En lugar de etiquetar un graffiti, algunos miembros de pandillas rivales cargan videos de ellos mismos vociferando insultos en territorio enemigo. Los insultos y las peleas que alguna vez se jugaron en la calle, ahora se realizan en Twitter e Instagram. La agresión en línea puede traducirse rápidamente en brotes de violencia real: los adolescentes se matan entre sí a través de los emojis y transmiten señales características de las pandillas.
Las redes sociales han cambiado profundamente la actividad de las pandillas en Estados Unidos, según un nuevo informe de una organización sin fines de lucro de Chicago. Una preocupación particular, dicen los investigadores, es cómo las redes sociales, a menudo, parecen amplificar y acelerar el ciclo de agresión y violencia.
"No es necesario que llames a nadie más. Ni siquiera tienes que enviar un mensaje de texto. Todo está en Facebook Live", comentó Andrew Henning, asesor general de la Comisión del Crimen de Chicago, una organización sin fines de lucro financiada por compañías locales que busca formas de reducir la violencia de la ciudad. "Las redes sociales se han convertido en este vehículo rápido para la violencia, y hay consecuencias reales, además de vidas que se toman debido a eso".
El informe de 400 páginas de la comisión -llamado The Gang Book y publicado recientemente-, narra nuevas tendencias de pandillas a partir de datos recopilados de más de 100 departamentos de policía suburbanos en el área de Chicago y también se basa en entrevistas con unidades de inteligencia pandillera en ciudades.
Los hallazgos del informe en las redes sociales coinciden con una veta cada vez mayor de investigaciones realizadas por científicos sociales de todo el país que han comenzado en los últimos años a estudiar cómo las redes sociales han cambiado el panorama de las pandillas estadounidenses.
Lo llaman "ciberataque"
"No es nada nuevo que los jóvenes se burlen entre sí. Las redes sociales simplemente amplifican las cosas que ya están sucediendo en la comunidad", subrayó Demond Patton, un destacado experto que ha sido pionero en gran parte del estudio sobre el tema. Debido a que el campo de investigación es relativamente nuevo y existen pocos datos empíricos, la mayoría de las conclusiones hasta la fecha se basan principalmente en la observación.
Patton, que es profesor asistente de trabajo social y sociología en la Universidad de Columbia, aclara que la mayor diferencia con las redes sociales es cuánto más visible se hacen los intercambios de pandillas y cómo puede hacer que ciertas interacciones se vuelvan virales y se perpetren. "Estas publicaciones no desaparecen. Ves a personas sacando mensajes de hace dos meses, incluso de hace un año, y eso puede desencadenar conflictos entre pandillas".
Los investigadores advierten que los miembros de las pandillas rivales suelen seguirse e incluso se hacen amigos en las redes sociales para intercambiarse insultos. Los asesinados se conmemoran en línea y sus muertes se convierten en puntos de ignición.
Algunas pandillas utilizan grupos privados en plataformas como Facebook para comercializar sus drogas y armas de fuego, de acuerdo al nuevo informe de la comisión de Chicago.
La naturaleza pública del ciberataque ha sido, a veces, una gran ayuda para las redadas policiales. La mayoría de los principales departamentos de policía metropolitana ahora monitorean las redes sociales para combatir la violencia entre pandillas. Entre las redadas más famosas está la Opew Cut del Departamento de Policía de Nueva York. La policía de Nueva Orleans terminó hace poco una colaboración secreta de seis años con la compañía tecnológica Palantir después de que un medio revelara que la ciudad había utilizado un programa de inteligencia artificial predictiva para identificar posibles perpetradores de violencia, basado en parte en la minería de datos de la empresa de cuentas de redes sociales.
Al mismo tiempo, el uso de las redes sociales en las pandillas presenta dilemas para la aplicación de la ley y los defensores de la comunidad. Muchas plataformas de medios sociales ya tienen monitores de contenido responsables de eliminar publicaciones incendiarias que violan las reglas.
Patton cree que los defensores de la comunidad, los grupos de intervención de pandillas y otros, en realidad, están perdiendo una gran oportunidad para aprovechar las plataformas en línea.
"Cuando hablamos de redes sociales y pandillas, solo hablamos sobre la violencia y lo negativo, pero estos adolescentes también son increíblemente vulnerables y están abiertos en internet de una manera que no son en la vida real", dijo. "Hablan de no poder dormir, de sentirse impulsados a usar sustancias… Podríamos usarlo para comprender lo que está sucediendo en sus vidas".
Patton, que fundó un programa en Columbia llamado SAFE lab, ha convocado a un grupo de expertos en informática, investigadores de trabajo social y grupos contra la violencia en Chicago. Juntos están trabajando para desarrollar un programa que utilizará datos en tiempo real de las redes sociales para interpretar y enviar alertas sobre señales de violencia inminente a los trabajadores sociales ya integrados en los vecindarios.
La esperanza es que los que están en el terreno puedan intervenir antes de que estalle la violencia.