Ottawa – El gobierno de Quebec esperaba un amplio apoyo social cuando aprobó una ley en la que prohibía a las mujeres usar el velo islámico cuando brindan o reciben servicios públicos. En cambio, la nueva ley ha provocado protestas, confusión y una sensación de ridículo.
La legislación, que aún no ha entrado en vigor, requerirá que una mujer se quite un velo que oculta la cara al subir al autobús, al llevarse un libro prestado de la biblioteca o recoger a un niño de la escuela.
La ley, aprobada por la Asamblea Nacional de Quebec, tiene como objetivo proteger la "neutralidad religiosa del estado". Sin embargo, el gobierno provincial insiste en que no discrimina a las mujeres musulmanas. Afirma que la ley garantizará que los miembros del público puedan identificarse fácilmente; también prohibirá que alguien use un pañuelo y gafas de sol para subir a un autobús, por ejemplo.
"Simplemente decimos que, por razones relacionadas con la comunicación, la identificación y la seguridad, los servicios públicos deben darse y recibirse a cara descubierta", comentó el primer ministro de Quebec, Philippe Couillard. "Somos una sociedad libre y democrática. Me hablas, debería verte la cara y deberías ver la mía. Es así de simple", remarcó.
El Consejo Nacional de Musulmanes Canadienses inmediatamente atacó la legislación y la tildó de discriminatoria ya que, en su opinión, es una clara violación de las protecciones de libertad religiosa en la Carta de Derechos y Libertades de Canadá. "El gobierno de Quebec está avanzando una agenda política peligrosa a espaldas de las minorías, mientras se hace populismo en vez de practicar una gobernanza de principios", señaló el grupo a través de un comunicado.
El primer ministro canadiense, Justin Trudeau, aseguró que no creía que "sea asunto del gobierno decirle a una mujer qué debería y no debería usar" y se comprometió a defender la Carta de Derechos Canadiense. Pero tuvo cuidado de no criticar duramente la ley, preocupado por molestar a los votantes de Quebec, donde su popularidad sigue siendo alta y la prohibición del niqab tiene un amplio respaldo.
Julius Gray, abogado de derechos humanos de Montreal, remarcó que la ley está mal redactada y supone una violación de la Carta de Derechos. En ese sentido, señaló que probablemente no afecte a más de 30 o 40 mujeres de la región. Él se mostró convencido de lo que el gobierno liberal de Couillard está haciendo es "simplemente obtener votos de los partidos nacionalistas" que quieren restricciones aún mayores sobre los símbolos religiosos.
La ley también ha sido condenada por los primeros ministros de Ontario y Alberta y por el alcalde de Montreal, Denis Coderre, que dijo que estigmatiza a las mujeres y coloca a los conductores de autobuses en una situación imposible como ejecutores de la ley. Hace unos días, los manifestantes salieron a las calles de Montreal luciendo máscaras quirúrgicas, bufandas y máscaras de hockey para protestar contra la ley.
Montreal protesters don surgical masks, scarves over Bill 62 bus restrictions https://t.co/XCaseKjKCw pic.twitter.com/EIxnDQhMu8
— CBC Montreal (@CBCMontreal) October 20, 2017
La ministra de Justicia de Quebec, Stephanie Vallee, convocó una conferencia de prensa que, en vez de ayudar, parece que provocó aún más confusión. Dijo que la ley solo obligará a una mujer a quitarse el velo en un autobús si tiene un pase de transporte con una identificación con foto. Una vez dentro, ella puede volverse a poner el velo. Pero antes, ella misma aseguró que la mujer tendría que tener la cara al descubierto durante todo el trayecto.
Al ser consultada por un periodista para aclarar si habría sanciones por incumplir la ley, ella dijo: "Si no lo haces, te expulsarán".
Una mujer con velo podría entrar en una biblioteca, vagar por las estanterías y leer algún libro, pero tendría que quitarse su niqab si quiere tomar prestado un ejemplar. Sin embargo, ellas podrían requerir una exención por motivos religiosos y evitar así sanciones.
La prohibición de los velos es la última de una polémica sobre las "acomodaciones razonables" de las minorías en la región, principalmente aquellos de habla francesa que han llegado hace una década. Ha llevado a impulsar regulaciones municipales en un suburbio de Montreal que restringe a los judíos jasídicos construir sinagogas y la prohibición de llevar el kirpan en la Asamblea Nacional.
Pero el miedo a los musulmanes es lo que ha llamado más la atención. Quebec fue una vez un bastión del estricto catolicismo romano, pero desde la década de los sesenta, la población se ha vuelto cada vez más secular y temerosa de una creciente inmigración musulmana. Pero aún así, muy pocas mujeres utilizan velos que les tapan completamente la cara.
Si bien el temor a los musulmanes es alto, el incidente terrorista más grave que golpeó a la región en los últimos años ocurrió en enero, cuando un pistolero mató a seis fieles en una mezquita de la ciudad de Quebec. Un joven francocanadiense conocido por su visión de extrema derecha enfrenta ahora cargos de asesinato.
La ley anti-niqab fue aprobada por la mayoría liberal en la Asamblea y la oposición votó en contra, la mayoría de ellos porque consideran que esa norma no va al centro de la cuestión. Un miembro de la oposición calificó la nueva ley como "un acto de comedia". La oposición quiere que el gobierno prohíba a cualquier persona que lleve un símbolo religioso "ostentoso", incluyendo un kippa, un turbante o un chador, ocupar cualquier posición de autoridad, incluido un maestro o un oficial de policía.
Hace unos días, una encuesta de opinión realizada por el Instituto Angus Reid mostró que el 62 por ciento de los encuestados de Quebec aprobaron firmemente la legislación.