Los agricultores británicos no saben quién recogerá la fruta una vez iniciado el Brexit

Por William Booth y Karla Adam

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Vista de uno de los
Vista de uno de los campos de la granja de Snell. Los granjeros británicos están preocupados por quién va a realizar los trabajos de cultivo de bayas después del Brexit (The Washington Post / Alice Zoo)

Harewood End (Inglaterra) – Después de una docena de inútiles llamadas a grandes granjas, cabilderos agrícolas y contratistas, finalmente lo encontramos.

El más raro de todos: el campesino británico que cultiva bayas.

Así es Max Hughes, un estudiante universitario e historiador de 20 años de edad, que está pasando su verano cosechando grosellas negras en la granja familiar de Snell en Herefordshire. Está montado durante todo el día en la parte trasera de tractor, junto a un inmigrante checo y un par de rumanos bronceados por el sol, que saben muy poco de inglés.

Hace un gesto hacia la cosechadora robótica que tiene a su lado. El sistema mecánico de metal sacude los arbustos de grosella, recoge las bayas a través de la cinta transportadora y las lleva hasta la mesa de selección, donde Hughes y sus compañeros desechan las hojas, las ramitas, las babosas…, o sea, lo que no quieres ver en un paquete de frutas congeladas.

Gran Bretaña hoy depende por completo de los trabajadores extranjeros para recoger sus frutas y verduras. Según el National Farmers Union, un grupo de presión de la industria, de los 60.000 trabajadores estacionales en los campos el año pasado, apenas el uno por ciento era británico. La gran mayoría proviene de la Europa del Este, particularmente de Bulgaria y Rumania.

Mientras Gran Bretaña siga siendo parte de la Unión Europea, y sus puertas estén abiertas "a la libre circulación" de los ciudadanos de los países miembros, incluyendo a los trabajadores agrícolas de temporada que vienen durante cuatro o cinco meses, los empleados temporalres recibirán un pago en libras esterlinas y regresarán a casa para el invierno.

Los empleados de Snell durante
Los empleados de Snell durante el almuerzo. Suelen empezar a trabajar a las 5 de la mañana y están en el campo hasta última hora de la tarde (The Washington Post / Alice Zoo)

Pero a medida que el Reino Unido se prepara para abandonar la Unión Europea, con el consiguiente cierre de la era de la libre circulación, los agricultores comienzan a sentir pánico: ¿quién recogerá los cultivos la próxima primavera?

La escasez de mano de obra impulsada por los cambios económicos han dejado que los productos se pudran en los campos de fresas y que de eso se encargue la alta tecnología, capaz de producir fruta de primer nivel. Jacqui Green, directora ejecutiva de la cooperativa de cultivadores Berry Gardens, señala que hay un déficit del 30 al 40 por ciento de trabajadores este año.

"Es bastante triste", comenta Green. "Y probablemente empeore antes de que pueda mejorar potencialmente después del Brexit", añade al respecto.

Durante la campaña del Brexit 2016, la ansiedad por la migración masiva fue lo más importante, alimentada en parte por las afirmaciones de que, por ejemplo, millones de musulmanes llegarían cuando Turquía se uniese a la Unión Europea (Turquía no forma parte de la Unión y no tiene perspectivas de hacerlo en un futuro próximo).

Con la salida de Gran Bretaña del bloque europeísta, la Primera Ministra Theresa May promete que el país recuperará el "control de nuestras fronteras" y reducirá drásticamente la inmigración.

Sin embargo, los críticos del Brexit argumentan que Gran Bretaña necesita desesperadamente trabajadores extranjeros, no solo "los mejores y más brillantes" en finanzas, tecnología y medicina, sino también aquellos que limpian habitaciones de hotel en Brighton, cocinan en Londres y cosechan tomates en Norfolk.

El estudiante británico Max Hughes
El estudiante británico Max Hughes aprovecha el verano para trabajar en la granja Snell en Herefordshire (The Washington Post / Alice Zoo)

Si hay menos trabajadores que vienen de Europa, esos trabajos deberán ser ocupados por británicos, que no parecen muy entusiasmados con esa opción, o ser contratados desde Bielorrusia, Nepal o Filipinas.

Gran Bretaña tenía un esquema de trabajo agrícola extranjero similar en el pasado, pero fue descartado, y ahora hay crecientes pedidos para reiniciarlo.

Stephanie Maurel, directora ejecutiva de Concordia, una empresa de reclutamiento que proporciona trabajadores a cerca de 200 granjas en el país, dijo que prácticamente no habían aplicado británicos.

"Hemos tenido dos aplicaciones de 10.000", comentó. "Estadísticamente, eso es bastante condenatorio", analizó.

Al preguntarle por qué los británicos no están interesados por ese tipo de trabajos, ella dio algunas razones: horas tempranas, días largos, peaje físico, estacionalidad, falta de transporte asequible, "y simplemente, las granjas no están en lugares con altos niveles de desempleo".

Y, a menos que seas un local, vives en un trailer. A menudo es un buen trailer, con WiFi, pero aún así estás viviendo en un trailer.

Maurel subrayó que algunos británicos están en trabajos agrícolas menos exigentes, como los que se encargan a la gerencia de logística o el personal de oficina, pero incluso los empleos de mayor paga en el interior son, en su mayoría, ocupados por europeos del este en estos días.

Crew leader Gabriela Yuganaru de
Crew leader Gabriela Yuganaru de Rumanía. (The Washington Post / Alice Zoo)

Aseguró que los pocos trabajadores británicos que prueban la cosecha de frutas y verduras "literalmente no duran una semana".

Hughes y otros tres estudiantes universitarios son los únicos británicos que están cosechando bayas en la granja familiar de Snell este verano, de una fuerza de trabajo formada por 300 personas.

"Eso es bastante, ¿no?", señaló Christine Snell, propietaria la galardonada granja que regenta junto a su esposo, Anthony. "Queremos transmitir el mensaje: si pudiéramos reclutar trabajadores británicos lo haríamos, pero no podemos".

Snell condujo a un reportero de The Washington Post a ver a estos exóticos trabajadores de las bayas británicas. Estaban llenos de polvo, pero lucían como concursantes sanos de un reality-show de televisión.

Para Hughes, el largo día de trabajo comienza a las 5 de la mañana y termina a última hora de la tarde. Relata que con las horas extras y las bonificaciones, podría ganar casi USD 4.000 por seis semanas de trabajo de seis días. La peor parte, comenta, es lo aburrido y repetitivo que es el trabajo. Se desconecta escuchando música en sus auriculares. "No es un mal trabajo de verano", remarca.

Pero él y sus compañeros creen que entienden por qué tan pocos británicos quieren trabajos agrícolas.

"Muchos jóvenes nunca harían este tipo de trabajo", apuntó Lewis Hiscox, de 24 años, recién graduado de la Universidad Harper Adams, que también estaba trabajando en la cosechadora de grosellas negras. "Prefieren probar en Londres por más dinero y más diversión. Además, está lo snob. El trabajo agrícola está asociado con los europeos del este", que significa "trabajo para gente pobre".

Muchos observadores han sugerido que los británicos de hoy en día son "demasiado perezosos" para hacer el trabajo agrícola de sus antepasados. Hiscox indicó que físicamente, "el trabajador británico definitivamente podría hacer este trabajo". Confesó que el trabajo proporciona una "vida al aire libre" y un salario decente para una persona joven.

Elliot Packham, de 22 años, que acaba de graduarse en la Universidad de Cardiff, se preguntaba: "Si la paga fuera mejor, ¿podrían aplicar más?". Pero las fresas costarían más.

"Entonces está la economía", apostilló.

Algunos expertos británicos han sugerido que tal vez los criminales recientemente liberados podrían ser empleados en las granjas, de la misma manera que los prisioneros de guerra alemanes fueron utilizados durante la Segunda Guerra Mundial.

Otros se han preguntado si los británicos halagüeños y generosos que viven de los beneficios de la asistencia social podrían doblar sus espaldas para cosechar fresas.

Gabriela Yuganaru, de 50 años y que ejerce de líder del grupo rumano en la granja de Snell, ha estado trabajando en el campo durante 10 años. "Si fuera tan difícil, ¿por qué iba a volver? Tu espalda está dolorida, pero un recolector rápido puede ganar unos USD 130 al día".

En ese sentido agregó: "Tal vez el gobierno le da a la gente demasiado dinero para no trabajar. No lo sé". Pero señaló que en su casa, los gobiernos no son tan generosos. "Es mejor trabajar", defendió.

Helen Whately, una política del partido conservador que preside el grupo parlamentario multipartidista para los agricultores de fresas y verduras, indicó que los productores se enfrentarían a una escasez de mano de obra sin el Brexit, pero el voto de abandonar la UE "podría haber hecho que el problema se agudice". Ya ha contribuido a un debilitamiento de la libra, disminuyendo así los incentivos financieros para los trabajadores extranjeros, al mismo tiempo que las economías están mejorando en los países de origen como Rumania.

Whately está haciendo campaña para un plan de trabajadores agrícolas estacionales que podría incluir países de fuera de la UE y permitiría que los recolectores vengan y trabajen por un período definido y limitado de tiempo.

¿Aparte de eso? ¿Robots? Las bayas, según Snell, son muy difíciles de recolectar mecánicamente.

Adrian Cristea, el gerente de empaque y logística de la granja Snell, que es originario de Rumania, sostiene que, después del Brexit, los productores británicos tendrán una amplia gama de mano de obra.

"Tendrán que ir más al este y más al sur", dijo en referencia a África y Asia para poder encontrar trabajadores. Lo que significa que Gran Bretaña puede ver el mismo número de trabajadores agrícolas extranjeros, pero menos búlgaros y más de Eritrea y Moldavia. Incluso de Turquía.

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