El Hotel Ritz-Carlton en Riad, donde cientos de sauditas ricos y otros poderosos fueron detenidos en lo que el gobierno llamó una campaña anticorrupción, ha vuelto a ser un hotel durante cuatro meses. Sin embargo, su legado como cárcel se extiende a lo largo de la nueva Arabia Saudita.
Los multimillonarios, la realeza y los burócratas siguen encerrados, incluido el príncipe Turki bin Abdullah y el ex ministro de economía Adel Fakeih, un arquitecto clave del plan de transformación del reino, según los asociados. Algunos se encuentran ahora en la prisión de Al-Ha'er, una instalación de máxima seguridad situada al sur de la capital, donde muchos militantes y fanáticos islámicos están encarcelados.
Los que fueron liberados tuvieron que hacer grandes promesas, mientras que a algunos se les prohibió viajar o se les exigió usar pulseras telemáticas para controlar su paradero. Aún se desconoce el destino de los que aún están detenidos, entre ellos el ex jefe de la Autoridad General de Inversiones de Arabia Saudita, Am Al-Dabbagh, y el multimillonario saudí nacido en Etiopía, Mohammed Al Amoudi.
Los arrestos han creado un clima de temor que ha oscurecido los informes de los cambios que el Príncipe Heredero Mohammed bin Salman está introduciendo como un joven reformador para una nueva era. Los cines están abiertos, los géneros se mezclan de forma más libre y las mujeres podrán manejar en pocas semanas, pero su liderazgo tiene un lado cada vez más autoritario.
El entusiasmo que existió cuando reveló sus cambios radicales en la sociedad saudita hace dos años en Visión 2030 ha sido reemplazado lentamente por la cautela de permanecer en el mensaje, según cuentan más de una docena de empresarios, funcionarios gubernamentales, activistas y diplomáticos (todos pidieron no ser nombrados por temor a represalias).
Algunos saudíes colocan teléfonos en habitaciones separadas o en contenedores de plástico, preocupados de que puedan acceder remotamente a sus micrófonos. La mayoría son reacios a hablar de política en público. Hace poco, un hombre de negocios saudí le pidió a un invitado que estaba en su misma habitación que bajara el tono de voz mientras hablaba sobre la campaña anticorrupción del reino con sus amigos.
Las autoridades detuvieron el mes pasado a algunos de los activistas por los derechos de las mujeres más prominentes del país, acusándoles de tener vínculos con "organizaciones hostiles" y de brindar apoyo moral y financiero a "elementos hostiles hacia el reino".
"La versión del príncipe heredero de la regla de un solo hombre no deja espacio para la disidencia o para que alguien se atribuya los logros o el cambio", comentó James M. Dorsey, especialista en Medio Oriente de la Universidad Tecnológica Nanyang de Singapur.
En marzo, el Príncipe Heredero de 32 años realizó una gira por Estados Unidos durante tres semanas para realzar su imagen y la de Arabia Saudita entre los grandes empresarios del país. Está colaborando con Masayoshi Son de Softbank Group para construir una ciudad ultramoderna de USD 500.000 millones en el desierto. Esos son signos para los empresarios y banqueros internacionales de que el cambio real está en marcha.
En su país, el Príncipe Heredero Mohammed ha reemplazado un estilo de gobierno autoritario, donde los miembros de la realeza tenían ministerios con poca interferencia, a uno con un solo líder que controla todas las palancas del poder. Y eso es preocupante para algunos.
Los funcionarios de las embajadas extranjeras dicen que están viendo a más ciudadanos sauditas preguntando cómo renovar los pasaportes y cómo emitir los de sus hijos.
El año pasado, la inversión extranjera directa en Arabia Saudita fue un quinta parte del nivel de 2016 – USD 1.42 mil millones frente a los USD 7.45 mil millones– después de que las empresas internacionales vendieran participaciones en negocios locales y trajeran menos dinero, según reveló un informe de Naciones Unidas.
Los datos del banco central muestran que el dinero se mueve hacia el exterior. En el cuarto trimestre, cuando comenzaron los arrestos, las transferencias personales de los sauditas aumentaron un 46 por ciento en comparación con el mismo período del año anterior. Se mantuvieron elevados en abril, el mes más reciente para el que hay datos disponibles, cuando fueron un 27 por ciento más altos que durante el mismo mes del año pasado.
Durante décadas, el reino fue un lugar donde la realeza era libre de gastar generosamente mientras los clérigos se aseguraban de que el país conservara su marca ultraconservadora del Islam.
Una caída en los precios del petróleo y una desaceleración en el crecimiento estimuló la urgencia de nuevas políticas que alejen la economía de los petrodólares. El producto interior bruto cayó un 0.7 por ciento el año pasado, aunque se espera que el crecimiento aumente a un 1.5 por ciento este año, según una encuesta de economistas de Bloomberg, después de que los precios del petróleo volvieran a los USD 70 en abril.
El Príncipe Heredero puede estar utilizando a los activistas como un ejemplo para otros grupos de interés que quieren presionar al gobierno para que haga concesiones, de acuerdo con diplomáticos en Riyadh.
Es una "advertencia a los sujetos saudíes en términos inequívocos de que el estado es el único árbitro de la política y el interlocutor con los medios extranjeros, organizaciones internacionales y diplomáticos", remarcó Kristin Smith Diwan, investigadora residente del Instituto de los Estados Árabes del Golfo en Washington.
En parte, este temor es la forma en la que el gobierno manejó su campaña contra la corrupción en noviembre. Un total de 381 sospechosos y testigos fueron convocados para ser interrogados y detenidos en el Ritz-Carlton en Riad. El gobierno liberó más a cambio de unos acuerdos que totalizan más de USD 100.000 millones; 56 fueron detenidos "debido a otros casos penales pendientes" o para continuar las investigaciones, de acuerdo a las declaraciones difundidas por el fiscal.
En el Foro Económico Mundial en Davos, el ministro de Finanzas, Mohammed Al-Jadaan, dijo que la purga de corrupción del gobierno era buena para los negocios y crearía "un campo de juego nivelado". "Será su calidad y su precio y nada más lo que determinará qué tan exitoso es", apuntó.
De hecho, algunas de las nuevas áreas abiertas por el príncipe heredero, como el entretenimiento, están en auge. Algunas grandes familias sauditas, en particular, están invirtiendo de nuevo, según un inversor extranjero con intereses en el reino.
Tras sufrir ese episodio de represión en el Ritz, varios de los principales hombres de negocios sauditas parecen más ansiosos de utilizar efectivo en el país y en el extranjero. Saben que los próximos años serán difíciles, pero esperan que sea por la razón correcta.
Pero lo que sucedió dejó muchos otros casos sin resolver. El reino está plagado de rumores sobre detenidos sometidos a tortura, incluyendo golpes y descargas eléctricas. Gente cerca a los detenidos y una persona informada por un médico que trató a algunos de ellos transmitieron relatos similares de abuso físico.
El gobierno ha negado las acusaciones de tortura y, al menos, dos detenidos liberados, el príncipe Alwaleed bin Talal y Waleed Al Ibrahim, fundador del Middle East Broadcasting Center, han dicho en entrevistas con los medios que fueron bien tratados. El Centro de Comunicaciones Internacional del gobierno no respondió a una solicitud de comentarios.
Para que los detenidos pudieran volver a casa, el gobierno les mostró la cantidad deseada que tenían que abonar. Se les presionó para que aceptaran, a veces sumando casi la totalidad de su riqueza, según personas familiarizadas con el asunto. Desde ese momento, muchos han sido contactados por las autoridades en repetidas ocasiones y les han dado fechas límite para pagar.
Los que permanecen bajo custodia han estado detenidos durante más de seis meses sin juicio. Gregory Gause, profesor de asuntos internacionales y especialista saudita en la Universidad de Texas, señaló que espera que el gobierno quiera evitar los juicios. "Demasiada suciedad puede salir", dijo. Dicho esto, pueden ser inevitables.
"La forma sumamente secreta en que se preparó la purga y la rapidez con la que se implementó son impresionantes", apuntó Steffen Hertog, profesor de la London School of Economics, que se centra en las monarquías del Golfo. "Pero la campaña también muestra que el gobierno, a veces, subestima la complejidad de los desafíos políticos y el daño colateral que sus acciones pueden crear".