La mayoría de los casi 500.000 Torajans que viven en el valle de Parinding son cristianos, según National Geographic, pero sus ritos funerarios trazan una ruta directa a la religión tradicional de la isla de Sulawesi, la Aluk To Dolo, o Camino de los Ancestros.
La tradición funeraria permite que se cuide el cuerpo de un ser querido mucho después de su muerte, a veces incluso años. En los funerales, que pueden costar decenas o incluso cientos de miles de dólares y extenderse durante varios días, la gente baila, canta y se da un festín con la carne de cerdo.
El invitado de honor –el recientemente fallecido- descansa en un ataúd adornado y es izado en una torre de zancos conocida como lakkian.
Y fue precisamente ese momento del funeral de Berta Kondorura que salió trágicamente mal.
Hace unos días, unos 20 portadores del féretro llevaban el ataúd rojo por una escalera de bambú, tal y como dijo la policía en una información recogida por The Guardian.
Cuando los miembros de la familia bordearon el ataúd, una de las piezas de bambú que sostenía la escalera se movió. Los hombres y algunas partes de la escalera se desplomaron. Algunos de los portadores del féretro corrieron hacia la torre.
El ataúd, vertical y sin apoyarse en nada, cayó desde una altura de más de tres metros mientras los espectadores asustados miraban y gritaban.
En el fondo de esa masa de personas, entre el bambú y la tela estaba Samen Kondorura, el hijo de 40 años de Berta.
Estaba en un extremo del ataúd y era uno de los últimos que estaba tratando de empujar hacia la torre.
"Cuando el ataúd de la madre fue elevado al lakkian, de repente la escalera se movió y colapsó, el ataúd cayó y golpeó a la víctima", comentó a The Guardian Julianto Sirait, comisionado jefe de policía del municipio de Tana Toraja en Sulawesi.
Los presentes trataron de sacarlo de la pila, pero ya era demasiado tarde. Samen Kondorura murió mientras se dirigía al hospital, según informó NDTV.
National Geographic ha descrito los funerales de Torajan como unas celebraciones que, en su mayoría, "supera fácilmente la cordialidad de las estelas irlandesas". Para los occidentales, se parece a un híbrido entre una boda y una reunión familiar, con cantos obscenos, batallas de búfalos y estridentes peleas de agua que dejan a los invitados empapados.
National Geographic escribió:
"Los espacios entre los tongkonan (casas ancestrales) están llenos de cerdos chillones atados a postes de bambú, que pronto se convertirán en almuerzos. Mujeres con vestidos finos en blanco y negro venden cigarros. Un vendedor de motocicletas exhibe globos de Mylar, mientras que los búfalos están por todas partes, descansando bajo los árboles, junto a la carretera o son acariciados por jóvenes que los tocan cariñosamente como si fueran mascotas. Un maestro de ceremonias en lo alto de una torre se dirige hacia un búfalo".
"Eres el búfalo más importante de aquí. Irás con este hombre al otro mundo y lo harás rico", dice al animal.
"Un funeral de Torajan se mide por el número y la calidad del búfalo, que sirve como moneda. Todo lo relacionado con el funeral es jerárquico, consolidando el estado de la familia del difunto".
Según concluyó la policía, su hijo murió debido a una construcción defectuosa.
Sirati le dijo a The Guardian que los constructores no reforzaron adecuadamente la escalera. La familia se ha negado a presentar cargos contra quien haya construido la estructura.
En cambio, ha dirigido su atención al funeral de Samen Kondorura y su ataúd ahora yace junto a su madre.