El gobierno venezolano ha intensificado los esfuerzos para sofocar la cobertura de noticias sobre el intento de la oposición para derrocar al presidente Nicolás Maduro, arrestando al menos a 10 periodistas la semana pasada, en movimientos que han generado protestas de la Unión Europea y España.
Posteriormente todos fueron liberados o deportados.
Dos periodistas extranjeros que cubrían los acontecimientos para la agencia española de noticias EFE, fueron detenidos en su hotel la noche del miércoles, por elementos de la policía de seguridad interna que portaban rifles. La represión se produce cuando Maduro enfrenta el desafío más fuerte hasta ahora a su control del poder.
El reportero español Gonzalo Domínguez y el productor colombiano Maurén Barriga Vargas fueron llevados al Helicoide, una conocida cárcel donde los presos políticos suelen ser detenidos.
Otro periodista de EFE, el fotógrafo colombiano Leonardo Muñoz, y su chófer venezolano, José Salas, fueron detenidos el miércoles temprano mientras cubrían una pequeña reunión a favor del gobierno.
Después de más de 12 horas bajo custodia, los tres periodistas de EFE fueron liberados el jueves y recibieron permiso para continuar con la cobertura, según el propio sitio web de la agencia de noticias. El sindicato de prensa de Venezuela había informado con anterioridad que el español y los dos colombianos estaban programados para ser deportados.
El gobierno ha intensificado la represión e intimidación de periodistas en los últimos días al ordenar que las redacciones de noticias eviten cubrir mítines y discursos de la oposición, cerrar estaciones de radio, allanar oficinas de canales de televisión y bloquear sitios web.
De los 10 periodistas que fueron arrestados, seis han sido liberados y cuatro han sido deportados. Salas, el conductor del fotógrafo de EFE, Muñoz, también fue liberado el jueves.
Venezuela está atravesando un período tenso mientras el gobierno de Maduro enfrenta el mayor desafío a su mandato desde que llegó al poder en 2013, luego de la muerte de su mentor, el radical de izquierda, Hugo Chávez.
El líder de la oposición, Juan Guaidó, respaldado por el gobierno de Trump y una gran cantidad de gobiernos extranjeros, se declaró presidente interino y prestó juramento la semana pasada. Él está impulsando manifestaciones en contra el gobierno, incluso en los antiguos bastiones a favor del mismo.
Al informar de una redada el jueves, que aumentó aún más las tensiones, Guaidó dijo que miembros de una unidad anti pandillas de la policía nacional, la Fuerza de Acciones Especiales (FAES), acudieron a su casa mientras él estaba fuera y buscaban a su esposa, Fabiana. Dijo que su hija de 20 meses estaba allí en ese momento y que responsabilizaría a Maduro si algo le pasaba.
El senador republicano por el estado de Florida, Marco Rubio, tuiteó que las "tropas de choque" de Maduro llegaron al apartamento cuando la hija estaba en casa con su abuela. "Claramente, esto fue un esfuerzo para intimidarlo y a la oposición", escribió Rubio.
Después de ir al edificio de apartamentos con su esposa para recoger a su hija, Guaidó dijo a los reporteros que los miembros de FAES llegaron en una camioneta blanca y dos motocicletas, y preguntaron por su esposa. "El objetivo es muy evidente", dijo. "Ellos están tratando de intimidarnos. Han asesinado a menores y secuestrado a niños. Como no pudieron intimidar a la gente, no intimidarán a esta familia venezolana".
En un discurso en la Universidad Central de Venezuela antes del incidente, Guaidó presentó un plan para abordar la "emergencia humanitaria" del país y "recuperar la industria petrolera", como una forma de reactivar la economía.
"Este plan no tiene la intención de apretar los cinturones, sino de recuperar, reactivar y buscar nuevas fuentes de ingresos para el país", dijo.
Esta semana, Estados Unidos impuso amplias sanciones a la petrolera estatal Petróleos de Venezuela S.A. (PDVSA), la joya de la corona de la economía venezolana, bloqueando el principal flujo de ingresos del gobierno.
"El gobierno de Maduro tiene un patrón en el que los mecanismos de censura se activan cada vez que hay una crisis política o una amenaza a su gobierno", dijo Carlos Correa, jefe de Espacio Público, una organización no gubernamental que rastrea las violaciones de la libertad de expresión. "La crisis es tan profunda esta vez, y los medios de comunicación están tan deteriorados en el país, que el golpe de su persecución es más intenso que nunca".
Agregó que el encarcelamiento de periodistas extranjeros podría estar dirigido a países que han reconocido a Guaidó como presidente interino.
El ministro de Relaciones Exteriores de Venezuela, Jorge Arreaza, dijo en Twitter que los reporteros extranjeros fueron arrestados porque ingresaron al país sin los visados necesarios para trabajar como periodistas. Pero los expertos dijeron que la explicación no está respaldada por la ley venezolana, o los hechos.
"El argumento que están dando es que no tenían credenciales", dijo Nélida Fernández, jefe de la oficina venezolana de EFE. "Pero cuando llegaron al aeropuerto, la policía de inteligencia se les acercó y los reporteros les dijeron que habían venido a trabajar. Incluso tenían equipo de fotografía con ellos. Y la policía les autorizó a entrar.
El lunes por la noche, dos periodistas chilenos de la estación de TVN y dos venezolanos, fueron capturados cerca del palacio presidencial en el centro de Caracas, y retenidos durante al menos 10 horas. Durante las primeras cinco horas, nadie sabía dónde estaban.
Rodrigo Pérez y Gonzalo Barahona fueron deportados a Chile el miércoles por la noche, y Maiker Yriarte y Ana Rodríguez, ambos reporteros, fueron liberados. Le dijeron al sindicato de periodistas de Venezuela que no fueron maltratados físicamente sino que fueron insultados y que sus documentos fueron incautados.
Dos periodistas franceses, Pierre Caillet y Baptiste de Monstiers, fueron detenidos el lunes por la noche mientras cubrían un pequeño mitin del gobierno. El jueves por la mañana, fueron enviados directamente al aeropuerto de Caracas para tomar un vuelo de regreso a Francia, de acuerdo con el embajador francés Romain Nadal.
Los periodistas venezolanos también han tenido que limitar su cobertura. El conocido presentador de radio, César Miguel Rondón, cuyo programa diario ha estado al aire durante 30 años, se vio obligado a terminarlo.
"La censura nunca había sido tan dura como la que vemos esta semana", dijo Rondón a The Washington Post el miércoles, días después de que se cancelara su programa de radio.
La estación de radio de Rondón recibió una advertencia el jueves pasado de parte de Conatel, la agencia reguladora afín al gobierno, diciendo que la estación se cerraría si Rondón continuaba transmitiendo.
"Después de 30 años con mi programa al aire todos los días, fui silenciado", comentó Rondón.
La noche después de que Guaidó se juramentara como presidente el 23 de enero, Global TV, una estación de televisión en Zulia, un estado en el noroeste de Venezuela, fue allanada y su equipo destruido. Otras dos estaciones también fueron obligadas a cerrar.
"Ahora estamos fuera del aire y no sabemos qué vamos a hacer", dijo Guido Briceño, propietario de Global TV. "No hubo procedimiento legal. Todavía no sabemos qué va a pasar ".
Las redes tradicionales de televisión siguen pautas específicas para evitar ser sancionadas o cerradas, dijeron los periodistas. Guaidó no puede ser entrevistado, descrito como "presidente a cargo" o llamado "presidente de la Asamblea Nacional", dijo un reportero de la cadena de televisión Venevision, que se negó a dar su nombre por temor a perder su trabajo. "Sólo podemos llamarlo Juan Guaidó".
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