Hartos de la austeridad, los ancianos españoles desafían al sistema de pensiones

Por Maria Tadeo, Esteban Duarte y Thomas Gualtieri

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Un pensionista español apoyado en
Un pensionista español apoyado en un bastón en la localidad de Becedes (Bloomberg / Antonio Heredia)

Después de trabajar durante 47 años, el español Alfonso Blas dice que el escaso aumento de las pensiones que le ofrecen es un escándalo.

"Nos dicen que la crisis se ha acabado, entonces ¿por qué mi pensión solo sube un euro?", se pregunta el trabajador retirado de un sucursal de banco de 65 años. "Trabajé toda mi vida adulta, esto no fue gratis", agrega.

A medida que España entra en su quinto año de recuperación económica, una campaña de protestas a nivel nacional protagonizadas por pensionistas como Blas. Los pensionistas eran un grupo que tradicionalmente simpatizaba con las políticas conservadoras del gobernante Partido Popular. Plantean un desafío inesperado para el primer ministro Mariano Rajoy. Consciente del costo potencial que tiene para su partido, ya que su apoyo se hunde en las encuestas de opinión, Rajoy convocó una sesión parlamentaria el miércoles en la que hizo un llamamiento a la calma sobre el futuro del sistema y se comprometió a proponer aumentos en las pensiones mínimas y los pagos a las viudas.

"No entendemos a ninguna sociedad que no garantice pagos suficientes para garantizar una vida digna para nuestros ancianos", dijo el presidente español Mariano Rajoy en su discurso ante el parlamento. "Una política económica que cree empleos y aumente la cantidad de contribuyentes a la seguridad social es clave", apuntó.

Los españoles de edad avanzada pasan a la ofensiva a medida que el aumento de los precios erosiona el poder adquisitivo de sus pensiones, que aumentarán apenas un 0.25 por ciento por quinto año consecutivo. Aunque Rajoy ha dicho que el debate sobre las pensiones será uno de los temas clave de su segundo mandato, otros grupos cuyos estándares de vida sufrieron durante la crisis también claman por más medidas.

"El gobierno ha estado señalando que la recuperación económica es una realidad tangible, por lo que los segmentos de la sociedad, incluidos policías, funcionarios, mujeres y, por supuesto, los jubilados, quieren asegurarse de que se están beneficiando de ella", comentó Verónica Fumanal, una experta en marketing político que solía trabajar para el partido socialista y los liberales de Ciudadanos.

Rajoy buscó proteger a los votantes mayores ya que España lidió con un colapso económico que lo obligó a buscar un rescate de USD 50,600 millones para rescatar su sistema bancario en 2012. Siguió recaudando pensiones en pequeñas cantidades incluso cuando aumentó los impuestos y recortó los salarios públicos, el gasto en educación y la ayuda para las familias jóvenes.

Los votantes ancianos devolvieron el cumplido ayudando a Rajoy a asegurar los escaños adicionales que necesitaba para formar un gobierno minoritario después de las elecciones generales de 2016. Esa alianza ahora está bajo presión mientras España cosecha los beneficios de una recuperación que ha visto a la economía expandirse durante 17 trimestres consecutivos y estableciendo el rumbo del país para crecer más de un 2.5 por ciento este año.

La inflación creció, de media, un 2 por ciento a lo largo del año pasado después de tres años de caída de los precios. El Banco de España pronostica que los precios subirán un 1.5 por ciento este año, lo que erosionará aún más el valor de las pensiones.

La perspectiva de la caída de los niveles de vida provocó protestas en toda España el mes pasado. Los pensionistas rompieron los cordones policiales para llegar a pocos pasos del parlamento en Madrid y portando pancartas que decían "Miseria para los pensionistas", haciéndose eco de las escenas vistas durante la crisis económica de 2012.

El gobierno, sin darse cuenta, había ayudado a avivar el descontento enviando cartas a las casas de los pensionistas explicando el aumento del 0.25 por ciento. La pensión estatal mínima mensual aumentaría en USD 1.85 al mes, es decir, lo que cuesta un café en un bar de Madrid.

España no es el único país donde los pensionistas se vuelven inquietos.

El presidente francés, Emmanuel Macron, quien ha estado luchando en ese sentido en los últimos tiempos, afirma que sus políticas se adaptan a los ricos desde su elección en mayo. El mes pasado vio caer su calificación de aprobación, lo que refleja la preocupación sobre el poder adquisitivo. Según una encuesta de BVA publicada en el periódico La Tribune el 14 de febrero, el 82 por ciento de los pensionistas dijeron que estaban perdiendo frente a dos tercios de la población general.

Los pensionistas en Grecia han visto sus pagos recortados varias veces como parte del programa de rescate del país.

En España, las posibilidades de construir cualquier consenso entre partidos para abordar el problema de las pensiones parecen escasas. Los socialistas de la oposición han pedido que los aumentos de las pensiones se vinculen a la inflación, algo que Rajoy dice que sería insostenible. Él dice que la mejor manera de proteger las pensiones es crear puestos de trabajo para los trabajadores que luego contribuirían a la seguridad social.

Mientras tanto, las tensiones en las finanzas públicas comienzan a mostrarse a medida que España se acerca a agotar una reserva de pensiones que ascendía a USD 83,000 millones para financiar el sistema, sumando USD 12,000 millones de línea de crédito para financiar el sistema en 2017.

"Estamos comenzando a darnos cuenta de que estamos perdiendo, que los precios están subiendo y que nuestro nivel de vida no mejorará", remarca Saturnino Álvarez, de 78 años, que solía vender equipos de computación antes de jubilarse. "El PP tendrá que hacer algo porque Rajoy está solo y nosotros somos sus votantes", agrega.

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