El conductor estaba en el asiento delantero acunando la cabeza inmóvil de su novia cuando la policía llegó. El reloj avanzaba hacia la medianoche del 14 de septiembre de 1973. Estaban en una carretera de Barrington Hills (Illinois), a unos 65 kms al noroeste de Chicago. El oficial recién graduado que llegó a la escena, Christopher Bish, nunca antes había controlado un accidente mortal.
El agente de 21 años tiró a la joven al suelo para tratar de resucitarla. Bish, casi 45 años después, dijo ante un jurado que la cabeza de rizos rubios de Noreen Kumet Rudd se sentía como "blanda", según el Chicago Tribune.
La chica de 19 años estaba muerta. Su esposo, un joven abogado llamado Donnie Rudd, confesó a la policía que un automóvil forzó a la pareja a abandonar el camino rural. Noreen fue expulsada de su auto de marca Pinto y su cabeza golpeó contra una roca. Solo habían estado casados durante 27 días. Noreen fue enterrada con su vestido de novia.
De acuerdo a un artículo publicado en el Houston Chronicle, el nativo de Texas era un abogado de Chicago especializado en derecho de condominio. Su práctica era tan exitosa que llegó a tener un programa en una televisión local. En su carro también lucía una placa que decía "MR CONDO". Era miembro de la junta escolar local y trabajó para una firma de biotecnología que contrató la NASA. Él estuvo casado cinco veces. Dejó atrás las bancarrotas y dejó de atender clientes y reclamos legales.
También fue sospechoso en dos investigaciones por asesinato.
Hace poco, Rudd fue acusado de un crimen por utilizar, presuntamente, el accidente automovilístico de 1972 para encubrir un homicidio a sangre fría.
Los fiscales alegan que el matrimonio se construyó no por afecto, sino por un plan para cobrar el dinero del seguro. Según un documento judicial, pasó la noche anterior a su boda en la casa de su amante. Volvió con esa mujer el día que enterraron a Noreen.
"El acusado no se casó con Noreen porque la amaba", comentó la abogada Maria McCarthy al jurado en su declaración de apertura. "Se casó con ella porque quería matarla".
Las sospechas sobre la participación de Rudd en un asesinato en 1991 llevaron a los investigadores a reexaminar el accidente de 1973.
Rudd, que ahora tiene 76 años y está en una silla de ruedas, niega los cargos. "Esperamos con ansia que se celebre el juicio de este caso", comentó su abogado, Timothy Grace, durante una entrevista con el Daily Herald. "Creemos que el estado tiene delante un caso muy débil", señaló al respecto.
Pero el juicio podría ser la última experiencia de una vida llena de drama familiar, cambio de cónyuges, éxitos, fracasos y un presunto asesinato.
"Siempre nos hemos preguntado cómo puedes salirte con la tuya con tantas cosas", dijo la primera esposa de Rudd, Louann Hart, al Chronicle. "Las cosas que le ha hecho a otras personas están fuera de mi capacidad de comprensión", decía.
Rudd creció en Texas, conoció a su primera esposa mientras estudiaba ingeniería química en la Universidad de Texas A&M. La pareja se mudó a Chicago cuando el hombre se inscribió en la Facultad de Derecho de Kent. Más tarde trabajó como abogado de patentes para Quaker Oats y fue elegido miembro de la junta escolar local. Él y su primera esposa tuvieron cuatro hijos.
El primer matrimonio terminó dramáticamente. Según la prensa, los Rudd se hicieron amigos de la familia de otra mujer que era miembro de la junta escolar, Dianne Marks. En 1972, ambas parejas se separaron. Rudd se fue a vivir con Marks. Y el esposo de Marks, por su parte, mantuvo una relación sentimental con la esposa de Rudd (finalmente se casaron y, a día de hoy, permanecen juntos).
Pero un año después, en agosto de 1973, Rudd lanzó una nueva bomba: la dejaba para casarse con Noreen Kumeta, una compañera de trabajo en Quaker Oats que tenía 19 años. A la novia que acababa de abandonar le anunció que la boda iba a celebrarse al día siguiente.
Veintisiete días después de la ceremonia, la policía acudió al lugar donde se había producido dicho accidente.
En el juicio, el médico de la sala de emergencias que trató a Noreen después del choque testificó que la paciente estaba muerta cuando llegó al hospital. El facultativo notó algunas heridas en el cuero cabelludo en ese momento, aunque, dijo que la causa más probable del fallecimiento era "una columna cervical fracturada". No se tomaron radiografías del cuerpo. Tampoco se realizó una autopsia.
El día del funeral, Rudd regresó a la casa de Marks. Se casaron ocho meses después. El viudo iba a recibir USD 120.000 del seguro por la muerte de Noreen.
En la década de los ochenta, los negocios de Rudd le fueron muy bien. En un momento dado llegó a tener más de 2.000 clientes y, a través de su propio programa de televisión, empezó a brindar asesoría legal. Carteles que decían "MR CONDO" eran muy característicos en su auto.
Pero, según el Chronicle, el éxito fue una simple fachada. En los años ochenta y noventa, Rudd seguía el mismo patrón: decía a los clientes que había obtenido grandes cantidades de dinero en demandas judiciales. Pero el dinero nunca aparecía. Se presentaron reclamaciones judiciales y, en 1988, Rudd se declaró en bancarrota.
En 1990, Rudd comenzó a representar a una diseñadora de interiores llamada Lauretta Tabak-Bodtke en una disputa comercial. Nuevamente, el abogado presuntamente le dijo a su cliente que había ganado una compensación de seis cifras. Según el Daily Herald, cuando el dinero no terminó en la cuenta de la diseñadora, ella le amenazó con interponer una demanda.
El 4 de abril de 1991, Tabak-Bodtke apareció muerta a tiros en su casa, a las afueras de Chicago. No había señalas de robo. Según algunos informes, los vecinos aseguraron a los agentes que vieron un automóvil que lucía una placa de "MR CONDO" en la casa de la víctima el día de su asesinato. Sin embargo, nunca se presentaron cargos.
Un año después, Rudd y su entonces esposa, Marks, se mudaron a Texas. En 1996, la mujer murió de cáncer de mama. Pero cuando aún estaba en su lecho de muerte, Rudd ya estaba en una relación con otra mujer. Chronicle reportó que se había vuelto a casar cinco meses después de su muerte.
"Mi madre solía decir que hay una delgada línea entre el genio y la locura, y Donnie tenía un pie en cada lado", comentaba la hija de Marks, Lori, al periódico.
Rudd cambió su carrera profesional y se enfocó en el campo biotecnológico de Texas. Pero no podía mantenerse al margen de la sospecha sobre los disparos a Tabak-Bodtke. Cada año, coincidiendo con el aniversario del asesinato, la hija de la víctima, Stephanie Tabak, enviaba un correo electrónico o llamaba a Rudd con un mensaje.
"La mataste, pero parte de ella todavía esta aquí. Y esa soy yo", le decía a Rudd. "No me voy a rendir".
Esa presión valió la pena. En 2013, la policía de Illinois reabrió el caso del tiroteo de 1991. Esa investigación, sin embargo, llevó a los investigadores a hacerse algunas preguntas sobre el accidente automovilístico de 1973. El cuerpo de Noreen fue exhumado como parte de la investigación.
Tal y como dijo un patólogo forense al jurado, el cuerpo de Noreen, en realidad, no mostraba signos consistentes de una caída desde un automóvil en movimiento. Por el contrario, el médico aseguró al jurado que la mujer había sido asesinada por múltiples golpes en la cabeza con un objeto contundente.
En 2015, Rudd fue acusado oficialmente del asesinato de Noreen. Sigue siendo sospechoso de la muerte de Tabak-Bodtke.
El juicio, que continúa esta semana, ha ofrecido testimonios de personas que admiten que sospecharon en 1973, incluido Christopher Bish, el policía novato que intentó revivir a Noreen.
"¿Pensaste en investigar el accidente?", preguntó el fiscal al ex oficial.
"Sí, todos los días", contestó él.