¿Cómo denominarías un terremoto que ocurre en Marte?
No es el comienzo de un chiste. Es la pregunta a la que se enfrenta la nueva nave espacial de la NASA, InSight (Interior Exploration using Seismic Investigations, Geodesy and Heat Transport).
La sonda está llevando instrumentos para tomar la temperatura y el pulso del interior profundo del Planeta Rojo. Incluso el temblor más sutil –conocido, sí, como un marsquake (por etimología inglesa)- podría llevar pistas sobre cómo se formó el planeta y lo que sucede hoy debajo de la superficie.
Lo más intrigante de todo: InSight tiene como objetivo ayudar a los científicos a comprender por qué la Tierra y Marte, que se formaron a partir de los mismos ingredientes primordiales hace más de 4.500 millones de años, ahora se ven tan diferentes.
"La Tierra tiene placas tectónicas, por lo que su corteza inicial se ha ido, se ha reciclado", explicó Suzanne Smrekar, investigadora principal adjunta de la misión. "Marte nos da la oportunidad de ver los materiales, la estructura, las reacciones químicas que están cerca de lo que vemos en el interior de la Tierra, pero se conserva desde los primeros 10 millones de años (del sistema solar). Da la posibilidad de retroceder en el tiempo".
InSight, que se lanzó el pasado sábado desde la Base Aérea Vandenberg en California, fue el primer lanzamiento interplanetario de la NASA desde la costa oeste. Además, se convirtió en la primera misión en estudiar ondas sísmicas en otro planeta. La NASA lo intentó pero falló en la década de los setenta.
La sonda tiene dos satélites, del tamaño de un maletín, conocidos con el nombre de Mars Cube One (MarCO). Esta misión también permitirá a la NASA probar nuevos equipos miniaturizados de comunicación en el espacio profundo.
Sin embargo, la capacidad de InSight para enviar datos científicos no depende del éxito de los satélites MarCO. El Orbitador de Reconocimiento de Marte, que ha recorrido el planeta desde 2006, también grabará transmisiones desde el módulo de aterrizaje.
Después de tocar tierra, InSight, que significa "exploración interior utilizando investigaciones sísmicas, geodesia y transporte de calor", pasará los próximos dos años sentado pacientemente en el medio de Elysium Planitia, una vasta llanura plana cerca del ecuador marciano.
El sismómetro en forma de domo del módulo de aterrizaje se asemeja a las herramientas utilizadas para detectar temblores en la Tierra. Pero las mayores ondas sísmicas en este planeta son generadas por placas tectónicas a la deriva y en colisión. Los temblores en Marte, si es que ocurren, probablemente se deben a su enfriamiento.
El instrumento ultrasensible también puede detectar rumores sísmicos de otros orígenes, como el impacto de un meteorito o los efectos que producen las tormentas de polvo.
Cualquiera que sea la fuente, las ondas sísmicas que se extienden a través del planeta se verán distorsionadas por los cambios en los materiales que encuentren. El sismómetro de InSight es capaz de detectar esas distorsiones, dando a los científicos una idea de preguntas persistentes sobre el interior del planeta: ¿Dónde está el límite entre la corteza y el manto? ¿Hay penachos de volcanes activos o depósitos de agua líquida escondidos debajo de la superficie?
Otro instrumento, el Heat Flow y Physhical Properties Probe, perforará casi 5 metros en la superficie del planeta, más lejos que lo que cualquier nave ha excavado hasta el momento. Su objetivo es medir el calor geotérmico que sale de Marte como resultado de la descomposición radioactiva. Eso, a su vez, debería revelar los tipos de materiales a partir de los cuales se formó Marte, tal y como cuenta Smrekar.
Mientras tanto, dos antenas rastrearán cómo el polo norte "se tambalea" durante las órbitas del planeta alrededor del Sol, que supone un indicador del tamaño y la composición del núcleo marciano.
"Es algo así como la diferencia entre cómo gira un huevo crudo y un huevo duro", detalla Smrekar. "Intentaremos determinar si el núcleo es líquido o sólido".
Los resultados pueden ser la clave de un misterio de cuatro mil millones de años. La magnetización en rocas antiguas sugiere que el Planeta Rojo tenía un campo magnético global como el de la Tierra en su historia primitiva, uno que estaba impulsado por un manto líquido giratorio y un núcleo metálico. Ese campo probablemente protegió al planeta del viento solar, ayudándolo a aferrarse a su atmósfera. En esa época, Marte era un lugar cálido y húmedo, rebosante de océanos cuyas costas todavía se pueden ver hoy en día. Ese planeta y el nuestro pueden haber sido casi gemelos.
Pero la dinamo interna de Marte murió y su campo magnético se disipó. Desprotegido, su agua y su atmósfera fueron eliminadas por un bombardeo de partículas cargadas que fluían del Sol. Las revelaciones de InSight sobre el núcleo de Marte podrían explicar cómo se desarrolló ese desastre, dando como resultado el mundo aparentemente sin vida que conocemos hoy en día.
Desafortunadamente, la hostilidad del planeta se extiende a la pobre y endeble nave espacial enviada por humanos. Las misiones a Marte fallan aproximadamente el 50 por ciento del tiempo, en parte gracias a una atmósfera que es demasiado delgada para ralentizar un objeto entrante, pero lo suficientemente gruesa como para generar fricción cuando la nave se precipita hacia el suelo. La temible reputación de Marte está tan bien establecida que los científicos se refieren al proceso de entrada, descenso y aterrizaje como "los siete minutos de terror".
InSight ha sido pospuesto una vez. En 2015, la NASA retrasó el lanzamiento 26 meses tras encontrar fugas en el recinto de vacío para el sismómetro. El retraso supuso un gasto de USD 154 millones al costo de la misión.