Las investigaciones sobre perros aumentaron en las últimas décadas. Las universidades abrieron laboratorios de cognición canina y los científicos han puesto a prueba la inteligencia, comportamiento, biología y habilidades de los perros.
Clive Wyne, un psicólogo y fundador de “Canine Science Collaboratory” de la Universidad Estatal de Arizona, publicó su nuevo libro que encamina a los lectores a través del constante crecimiento de la ciencia perruna. En él, argumenta que lo que hace a los perros destacables no es su inteligencia, pero sí su capacidad de formar relaciones afectivas con otras especies. En resumen, el amor.
Wynne habló recientemente con el Washington Post sobre su libro “Perro es amor: ¿por qué y cómo te ama tu perro”. Esta entrevista ha sido editada por longitud y claridad.
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P: Muchos dueños de perros piensan, “por supuesto que mi perro me ama”. ¿Por qué estudiar esto?
R: Es valioso pensar que eso, que superficialmente parece estar en nuestros perros, que la gente es feliz de llamar amor podría no merecer ese nombre. Es probable que nuestros perros, en cierto sentido, solo fingieran el sentimiento para obtener mejores premios. Y yo trato de entender eso, el secreto del éxito de los perros y qué los hace únicos.
Científicos de la primera década del siglo XXI estuvieron muy preocupados por la idea de que los perros tenían formas especiales, de inteligencia y cognición social, que los hacía únicos en el reino animal. Desde este punto de vista para nosotros, que estamos en los estudios científicos sobre perros, la idea de que es afecto y no inteligencia, el ingrediente secreto que hace a los perros exitosos es una idea bastante radical.
P: ¿Qué es el amor? ¿No necesitamos una definición clara?
R: Evitaré usar la palabra con A en mi explicación científica. Hablamos sobre una sociabilidad excepcional. Hablamos sobre una hipersociabilidad. Cuando hacemos ciencia, tenemos que encontrar términos que puedan ser utilizados, o que puedan ser medibles: podemos estudiar a un perro cuando lo han separado por horas y ver cual elegiría, si su plato de comida o a su dueño. También podemos medir cómo suben los niveles hormonales cuando los perros, como sus dueños se ven a los ojos.
Al final del día, en general, un fenómeno multidimensional como el amor tiene que ser dividido en pequeñas y medibles piezas. Pero creo que si uno hiciera ciencia en pequeñas y medianas piezas, y resistiera el intento de sintetizar todas esas observaciones en una imagen, sería un mal servicio.
Q: Tú y yo tuvimos una conversación en el pasado donde tenía la impresión de que podría estar en el extremo más escéptico del espectro de que los perros nos aman.
R: Soy reacio. Era alguien que se resistía a la idea de lo que aparentemente era afecto irradiado de nuestros perros, realmente podría ser eso. Pero últimamente, la combinación de meter a este perro en mi vida (Xephos, quien se acuesta a mi lado ahora), la abrumadora evidencia de las investigaciones que mis estudiantes y yo hicimos, y los estudios que muchas personas han hecho, están realmente adheridos a una imagen irresistible. Sé que algunas veces Xephos solo quiere cenar, pero estoy muy convencido de que esa no es toda la imagen. Ella realmente siente un vínculo hacia mí, que es tan real como cualquier otra conexión que cualquier persona pueda sentir hacia mí.
P: El antropomorfismo esta desaprobado por la ciencia. ¿Cómo puedes examinar la habilidad de los perros para amar sin entrar en el vertiginoso territorio antropomórfico?
R: Estoy registrado como uno de los científicos de comportamiento animal vehementemente antiantropomórfico. Antropomorfismo significa asignar cualidades humanas a los animales. Y ciertamente el amor es algo que conocemos por medio de la experiencia humana. Pero pienso que especies diferentes pueden tener diferentes formas de amor.
Los perros se enamoran mucho más fácilmente que las personas, y también es más posible que avancen mucho más fácil que ellas. A muchas personas les genera ansiedad la idea de adoptar un perro adulto. ¿No estaría el perro extrañando a su familia humana original? Pero la evidencia que tenemos indica que los perros pueden formar nuevas relaciones amorosas mucho más fácilmente y no observamos que tengan el mismo nivel de trauma por alejarse de las relaciones amorosas preexistentes.
No estoy diciendo que el humano y el perro amen de forma idéntica. Solo digo que hay suficientes similitudes en la forma de cómo generan vínculos emocionales fuertes y como las personas forma vínculos emocionales para lo que es justo usar la palabra amor.
P: ¿Entonces la inteligencia de los perros (las habilidades cognitivas que los hacen excepcionalmente capaces de entendernos) no es un secreto?
R: Pienso que justo esa fue la idea cuando empezamos a estudiar a los perros: Tal vez los perros tienen desarrolladas formas especiales de cognición por haber vivido por 15,000 años con humanos.
El momento crucial llegó cuando recibimos una invitación del Parque Wolf en Indiana. El Parque Wolf ha sido un centro de cría de lobos desde 1975. Cuando fuimos a hacer pruebas en lobos, estuvimos probando al antecesor salvaje del perro, y es una forma crucial de ver que hace a los perros únicos, porque observamos que hay diferencias. Llegamos a tener lobos que fueron testeados con esta simple prueba donde apuntas a un lugar en el suelo y ves si el animal camina hacía donde estas apuntando. Se supone que esto era algo únicamente de los perros, y efectivamente, los lobos eran excelentes en eso. Ese fue totalmente el punto crucial, no podría ser algo inherente de los perros.
En lo subsecuente, nosotros y otras personas hemos hecho pruebas en cabras y delfines, e incluso en murciélagos. Los murciélagos criados por personas pueden seguir los gestos de los humanos, pero los murciélagos criados por otros de su misma especie no lo hacen. Lo que importa es la experiencia temprana de la vida. Eso es lo que determina si un animal será sensible o no a lo que la gente hace.
P: Escribes sobre varios estudios que muestran como los perros se comportan como si nos amaran. ¿Puedes hablarnos de un descubrimiento particularmente convincente que hayas encontrado?
R: El que más me gusta es el nuestro, que usualmente llamamos “experimento de rescate”. Hubo un experimento previo donde científicos tenían dueños voluntarios que pretendían tener un ataque al corazón, y los perros no hacían nada para ayudarlos. Pienso que eso es bastante convincente: esa observación sugiere que los perros realmente no aman a las personas. Sin embargo, después pensé: “Bueno, ¿cómo supone que sabes qué hacer bajo esas circunstancias?”.
Entonces busqué experimentos que ciertamente indican que los perros expresan preocupación cuando un humano está llorando. Después leí este libro sobre mascotas en la Segunda Guerra Mundial que menciona muchas historias de perros tratando de sacar a sus dueños de debajo de los escombros de casa derrumbadas. Y pensé, “tal vez puedo hacer un experimento donde de alguna manera derrumbemos la casa de esas personas y ver si sus perros los desentierran”.
Por último, le pedimos a la gente que se metiera en una caja y después llorara angustiada. Y nosotros vimos si el perro abría la caja por ellos. Si tu lo preparas, como lo describí, alrededor de un tercio de los perros rescataron a sus dueños. Pero la mayoría de ellos se veían muy, muy molestos, y lo que parecía que estaba pasando era que todos los perros estaban perturbados, aunque solo una tercera parte pudo averiguar lo que tenía que hacer.
Hicimos un experimento de seguimiento antes de poner a la persona en la caja: pusimos comida adentro y entrenamos a los perros para que abrieran la caja y pudieran sacar la comida. Al avanzar, cuando pusimos a su dueño en la caja y le pedimos que llorara como si estuviera en peligro, sabíamos que los perros conocían como abrir la caja. Bajo estas condiciones, la gran mayoría de los perros la abrieron. Eso, para mí, es una convincente demostración de que a los perros realmente les importa cuando lo pueden entender. Si ellos pueden averiguar qué hacer, lo hacen.
P: También escribes sobre cómo investigaciones biológicas respaldan la idea de que también los perros pueden amar.
R: Si está ahí tiene que estar en su biología. Su biología tiene que respaldar su comportamiento.
Un grupo de investigadores japoneses analizaron la orina de perros y personas para conocer los niveles de la hormona oxitocina, llamada también la hormona del amor, esta es liberada cuando dos personas enamoradas entran en contacto con la otra. Los perros y las personas tenían que entrar en el laboratorio y mirarse con amor. Obviamente los niveles de oxitocina aumentaron en ambas partes de la relación.
Si le muestras a los perros, en escáneres de resonancias magnéticas, objetos que les recuerden comida o la presencia de sus dueños, puedes ver como sus cerebros se activan. Y los centros de recompensa del cerebro se aceleran más rápida para detectar las señales que dicen: “tu dueño está cerca” que para las señales dice “conseguirás un pedazo de salchicha”. Es una fuerte evidencia dentro del cerebro de que la presencia de un humano amado es gratificante para el perro en sí mismo.
El lado más biológico en el que he estado involucrado ha sido el profundizar el código genético. En la parte del genoma de los perros que mostró evidencia de cambios recientes, la parte equivalente del genoma de un humano es aquella responsable del síndrome conocido como William-Beuren. El síntoma más peculiar es lo que llaman hipersociabilidad. Las personas que tienen este síndrome no tienen noción de lo que es un extraño, tratan a todos como amigos y son extremadamente extrovertidos. Cuando leí esto, pensé: ¡Son muy parecidos a los perros!
Entonces algunas personas se reunieron e hicieron esta simple prueba para que fuera posible identificar la sociabilidad en perros y lobos. Tomamos muestras de ADN de algunos de estos perros y lobos, e identificamos tres genes que señalaron la mutación responsable de las grandes diferencias entre perros y lobos, en cuanto a su sociabilidad. Los perros son mucho más extrovertidos, independientemente de que las correlaciones en estos tres genes hayan mostrado ser responsables del aspecto de la sociabilidad del síndrome de Williams. En lo más profundo del nivel biológico, en el código genético que contiene todo en lo que se convierten los perros, puedes encontrar todo esto.
(Nota: Wynne escribió sobre el alivio que sintió de que los defensores de niños con síndrome de Williams no se ofendieran por el descubrimiento. “Si ellos tuvieran cola, la moverían”, dijo una vez a un reportero.)
Q: Vamos a decir que me encuentro en posesión de un lobo cachorro. Si dejamos las consideraciones éticas y legales a un lado, si lo abrazo, lo alimento y lo entreno ¿Me amará?
R: Puedes formar un vínculo emocional muy fuerte que sea recíproco con el lobo. Que el animal sea manso es un conjunto del ADN correcto y de las primeras experiencias de la vida. Las experiencias tempranas que los perros necesitan para hacerse mansos implican muy poca exposición con los humanos. Mientras tanto, si tu quieres tener un lobo, un león o un tigre mansos, incluso una ardilla mansa, es perfectamente posible, pero toma mucho más trabajo. Porque esa es otra forma en la que los perros cambiaron durante el proceso de domesticación. Se volvieron muy fáciles de amaestrar.
P: Antes de que los humanos no enorgullezcamos de nuestra amabilidad, probablemente deberíamos explicar que los perros no reservan su afecto para los humanos.
R: El caso no es que los perros tengan genes especiales o capacidades particulares para formar relaciones con humanos. Los perros no tienen capacidades especiales de relación con nadie. Con la especie que se encuentren en la etapa temprana de la vida será considerada como potenciales amigos más adelante.
En Australia, están estos pequeños y hermosos pingüinos que viven en islas de alta mar. En un caso particular, la isla no está suficientemente lejos de la costa, y en ciertos momentos, hay marea baja. Los zorros pueden llegar y han atacado repetidamente la colonia de pingüinos. Un granjero cercano que tenía perros cuidando sus corrales de gallinas sugirió que pusieran perros fuera de las islas para cuidar a los pingüinos. Los perros fueron puestos con los pingüinos cuando eran cachorros. Por lo que ahora tienen un caluroso y fuerte vínculo emocional con los pingüinos, los siguen y cuidan alejando a los zorros. Es una hermosa historia de éxito sobre cómo los perros poseen un programa muy abierto para crear relaciones fuertes y amorosas para proteger la vida silvestre en peligro de extinción.
P: La sección final de tu libro es una especie de llamado a la acción. ¿Qué es lo que piensas que le debemos a los perros a cambio de su amor?
R: Los perros renunciaron a sus vidas libres, itinerantes y cazadoras para engancharse a nuestra carreta, y creo que implican deberes con ellos. Sabes que tu perro necesita alimentarse. Muchos reconocen que los perros necesitan ejercicio. Lo que me molesta es que la gente no piensa demasiado en el hecho de que gran parte de lo que hace maravilloso vivir con un perro es su naturaleza social. Llegas a casa y hay alguien listo para estar feliz de verte.
Entonces pienso que lo más cruel que hacemos cotidianamente es dejar a nuestros perros en casa ocho, 10 o 12 horas al día. Si la rutina es que tu perro tenga que quedarse solo más de ocho horas al día, podrías reconsiderar si tienes una vida en la que puede caber un perro cómodamente.
Pero la cosa con los perros es que hacen amigos fácilmente. Puedes tener un vecino o amigo que vaya o pagar un servicio de caminata para perros. Esa parte de todo mi punto hasta aquí. Un lobo domesticado probablemente no está interesado en que un extraño venga a sacarlo a pasear. Pero un perro sí que lo estará.