La familia Varchetti pidió una pizza de pepperoni de Hungry Howie's para la cena.
Cuando el repartidor llegó a su casa, en los suburbios de Detroit (Michigan), les entregó la pizza. Pero en ese momento, él asomó su cabeza hacia el vestíbulo y dijo: "Es un hermoso piano, ¿Puedo verlo?".
Los Varchetti lo invitaron a ver el instrumento musical, que según admitieron generalmente no se usa. Le preguntaron si él lo tocaba.
Bryce Dudal, de 18 años, que acababa de graduarse de la escuela secundaria señaló que sí y que le encantaría tocarlo.
Entonces, el repartidor de pizzas se sentó en la banqueta del piano y durante los siguientes minutos y medio sus dedos se deslizaron por las teclas mientras interpretaba el tercer movimiento de la sonata Moonlight de Beethoven.
La familia quedó impresionada.
"Era espectacular", relató Julie Varchetti en una entrevista con The Washington Post.
Dudal es autodidacta. Tocó la complicada pieza en el hogar de los Varchetti de memoria.
De hecho, su interpretación fue tan buena que provocó que el hijo de 10 años de Varchetti y un amigo suyo dejaran de jugar al popular videojuego Fortnite para escucharlo.
"Cuando empezó a tocar, me sorprendió. Pensé que, al principio, iba a romper el piano", señaló él.
En Facebook, Julie Varchetti publicó un video de Dudal tocando el piano en su vestíbulo. A la gente le encantó y dejaron muchos comentarios.
Su interpretación ha recibido cierta atención de los medios, y ahora Dudal están ganando un poco de fama por su afición.
"Mucha gente se sienta al piano y toca algo lento y hermoso", dijo. "Pero cuando toco para alguien, me gusta ir a por todas", señala.
Comenzó a tocar a los 6 años con un pequeño teclado que tenía su familia, cuando su tía le enseñó un par de sencillas canciones. Cada vez que él iba a su casa, decía, practicaba en su piano, que era grande.
Dudal aprendió por sí solo algunas canciones, incluida la canción principal de la serie de dibujos animados Scooby-Doo.
Se interesó tanto en la música que su madre le compró algunos discos compactos de Beethoven. Tenía aproximadamente 6 o 7 años cuando escuchó por primera vez el tercer movimiento de la sonata Moonlight.
"Es una pieza llamativa, rápida e increíble", relató.
Dudal la escuchaba durante horas y la recreó lo mejor que pudo en su teclado y en el de su tía. Después de un año o dos, él fue capaz de aprender gran parte de la pieza. Fue minucioso, pero salió de forma natural de él.
"Fue un proceso largo. Tienes que sentarte allí, pensar y tratar de plasmarlo en el piano, nota por nota. No sabía leer partituras en aquel entonces", admitía. "Me sentaba allí, escuchaba durante muchas horas y trataba de resolverlo", agregó.
A veces, miraba videos de YouTube para buscar ayuda.
Su padre, un oficial de policía retirado, y su madre, técnica quirúrgica, lo inscribieron a clases de piano. Pasó por cinco o seis maestros que querían enseñarle lo básico. Pero él no quería aprender canciones de principiante: él solo quería trabajar en su pieza favorita de Beethoven. Para entonces, también había aprendido por sí mismo algunas otras canciones de música clásica.
Sus padres le compraron un teclado más grande, luego reorganizaron los muebles de su casa y le compraron un piano.
Finalmente, cuando tenía 12 años, sus padres encontraron una maestra. Ella le enseñó a leer partituras y también le ayudó a afinar su pieza musical favorita.
Durante varios años tomó lecciones y se pasaba el día practicando durante horas. Luego, en la escuela secundaria, se puso en serio con el béisbol. Hace aproximadamente un año, decidió tomarse un descanso del piano y concentrarse en esa disciplina deportiva.
"Los deportes se han apoderado un poco de mí. Me encanta hacer ejercicio todos los días en el gimnasio", declaraba.
Obtuvo una beca de béisbol para su universidad comunitaria local, la Macomb Community College, donde comenzará clases a mediados de agosto.
Dijo que le encanta tocar para el público. Le gustó especialmente sorprender a la familia Varchetti con la canción de Beethoven. La mayoría de sus clientes no tienen ni idea de sus talentos ocultos.
"Todo lo que ven es un repartidor de pizza", afirmó.