Stephen Hawking, el físico cuya parálisis corporal lo convirtió en un símbolo del gran poder de la mente humana, temía a una raza de "superhumanos" capaces de manipular su propia evolución.
Antes de morir en marzo, el profesor de la Universidad de Cambridge predijo que las personas de este siglo obtendrían la capacidad de editar rasgos humanos como la inteligencia y la agresión. Y le preocupaba que la capacidad de ingeniería genética se concentrara en manos de los ricos.
Hawking reflexionó sobre este futuro en un conjunto de ensayos y artículos que se publicaron póstumamente con el título de Respuestas breves a las grandes preguntas, una versión posterior a la de 1988, Una breve historia del tiempo: desde el Big Bang hasta los agujeros negros, del que se han vendido más de 10 millones de copias.
Un extracto publicado por el Sunday Times arroja luz sobre las reflexiones finales del físico y autor más vendido que padeció una enfermedad neuronal motora degenerativa similar a la esclerosis lateral amiotrófica, también conocida como "enfermedad de Lou Gehrig".
La humanidad, escribió, estaba entrando en "una nueva fase de lo que podría llamarse evolución autodiseñada, en la que podemos cambiar y mejorar nuestro ADN. Ahora hemos mapeado el ADN, lo que significa que hemos leído 'el libro de la vida para que podamos empezar a escribir las correcciones'".
Según él, inicialmente estas modificaciones estarían reservadas para la reparación de ciertos defectos, como la distrofia muscular, que están controlados por genes únicos y, por lo tanto, hacen correcciones relativamente simples.
"Sin embargo, estoy seguro de que durante este siglo, la gente descubrirá cómo modificar tanto la inteligencia como algunos instintos como la agresión", apuntó él.
En ese sentido, expresó que se intentaría aprobar leyes que restringieran la ingeniería genética de los rasgos humanos. "Pero algunas personas no podrán resistir la tentación de mejorar las características humanas, como el tamaño de la memoria, la resistencia a la enfermedad y la duración de la vida", anticipó.
En última instancia, imaginó una "raza de seres con un diseño propio que se mejorarían a sí mismos a un ritmo cada vez mayor". "Si la raza humana logra rediseñarse, probablemente se extenderá y colonizará otros planetas y estrellas".
En el material extraído, Hawking no explicó las disparidades entre los "superhumanos" y los "no mejorados", pero un artículo que acompaña al extracto del Sunday Times sugiere que el temor de Hawking era específicamente que "las personas adineradas pronto podrían elegir editar su propio ADN y el de sus hijos". El artículo, escrito por el editor de ciencia del periódico, presenta un paralelismo con el movimiento eugenésico del siglo XX, basado de manera similar en la idea de que la mejora humana podría surgir de la manipulación genética.
Algunos investigadores y especialistas en ética ya temen que la edición del ADN pueda estar eclipsando los estándares existentes. La aprehensión rodea principalmente a CRISPR, "repeticiones palindrómicas agrupadas regularmente interpuestas", que ha evolucionado desde un componente de defensa bacteriana a un medio para alterar secuencias de ADN específicas con una mirada hacia el realce.
La tecnología de edición de genes ya ha sido una fuente de disputas de patentes importantes. Hay esperanzas de que la herramienta se pueda utilizar para la detección de enfermedades a bajo costo. Mientras tanto, las aplicaciones en la industria alimentaria han alarmado a grupos de consumidores y medioambientales.
Aunque Hawking se veía a sí mismo como un "optimista", tal y como admitió en Respuestas breves a las grandes preguntas, el libro es una advertencia de una ambición tecnológica descontrolada. Estaba particularmente preocupado de que la promesa de la inteligencia artificial, la posibilidad de erradicar la enfermedad y la pobreza, cegaría a sus desarrolladores sobre los costos a largo plazo. En otras palabras, que los humanos podrían perder el control de su crecimiento.
"Uno puede imaginar que esa tecnología supera a los mercados financieros, manipula a los líderes humanos y nos somete a armas que ni siquiera podemos entender", escribió. "Mientras que el impacto a corto plazo de la inteligencia artificial es sobre quién la controla, el impacto a largo plazo depende de si se puede controlar o no".
"La inteligencia artificial que puede mejorarse a sí misma sin ayuda humana puede acumular inteligencia que supera la nuestra por más que estemos por encima de la de los caracoles", advirtió Hawking.
El científico, cuya exploración de la gravedad y los agujeros negros marcó una transformación en la física moderna, ofreció respuestas a varios otros misterios. Entre ellos se encuentran la viabilidad a largo plazo de la vida en la Tierra ("Considero que es casi inevitable que una confrontación nuclear o una catástrofe ambiental paralice la Tierra en algún momento en los próximos 1.000 años"); la existencia de Dios ("Si lo desea, puede llamar a las leyes de la ciencia de 'Dios', pero no sería un Dios personal al que le formularía preguntas"); y la mayor amenaza para el futuro del planeta ("colisión de asteroides").