Asesinaron a puñaladas a una joven de 27 años mientras paseaba a un perro en Washington D.C.

Por Peter Hermann, Keith L. Alexander y Clarence Williams

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(Foto: Facebook)
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Margery Magill estaba con una pitbull mestiza de color amarillo, en el que era su último encargo, en su ronda habitual paseando a perros de residentes de Park View. Ya estaba de regreso al departamento de un edificio ubicado en Irving Street NW cuando fue asesinada el martes por un hombre, que según la policía, era un extraño.

Sin ninguna razón aparente, un hombre apuñaló repetidas veces a la mujer de 27 años sobre las 20:45 horas, y después huyó, dijo el jefe de policía del distrito.

Sus gritos de "¡Oh, no!", y "Ayuda" alarmaron a una pareja que pasaba una noche tranquila en casa. Ellos corrieron fuera y hallaron a la perra, sentada sola, aullando y con la correa suelta. Después, vieron a Magill tumbada boca arriba, desangrándose, y sus lentes de vista estaban sobre la acera.

Christopher Alan Chambers dijo que él intentó revivirla y después, le ayudó un vecino que tenía más conocimiento en reanimación cardiopulmonar. Magill murió poco tiempo después en el Centro Hospitalario MedStar Washington, a menos de medio kilómetro del lugar en el que fue atacada, en el bloque 400 de Irving Street NW.

La policía dijo que arrestaron a Eliyas Aregahegne, 24, más tarde en la noche, dentro de un departamento de Columbia Road NW, y lo acusaron este miércoles de asesinato en primer grado con un arma. Dos agentes de ley dijeron que los investigadores están trabajando para determinar si el sospechoso tiene problemas mentales.

El jefe de Policía de Washington DC, Peter Newsham, dijo que el móvil del delito aún se desconoce, y que los investigadores han descartado que se tratara de un robo o un intento de agresión sexual, y que no hallaron conexión entre la víctima y el sospechoso. Newsham comparó el crimen con otros dos asesinatos que se cobraron las vidas de víctimas que realizaban las actividades más cotidianas en vecindarios que no están acostumbrados a sucesos violentos.

Un portavoz de la policía confirmó que se refería a Wendy Martinez, una corredora que fue brutalmente apuñalada en septiembre mientras pasaba por Logan Circle y a Robert Bolich, un ingeniero de puentes de 62 años que fue asesinado en el trabajo la semana pasada, supuestamente por un hombre que le dijo a la policía que el diablo le había dicho que lo hiciera. El asesino de Martinez ha sido condenado; un hombre acusado del asesinato de Bolich está aún pendiente de juicio.

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Newsham dijo que espera que el rápido arresto del sospechoso del asesinato de Magill ayude a "aliviar algunos miedos que están ahí fuera en la comunidad". Dijo que el distrito, con un aumento de homicidios del 13% este año, es "una ciudad muy, muy segura", y calificó este tipo de crímenes como "muy extraños".

El padre de Magill, Jeffrey Magill, dijo que su hija estaba "en sus propios asuntos y alguien simplemente decidió atacarla". Desde su casa en la ciudad de Yuba, California, al norte de Sacramento, dijo, "No sé cómo llegas a manejar a alguien que está haciendo algo así".

Margery Magill y su hermana -hijas de profesores jubilados- cuidaban cabras y ayudaban en programas agrícolas. Desde los 9 años, ella quería ver el mundo, dijo Jeffrey Magill, y conoció dos docenas de países. Según le decía a su familia y escribía en Internet, viajaba tanto que podía decir con orgullo que no poseía ninguna cama.

"Ella había vivido a sus 27 años más que muchas personas a lo largo de su vida entera"; dijo Jeffrey Magill, que compartió una lista parcial de algunos lugares que su hija visitó: Costa Rica, Tanzania, Nicaragua, Turquía, India y Zanzibar. Ella hacía autostop, tomaba aviones, saltaba en motocicletas, cultivaba con lugareños y vivió con indígenas en África.

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Jeffrey Magill describió a su hija como "una niña considerada" mientras crecía, y señaló que ella desafió a sus maestros desde el jardín de infantes. "Era terca, bastante obstinada", dijo su padre, pero también "una niña modelo" que estudió mucho y tocó la guitarra. No estaban de acuerdo con la política: él apoyaba al presidente Trump, y ella era una liberal que asistió a la primera toma de posesión de Barack Obama y se unió a la Marcha de las Mujeres.

Margery Magill se graduó de la Universidad de California en Davis y participó en un programa que le consiguió un trabajo en el Instituto Jane Goodall. Sus trabajos después de la universidad variaron desde comerciante de granos hasta ayudar a una empresa que produce juegos de preguntas y respuestas.

Ella mantuvo su interés en la educación superior, y recientemente trabajó con un grupo que conecta a estudiantes universitarios con empleos en la agricultura. La compañera de trabajo Brytann Busick la llamó una "líder natural" y "la más amigable del grupo". Busick agregó: "Siguió sus pasiones; ella estaba en muchas cosas. Siempre tenía una sonrisa en su rostro, siempre".

Magill se graduó este año de la Universidad de Westminster en Londres con una maestría en relaciones internacionales. Se mudó al Distrito, trabajando como coordinadora de proyectos en el Centro de Washington, donde ayudaba a colocar a los estudiantes graduados en trabajos y pasantías en todo el mundo.

Ella vivía cerca de la Universidad de Howard y adquirió dinero extra por pasear perros como empleada de una compañía de paseadores de perros llamada Rover, una especie de Uber para dueños de perros. Estaba paseando a un perro para un inquilino de un edificio de apartamentos en la calle Irving.

Sus gritos llamaron la atención de Chambers, un profesor de 57 años de la Universidad de Georgetown y su esposa, Dianne. Chambers no conocía a Magill, pero la reconoció por las veces pasadas en las que había paseado perros, debido a su corto cabello rojo y zapatillas altas.

"Ella siempre fue muy amable", dijo.

Jeffrey Magill dijo que su hija también era "bastante dura y estaba en buena forme", y mientras trataba de comprender su pérdida y el aparente ataque aleatorio, dijo: "Pasara lo que pasara, probablemente luchó bastante bien".

Luego se detuvo y agregó: "Espero que lo haya hecho".

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