Por lo general, la boda de un miembro de un rango menor de la familia real británica no atraería mucha atención mundial. Pero el enlace de Lord Ivar Mountbatten sí que la tiene.
Eso se debe a que este hombre, un primo de la reina Isabel II, se casará próximamente con James Coyle en lo que se ha anunciado como el "primer matrimonio" del mismo sexo en la familia real británica.
Quizás lo que lo hace aún más inusual es que la ex esposa de Mountbatten, Penny Mountbatten, será la que lo acompañe en la ceremonia.
¿Quién dice que la familia real no es una familia moderna?
Aunque se espera que el enlace de Mountbatten y Coyle sea algo pequeño y sencillo, tiene una importancia mucho mayor.
"Se ve a la familia real ampliada dando un sello de aprobación, en cierto sentido, al matrimonio entre personas del mismo sexo", apuntó Carolyn Harris, historiadora y autora de Raising Royalty: 1000 years of Royal Parenting. "Este matrimonio da esta percepción más amplia de que la familia real alienta a todos a ser aceptados".
Los historiadores, sin embargo, no creen que esta sea la primera relación entre personas del mismo sexo en la monarquía británica. Y la verdad es que no pudieron llevar a cabo sus relaciones abiertamente o sin causar un drama político intenso dentro de la corte real.
Edward II, que gobernó desde 1307 hasta 1327, es uno de los reyes menos recordados de Inglaterra. Su reinado se basó en continuas disputas con sus barones, una invasión fallida de Escocia en 1314, una hambruna, más enemistad con sus barones, y una invasión de un rival político que lo llevó a ser reemplazado por su hijo, Edward III. Y muchos de los aspectos más controvertidos de su gobierno – y la furia de sus barones- surgieron de sus relaciones con dos hombres: Piers Gaveston y, más tarde, Hugh Despenser.
Gaveston y Edward se conocieron cuando el rey tenía unos 16 años y Gaveston se unió a la casa real. "Es muy obvio por el comportamiento de Edward que estaba bastante obsesionado con Gaveston", apuntó Kathryn Warner, autora de Edward II: The Unconventional King. Un día, el rey Edward II hizo al relativamente humilde Gaveston conde de Cornualles, un título usualmente reservado para los miembros de la familia real, "simplemente poniéndole un montón de tierras, títulos y dinero", señaló Warner. Se peleó con sus barones por Gaveston, a quien creían que recibía demasiada atención y favor.
Gaveston fue exiliado en numerosas ocasiones a causa de su relación con Edward II, aunque el rey siempre conspiró para traerlo de vuelta. Finalmente, Gaveston fue asesinado. Después de su muerte, Edward "constantemente rezó por el alma de Gaveston y gastó mucho dinero en su tumba", de acuerdo al relato de Warner.
Varios años después de la muerte de ese hombre, Edward tuvo otra relación cercana con otro "ayudante favorito", Hugh Despenser. ¿Qué tan cercana era esa relación? Walker hizo referencia al analista de la Abadía de Newenham en Devon en 1326, que llamó a Edward y Despenser "el rey y su esposo", mientras que otro cronista señaló que Despenser "embrujó el corazón de Edward".
La especulación de que las relaciones de Edward II con estos hombres iban más allá de la amistad se vio impulsada por la obra de Christopher Marlowe, Edward II, del siglo XVI, que a menudo se destaca por su interpretación homoerótica de Edward II y Gaveston.
James VI y I, que reinó en Escocia y luego en Inglaterra e Irlanda hasta su muerte en 1625, tuvo una atención similar por sus favoritos masculinos, un término usado para los compañeros y asesores que tenían preferencia especial por los monarcas. Aunque James se casó con Ana de Dinamarca y tuvo hijos con ella, durante mucho tiempo se ha creído que James tenía relaciones románticas con tres hombres: Esmé Stewart, Robert Carr y George Villiers, duque de Buckingham.
James tenía solo 13 años cuando conoció a Stewart, de 37 años, y su relación fue motivo de preocupación.
"El Rey está completamente persuadido y dirigido por él… y él está tan enamorado que se ve a simple vista, a menudo lo abraza por el cuello y lo besa", escribió un informante real acerca de su relación. James ascendió a Stewart y lo llegó a nombrar Duque de Lennox. James, finalmente, se vio obligado a desterrarlo, lo que provocó una gran angustia en Stewart. "Deseo morir antes que vivir, temiendo que esa haya sido la ocasión en la que ya no me amas", escribió Stewart a James.
Pero el favorito más famoso de James fue Villiers. James se reunió con él a finales de los 40 y varios años más tarde lo ascendió a Duque de Buckingham, un ascenso sorprendente para alguien de su rango. Bergeron registró las letras profundamente afectivas entre los dos. En una carta de 1623, James se refiere sin rodeos al "matrimonio" y llama a Buckingham como su "esposa".
"No puedo contentarme sin enviarte este regalo, rezando a Dios para que tenga una reunión feliz y cómoda contigo y para que podamos hacer en esta Navidad un nuevo matrimonio que, de ahora en adelante, se mantendrá… Deseo vivir solo por ti, y prefiero vivir desterrado en cualquier parte de la Tierra que vivir la triste vida de una viuda sin ti. Y que Dios te bendiga, mi dulce hija y esposa, y que puedas ser un consuelo a tu querido padre y esposo".
Un retrato perdido de Buckingham por el artista flamenco Peter Paul Rubens fue descubierto recientemente en Escocia, representando a un hombre llamativo y elegante. Y durante un proceso de restauración en 2008 de Apethorpe Hall, donde James y Villiers se conocieron y luego pasaron tiempo juntos, se descubrió un pasillo secreto que unía sus habitaciones.
Una reina que ha atraído la especulación sobre su sexualidad es la reina Ana, que gobernó desde 1702 hasta 1714. Sus numerosos embarazos, la mayoría de los cuales terminaron en aborto espontáneo o con bebés muertos, indicaban una relación sana con su marido, George de Dinamarca.
Y, sin embargo, "tuvo unas amistades muy intensas y cercanas con las mujeres de su hogar", según explicaba Harris.
Lo más notable es su relación con Sarah Churchill, la duquesa de Marlborough, que ejerció una enorme influencia en Ana como dueña de las túnicas y encargada del bolso privado. Ella era una figura influyente en la política del partido Whig, famosa por proporcionar a Ana consejos contundentes y por poseer un dominio tan hábil de la política como sus poderosos contemporáneos masculinos.
Quizás la intensa amistad de Churchill y la reina Ana se convirtió en algo más que nosotros nunca sabremos. "El lesbianismo, por su naturaleza imposible de verificar, es un tema terrible para la investigación histórica e, inversamente, el mejor tema para la calumnia política", escribía Ophelia Field en su libro Sarah Churchill: Duquesa de Marlboroguh: la favorita de la Reina.
Pero Field también señala que cuando se examinan las cartas entre las mujeres, es importante entender que su amistad era "algo que abarca lo que hoy clasificaríamos como sentimiento romántico o erótico".
Field escribe en La favorita de la Reina:
"Sin Sarah junto a ella cuando se mudó con las migraciones estacionales de la corte, Ana se quejó de la soledad y el aburrimiento: 'Debo decirte que no soy como me dejaste… anhelo estar contigo de nuevo y es imposible para ti siempre creer lo mucho que te amo, excepto que has visto mi corazón'. La mayoría de los comentaristas han sugerido que la hipérbole de las cartas de Ana y su amiga era meramente estilística. De hecho, la impresión abrumadora no es de exageración sino que Ana reprimía lo que realmente quería decir".
Su relación se deterioró, en parte, debido a la creciente cercanía de Ana con otra mujer, la prima de Churchill, Abigail Masham. Churchill se enfureció tanto que comenzó a insinuar que la relación de Ana con Masham era siniestra.
El drama que rodea a las tres mujeres se desarrollará en la próxima película The Favourite protagonizada por Rachel Weisz, Emma Stone y Olivia Colman.
Aunque hay mucha evidencia de que estos miembros de la familia real tenían relaciones homosexuales con sus favoritos u otras personas, Harris advirtió que los celos o la frustración con los favoritos dentro de la corte, a menudo, daban lugar a rumores sobre las relaciones. "Si un favorito real, sin importar el grado de relación personal, estaba trastornando la jerarquía social o política de alguna manera, entonces ese favorito real se consideraba un problema, independientemente de lo que estaba sucediendo de puertas para adentro".
Harris también se dio cuenta de que era difícil tomar las definiciones de orientación sexual del siglo XXI y aplicarlas a monarcas antiguos. "Cuando vemos figuras históricas, puede ser que tuvieran relaciones homosexuales, pero es posible que no hablaran de su orientación", dijo. "Las figuras históricas, a menudo, tenían diferentes formas de verse a sí mismas en comparación con las personas de hoy en día".
Pero reconoció que reexaminar las vidas y los amores de estos monarcas crea un vínculo poderoso y humanizador entre nuestra sociedad contemporánea y las figuras del pasado. Muestra "que ha habido personas que trataron algunas de las mismas preocupaciones y los mismos problemas que aparecen en la actualidad", apostilló.