamamientos de Europa.
El acuerdo para compartir la vacuna, que aún se está finalizando, no afecta los planes del presidente Biden de tener la inyección disponible para todos los adultos en Estados Unidos para fines de mayo. Es probable que el acuerdo se anuncie públicamente en los próximos días.
Estados Unidos está por delante de prácticamente todos los demás países en total de muertes por Covid-19, y también encabeza la lista de distribución de vacunas. Biden informó la semana pasada que todos los estadounidenses mayores de 18 años serían elegibles para recibir dosis antes del 1 de mayo.
En las últimas semanas, el canciller mexicano Marcelo Ebrard ha trabajado en estrecha colaboración con el secretario de Estado Antony Blinken, así como con Roberta Jacobson, la ex embajadora de Estados Unidos en México a quien Biden nombró como coordinadora de la frontera sur.
“No es un quid pro quo, es una negociación paralela”, dijo un alto diplomático mexicano. “Si no hay una campaña de vacunación masiva en México, es más difícil abrir la frontera a actividades no esenciales. Por lo tanto, las vacunas en México son un beneficio para Estados Unidos”.
De igual manera, agregó el diplomático, “si la migración está bajo control, disminuye la imagen de crisis y facilita la aprobación de reformas migratorias que son claves para ambos países”.
El secretario de Seguridad Nacional, Alejandro Mayorkas, insinuó una posible ayuda de México en un comunicado emitido el pasado martes. “Estamos trabajando con México para aumentar su capacidad de recibir familias ‘expulsadas’”, dijo, sin ahondar en más detalles.
Los funcionarios mexicanos también le dijeron al gobierno de Biden que están dispuestos a alterar o retrasar la implementación de una ley aprobada en noviembre que limita su capacidad para detener a menores de edad.
La ley exige que los niños permanezcan en albergues apropiados para la familia. Las autoridades mexicanas dijeron a las autoridades estadounidenses que esas instalaciones han estado saturadas en el estado norteño de Tamaulipas, frente al sur de Texas, y que algunos padres no pueden regresar con sus niños más pequeños.
Como resultado, la administración de Biden comenzó a liberar a las familias y pronto se corrió la voz de que los padres con niños pequeños que cruzaban el Valle del Río Grande estaban siendo aceptados en los Estados Unidos. La cantidad de migrantes que llegan en grupos familiares está cerca de llegar a 40.000 este mes, lo que representa un aumento de casi diez veces en relación a diciembre, según muestran los últimos datos de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de EEUU.
López Obrador dijo la semana pasada que muchos centroamericanos ven a Biden como el “presidente migrante” que les permitirá cumplir los sueños de llegar a Estados Unidos.
Durante las conversaciones con el equipo de Biden, los funcionarios mexicanos alentaron a los estadounidenses a realizar declaraciones más claras para disuadir a los centroamericanos de intentar el viaje hacia el norte.
Una mayor aplicación de la ley en México reduciría el volumen actual de migración aproximadamente un tercio, según un ex funcionario estadounidense con conocimiento del acuerdo. El acuerdo de México para aceptar más familias es potencialmente significativo, dijo el ex funcionario, porque podría aliviar la presión sobre los agentes estadounidenses, que han tenido problemas a medida que las familias con niños pequeños llegan en grupos de 100 o más, similar al aumento de 2018-2019.
En el pico de esa crisis, cuando un número récord de familias centroamericanas cruzaron la frontera, Trump arremetió contra el gobierno mexicano con amenazas arancelarias, lo que obligó a López Obrador a lanzar una ofensiva militarizada con las fuerzas de la Guardia Nacional.
Funcionarios de ambos países han destacado los objetivos compartidos de López Obrador y Biden para abordar las “causas fundamentales” de la migración impulsando la creación de empleos en Centroamérica. Biden ha anunciado un plan de USD 4,000 millones para trabajar con México en el desarrollo de la región.
El uso de la vacuna AstraZeneca se ha suspendido en varios países europeos después de que, según se informó, varios receptores sufrieron efectos adversos, incluidos coágulos de sangre. No se ha informado de una correlación entre la vacuna y esas condiciones, y la Agencia Europea de Medicamentos (EMA) debe tomar una decisión al respecto esta semana. La FDA está esperando los datos de un gran ensayo de 32.000 personas antes de decidir si lo aprueba para su uso en EEUU.
La administración Trump firmó un contrato por 300 millones de dosis en mayo de 2020. Se estima que se almacenan 7 millones de dosis.
Los gobiernos europeos ya habían pedido con anterioridad a EEUU que proporcionara el exceso de dosis de AstraZeneca. Pero los funcionarios estadounidenses dijeron que México y Canadá, ambos con una frontera estadounidense compartida y problemas con el retraso en la entrega de vacunas, han estado durante mucho tiempo en la parte superior de la lista de prioridades.
Ninguno de los dos países produce su propia vacuna. México ha recibido vacunas de China, India y Rusia. Con las entregas demoradas de Pfizer, López Obrador le pidió a Biden lo que llamó un “préstamo” de vacunas AstraZeneca cuando los dos líderes sostuvieron una reunión virtual el 1 de marzo.
“Esperamos la ayuda, el apoyo y la solidaridad del gobierno de Estados Unidos”, dijo el líder mexicano en una conferencia de prensa. México ha registrado cerca de 200,000 muertes. Ebrard dijo a los periodistas que “solicitaron tantas dosis como fuera posible” en conversaciones con funcionarios estadounidenses.
Blinken ha estado en contacto permanente con Ebrard, quizás más que con cualquier otra contraparte, y los funcionarios dijeron que la administración se ha visto gratamente sorprendida por la receptividad de México, según funcionarios estadounidenses que hablaron bajo condición de anonimato sobre la delicada diplomacia. La administración estaba inquieta por tratar con López Obrador, un líder populista que desarrolló lazos cordiales con Trump.
Pero se dijo que Biden se acercó a él con un espíritu de cooperación y reconocimiento de que los problemas compartidos tendrían que superarse juntos.
“Hay una historia larga y complicada entre nuestras naciones, y no siempre hemos sido vecinos perfectos entre nosotros”, dijo Biden en su reciente reunión virtual con López Obrador.
México y Canadá son los dos socios comerciales más importantes de EEUU. Y las relaciones económicas se han visto gravemente afectadas por los cierres fronterizos relacionados con el coronavirus, además de la situación migratoria.
Desde la reunión virtual que sostuvo Biden a fines del mes pasado con Trudeau, los secretarios del gabinete de Estados Unidos han hablado regularmente con los ministros canadienses, ya que ambas partes se movieron para reparar la tensa relación establecida por Trump. A medida que el Covid-19 se fue extendiendo exponencialmente en los Estados Unidos, Canadá cerró su frontera desde hace un año a todos los viajes y el comercio estadounidenses, excepto los esenciales.
Francois-Phillippe Champagne, ministro de innovación, ciencia e industria de Canadá, dijo que volvió a plantear el tema de las vacunas esta semana en una conversación con la secretaria de Comercio, Gina Raimondo.
La vacunación, dijo Champagne en una entrevista con The Canadian Press, “es la mejor manera de garantizar la salud y la seguridad de las personas y, finalmente, estar en condiciones de reabrir la economía”.
“Creo que lo que ven es un sentido renovado, o un espíritu renovado, de cooperación y colaboración, para proteger la salud y seguridad de las personas en ambos lados, pero también para fomentar el empleo y el crecimiento en las dos naciones”, dijo.
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