“Algo debo estar haciendo bien”: el multimillonario George Soros se enfrenta desafiante a nuevos ataques

Por Michael Kranish

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George Soros concedió una entrevista a The Washington Post para hablar de la situación política en Estados Unidos (Bloomberg / Jasper Juinen)
George Soros concedió una entrevista a The Washington Post para hablar de la situación política en Estados Unidos (Bloomberg / Jasper Juinen)

Zurich – La semana pasada, George Soros, el inversionista multimillonario y donante liberal, estaba en la suite de su hotel junto al lago de Zurich. Lamentaba el giro que ha tomado gran parte del mundo en los últimos años: "Todo lo que podría salir mal ha ido mal".

Su candidata presidencial favorita, Hillary Clinton, perdió ante el presidente Donald Trump, cuya plataforma "América Primero" va en contra del globalismo que Soros abraza. Trump dijo que "está dispuesto a destruir el mundo". La Unión Europea, que Soros alguna vez esperaba que tuviera tanto éxito como para poner fin a su trabajo de caridad en la región, está lidiando con la inminente pérdida de Gran Bretaña y un aumento del sentimiento antiinmigrante. Y el propio Soros se ha convertido en un objetivo político en las elecciones, desde Hungría hasta California, donde sus donaciones se han utilizado como un garrote para las causas que apoya.

El sobreviviente del Holocausto, de 87 años, que ha invertido gran parte de su fortuna en la promoción de valores liberales en todo el mundo, se enfrenta ahora a una oleada de sentimientos nacionalistas que van en contra de los problemas que siempre ha defendido.

Pero en vez de alejarse de la vida pública, en los últimos años, Soros ha decidido presionar aún más en su agenda, tal y como contó a The Washington Post en una entrevista.

"Cuanto mayor es el peligro, mayor es la amenaza, me siento más comprometido para enfrentarlo", dijo Soros. Vestido con una camisa de cuello abierto, habló animadamente durante una hora, sentado en una mesa de su suite después de participar en una conferencia de Human Rights Watch.

La disposición de Soros para permanecer en la refriega se produce ahora que se enfrenta a nuevas difamaciones por parte de un gran grupo de opositores, entre los que están la actriz Roseanne Barr y el presidente ruso Vladimir Putin. Ha sido acusado de ser un títere todopoderoso, un simpatizante nazi y la persona que controla el Partido Demócrata.

Él reconoce que los ataques pueden amortiguar su impacto.

"Me resulta muy difícil hablar abiertamente porque se puede sacar de contexto y usar en mi contra", dijo Soros.

Por todos los miles de millones de los que dispone, Soros también se ve obligado a tener en cuenta los límites de su influencia política en Estados Unidos. Reconoció que no veía venir la victoria de Trump. "Aparentemente, yo vivía en mi propia burbuja", dijo.

Soros, que planea gastar al menos USD 15 millones en las elecciones de 2018, ya ha enfrentado algunos reveses en este ciclo. Su intento de reemplazar a varios fiscales de distrito en California con contrincantes que buscaban cambios en el sistema de justicia penal no tuvo éxito en las elecciones del pasado martes. "Chocamos contra una pared de ladrillo en California", apuntó.

Soros describe a Trump como un "narcisista" que "se considera todopoderoso".

Pero él no parece decidido a unirse a la estrategia creada para derrotarlo. Soros dijo que desaprueba una campaña del ex multimillonario liberal Tom Steyer para impulsar el juicio político al presidente, apuntando que solo apoyaría tal esfuerzo si los demócratas retoman el poder del Congreso este año y obtienen el respaldo republicano.

Soros, que remarcó que quiere evitar dividir al partido, también se rehusó a elegir favoritos entre la emergente cosecha de contendientes presidenciales demócratas para las elecciones de 2020. Pero hay una posible candidata que dijo que espera que no reciba el visto bueno: la senadora Kirsten Gillibrand de Nueva York.

La culpa por empujar a la renuncia al ex senador Al Franken, una persona a la que admira, "para (que ella) mejorara sus opciones de conseguir un puesto".

Franken, de Minnesota, renunció en enero después de que varias mujeres alegaran haberlas tocado de manera inapropiada. Gillibrand se ha convertido en una voz líder que instó a su compañero demócrata a renunciar.

Ella se negó a hacer comentarios al respecto.

A principios de este año, Patrick Gaspard, el ex director político de la Casa Blanca en la era de Obama que ahora dirige las Open Society Foundations de Soros, reveló que le preguntó al multimillonario cómo veía el papel de la organización en un momento en que gran parte del trabajo de Soros estaba siendo atacado.

"Este es el momento para el que fuimos creados", respondió Soros, según la versión de Gaspard.

El magnate, nacido en Hungría, que se convirtió en una de las personas más ricas del mundo al administrar fondos de inversión y apostar por los cambios de divisas, ha entregado miles de millones de dólares a grupos que promueven los derechos humanos, la democracia y las causas liberales.

Sus Open Society Foundations, con sede en Nueva York, ahora gastan USD 940 millones al año en 100 países, promoviendo valores como la libertad de expresión y las elecciones libres, según apunta el grupo. En Estados Unidos, Open Society gasta USD 150 millones al año en financiación de grupos como la Unión Americana de Libertades Civiles (UCLA por sus siglas en inglés) y Planificación Familiar.

Durante un período de tiempo, Soros fue el mayor donante privado en Rusia, financiando iniciativas como un programa contra la tortura, según cuenta la fundación. Hace dos años, el gobierno de Putin prohibió que el grupo de Soros distribuyera fondos en el país, calificándolo de "indeseable" y "una amenaza a los fundamentos del sistema constitucional".

La semana pasada, Putin sugirió que el gasto de Soros en todo el mundo se parece al tipo de interferencia política que los funcionarios de inteligencia de Estados Unidos señalan a Rusia.

"Interviene en cosas de todo el mundo", dijo Putin a la televisión austriaca. "Pero el Departamento de Estado le dirá que no tiene nada que ver con eso, que este es un asunto personal del señor Soros".

En otras partes de Europa, Soros también ha sido atacado. Este año, Viktor Orban, el primer ministro de derecha de Hungría, ganó la reelección después de acusar a Soros de inundar Europa con inmigrantes musulmanes. Orban dijo que uno de sus primeros esfuerzos sería aprobar un proyecto de ley denominado "Stop Soros", destinado a tomar medidas enérgicas contras las organizaciones que considera contrarias a su agenda.

"Soy muy consciente de que están en contra de las ideas que defiendo", subrayó Soros sobre sus críticos en todo el mundo.

En Estados Unidos, Soros fue visto inicialmente como un aliado por los republicanos que compartían su oposición a los dictadores comunistas. Hizo modestas donaciones para apoyar al Partido Republicano en los años ochenta y noventa, de acuerdo con los informes financieros de campaña.

Pero él dio la espalda a los republicanos después de que el presidente George W. Bush invadiera Irak en 2003 basándose en información falsa sobre las armas de destrucción masiva.

Desde entonces, su gasto político, una fracción del dinero que entrega cada año, lo ha convertido en uno de los donantes más confiables y generosos del Partido Demócrata.

En 2016, donó al menos USD 25 millones para movilizar a los votantes demócratas en un esfuerzo para apoyar a Clinton y a otros candidatos de la izquierda, según dijo un portavoz de Soros.

En los últimos días de la campaña electoral para la Casa Blanca, en uno de los comerciales, Trump habló acerca de enviar un mensaje duro a los "intereses especiales globales" que querían controlar Washington, mientras las imágenes de Soros y otros líderes financieros judíos aparecían en pantalla en medio de imágenes de Clinton.

Soros, que se describe a sí mismo como un judío agnóstico, afirmó que consideraba que el anuncio era "un mensaje codificado antisemita".

El día de las elecciones, Soros se reunió con amigos para ver los resultados en su dúplex de la Quinta Avenida, con vistas al lago del Central Park de Nueva York.

A medida que llegaban los números definitivos, "la fiesta se convirtió en un velorio", recordó Anthony Romero, director ejecutivo de la ACLU, que fue uno de los invitados.

Soros dijo que pasó meses estudiando lo que salió mal en esas elecciones y llegó a la conclusión de que si bien Clinton habría sido una "muy buena presidenta", no era una buena defensora. "Ella se parecía demasiado a una maestra de escuela. Hablaba demasiado a la gente en vez de escuchar", apuntó.

Pero admitió que también diagnosticó un problema mayor: la creciente facilidad con la que las opiniones de las personas pueden ser manipuladas: "Es mucho más fácil destruir la confianza que construirla", manifestó en ese sentido.

Este hombre conoce a Trump desde hace años. Hace décadas, los dos hombres cenaron juntos en varias ocasiones en la finca de Berkshire que pertenecía a un amigo en común.

"No tenía idea de que tuviera ambiciones políticas, pero no me gustó su comportamiento como empresario", recuerda.

En un momento dado, según él, Trump le pidió que fuera el inquilino principal de un nuevo edificio de oficinas que estaba desarrollando en la ciudad de Nueva York.

"Di tú el precio", le inquirió Trump, de acuerdo a la versión de Soros, que declinó la propuesta porque le preocupaba estar tan estrechamente asociado con el desarrollador, cuyos casinos de Atlantic City estaban en problemas financieros en ese momento y esa situación habría podido dañar su reputación.

La Casa Blanca y la Organización Trump no respondieron a las solicitudes de comentarios.

Soros manifestó que si los demócratas consiguen una "categórica" victoria y forjan una relación bipartidista con los republicanos moderados, como él espera, entonces, ante tal escenario, sí que preferiría recusar a Trump "porque está poniendo en peligro Estados Unidos y al mundo".

Pero incluso entonces, habría un costo: "Esto haría que el vicepresidente Mike Pence fuera el presidente, que representa mucho más a la extrema derecha, un punto de vista del que también difiero, mucho más que del propio Trump".

En este ciclo, Soros ha centrado sus inversiones políticas en las contiendas del Congreso y en la movilización de los votantes de la izquierda. Su donación más grande de este año ha sido de USD 5 millones para Win Justice, un grupo de movilización de votantes centrado en las minorías, las mujeres y los votantes jóvenes de Florida, Michigan y Nevada.

También ha seguido invirtiendo en las campañas de los fiscales de distrito, diciendo que estas figuras son "la pieza clave del sistema judicial" y la clave de su esfuerzo para reducir las condenas a prisión. Envió USD 1.45 millones a un grupo que apoyó al abogado de derechos civiles Larry Krasner en su exitosa carrera para el fiscal de distrito de Filadelfia el año pasado. Un portavoz dijo que Krasner nunca había conocido a Soros ni a nadie de su organización.

Los esfuerzos recientes de Soros en California no tuvieron tanto éxito. Tres de sus candidatos a fiscal de distrito en ese estado perdieron sus primarias, y un cuarto se enfrenta ahora a una segunda vuelta.

Su apoyo financiero se convirtió en un tema político en algunas de las campañas. La fiscal de distrito del condado de Sacramento, Anne Marie Schubert, que derrotó a su rival el martes, afirmó que la ciudad estaba "bajo un ataque" por parte del multimillonario que "llevó su guerra contra las fuerzas del orden" a Sacramento.

Las grandes donaciones de Soros lo ha convertido en un objetivo frecuente por parte de los críticos de la derecha, que sugieren que respalda secretamente los movimientos que parecen estar impulsados por las bases.

En febrero, el ex congresista Jack Kingston, un republicano de Georgia que es comentarista de CNN, sugirió en Twitter que Soros y otros activistas (no estudiantes) estaban detrás de una protesta organizada tras el tiroteo en una escuela de Parkland (Florida) en el que un hombre, Nikolas Cruz, mató a 17 personas.

Un portavoz dijo que Soros no estaba involucrado con esa protesta.

El mes pasado, una vez más, el nombre de Soros se volvió viral cuando la actriz Roseanne Barr tuiteó que él era "un nazi que se volvió en contra de sus compañeros judíos para que fueran asesinados en los campos de concentración alemanes y pudiera quedarse con su riqueza".

Entre los que retuitearon ese mensaje estaba el hijo mayor del presidente, Donald Trump Jr.

Soros, que dijo que usó documentos falsos a los 13 años para sobrevivir a la ocupación nazi de Hungría, sostiene que estos mensajes son "una completa falsificación" y agregó que "me molestan mucho".

Pero él no está desconcertado.

"Estoy orgulloso de mis enemigos", afirmó Soros. "Cuando miro a los enemigos que tengo en todo el mundo, debo estar haciendo algo bien", apostilló.

 
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