Si quieres salvar el planeta, deja tu hamburguesa a un lado. O mejor dicho, termínatela, saborea cada bocado y prepárate mentalmente para no comer otra igual hasta, al menos, la próxima semana.
La cría de animales para la alimentación es un importante contribuyente al cambio climático, responsable de aproximadamente el 14,5% de todas las emisiones globales. Tras el informe de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) sobre las terribles perspectivas para el futuro del planeta, la Alianza por el Clima, Tierra, Ambición y Derechos (CLARA) presentó su propio "plan radical" para evitar que las temperaturas globales suban más de 1,5 grados centígrados. El texto rechazó muchas de las soluciones de mitigación impulsadas por la ONU, como la tecnología de captura de carbono y la geoingeniería, para favorecer un enfoque simple.
La conclusión: comer menos carne. Mucha, mucha menos carne.
Al limitar el consumo individual de carne a aproximadamente dos porciones de 140 gramos por semana, el grupo argumenta que se pueden producir grandes cambios. CLARA previó un cambio a "escala verdaderamente masiva" que alteraría fundamentalmente la forma en que se producen los alimentos en Estados Unidos y el resto del mundo. El sacrificio personal ayudaría a enfrentar la pérdida de la biodiversidad, las violaciones de los derechos indígenas y la inseguridad alimentaria, sostuvo el grupo.
Los autores pidieron un alejamiento del monocultivo del sistema alimentario moderno para dar paso a la reforestación y la agricultura con más mano de obra y menos insumos, las cadenas de suministro más cortas y menos residuos. Según el informe, en lugar de cultivar alimentos para el ganado habría que pastorearlo en un sistema de rotación con el potencial de hacer que la tierra sea más productivos y pueda absorber carbono. El ganado se debe alimentar con "restos ecológicos", como desechos de comida o rastrojos de cultivos, en lugar de cultivar algo específicamente para ello.
Los humanos no solo necesitan comer menos carne y productos lácteos. En general, necesitan comer menos. "Las dietas innecesariamente altas en calorías también contribuyen de manera importante a las emisiones de gases del efecto invernadero", señaló el informe.
Los planes de mitigación que se centran más en el cambio de estilo de vida que la bioenergía "no violan las leyes de la física", dijo Zeke Hausfather, analista estadounidense de Carbon Brief. "Pero convencer a la gran mayoría de la población mundial para que cambie su comportamiento sin una intervención gubernamental bastante dura parece difícil".
Las soluciones naturales al cambio climático, como la reforestación, son "la forma más eficiente, económica y efectiva de eliminar el dióxido de carbono de la atmósfera", apuntó William H. Schlesinger, decano emérito de la Nicholas School of the Environment de la Universidad de Duke.
Si bien el informe prevé un sistema alimentario global totalmente transformados, no presenta propuestas para ponerlo en práctica. "Necesitará mucha voluntad política", dijo la autora Doreen Stabinsky, profesora de política ambiental global en el College of The Atlantic. "Pero nos vemos obligados a hacerlo políticamente posible".