Hubo 12 días inolvidables.
Doce días en casa con sus seres queridos. Doce días viendo películas infantiles y charlando alrededor de la mesa. Doce días durante los cuales Madelyn Ellen Linsenmeir se mantuvo sobria después de una relación de un año, de nuevo, con los opiáceos. Doce días que les dieron esperanza.
"Creíamos que, como siempre, ella superaría su enfermedad y se ganaría la vida que sabíamos que merecía", escribió un miembro de la familia. "Creíamos esto hasta el momento de su último aliento. Pero su adicción la acosó y la secuestró una vez más. Aunque hubiéramos pagado cualquier rescate para recuperarla, cualquier precio en el mundo, esta enfermedad no la iba a dejar ir hasta que se muriera".
Los detalles provienen de un desgarrador obituario que, al parecer, uno de los parientes de Linsenmeir escribió hace unos días sobre la devastadora muerte por adicción de la joven de 30 años. Dijo que Linsenmeir, de Burlington (Vermont), murió el 7 de octubre mientras estaba en casa con su familia, pero es la forma cruda y emocional en que el obituario retrató las circunstancias que llevaron a su muerte lo que ha resonado en los demás.
"Madelyn sufrió de adicción a las drogas, y durante años temimos que su adicción acabara con su vida", rezaba el obituario. "Estamos agradecidos de que cuando murió ella estaba a salvo y estaba con su familia".
De acuerdo con el obituario de Linsenmeir, los miembros de la familia querían compartir su historia para aquellos que están luchando contra la adicción a las drogas sepan que "cada aliento es un nuevo comienzo" e instar a los que "lean esto con juicio" a que entiendan que "no es una opción o una debilidad".
El relato mostraba a una joven que alguna vez disfrutó nadando, esquiando y practicando snowboard. Dijo que tenía "una voz de canto tan hermosa capaz de detener a la gente en la calle", que la llevó a recorrer todo el mundo, y con 16 años, ella y sus padres se mudaron de Vermont a Florida para que pudiera asistir a una escuela de artes escénicas.
Fue allí, sin embargo, donde su vida comenzó a desmoronarse.
El obituario dijo que Linsenmeir probó OxyContin en una fiesta de la escuela secundaria, iniciando "una relación con los opiáceos que dominaría el resto de su vida".
"Es imposible reflejar a una persona en un obituario, y especialmente a alguien cuya vida adulta fue definida en gran medida por la adicción a las drogas", comentaba. "Para algunos, Maddie era solo una drogadicta: cuando vieron su adicción, dejaron de verla. Y qué pérdida para ellos. Porque Maddie era hilarante, cálida, audaz y resistente. Ella podía y quería hablar con cualquier persona, y cuando estabas en su compañía querías quedarte".
"En un sistema que parece haberse endurecido contra los adictos y les está fallando todos los días, se hizo amiga de los policías, los trabajadores sociales, los defensores públicos y los médicos, quienes la defendieron y creyeron en ella hasta el final. Fue adorada como una hija, hermana, sobrina, prima, amiga y madre, y ser amada por Madelyn fue un regalo constantemente sorprendente".
Tras la publicación del obituario de Linsenmeir, que tuvo una gran repercusión en los medios, el jefe de la policía de Burlington, Brandon del Pozo, dijo que tenía "un problema" con el texto. "¿Por qué hizo falta un pariente afligido con un buen sentido literario para que la gente prestara atención por un momento y derramara una lágrima cuando casi un cuarto de millón de personas ya han muerto de la misma manera que Maddie?".
Del Pozo comentó que muchos otros como Linsenmeir han muerto como resultado de las adicciones a los opiáceos.
"Maddie se ha ido. No puede sentir tu pena. Pero otros son los siguientes. Algunos no son hermosos. Otros no se parecen en nada a ti. Algunos son como el gemelo de Maddie, y también tienen hijos pequeños. Todos son seres humanos y necesitan nuestra ayuda. Ve. Ve a trabajar. Todavía necesitamos los sentimientos que su obituario inspiró en nosotros. Deberíamos haberlos sentido hace años".
Los opiáceos, incluyendo el fentanilo, la heroína y otros analgésicos, son las principales fuentes de muertes por sobredosis en Estados Unidos, según datos del Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC). El número de muertes por opiáceos ha seguido aumentando, con más de 42.000 informadas en todo el país en 2016.
En Vermont, las muertes relacionadas con opiáceos aumentaron un 5% de 2016 a 2017. Específicamente, el fentanilo, un opiáceo sintético que es de 50 a 100 veces más potente que la morfina, representó 67 muertes en el estado, comparado con 49 el año anterior, según Datos del Departamento de Salud de Vermont.
De acuerdo con el obituario de Linsenmeir, la joven comenzó a cambiar su vida cuando su hijo nació en 2014 porque quería ser una buena madre.
"Maddie se esforzó por mantenerse sobria más, y más implacablemente, que lo que hayamos visto intentar a alguien", decía. Pero, en un momento dado, Linsenmeir recayó y perdió la custodia, una pérdida "insoportable" para la joven madre.
"Durante los últimos dos años, especialmente, su enfermedad la llevó a lugares de increíble oscuridad, y esta oscuridad se agravó, ya que cada cosa indescriptible que le sucedía y cada cosa horrible que hacía en nombre de su enfermedad aumentaba exponencialmente su dolor y vergüenza", decía.