Atwater (California) – Hay un hombre con un sombrero de paja que se gana la vida cruzando la calle una y otra vez. A veces mira su teléfono celular, a menudo vagabundea fuera del paso de peatones e, incluso, también ignora las señales de tráfico. Lo que no hace es prestar atención a los vehículos que pasan por la intersección.
Si lo hiciera, se daría cuenta de que no tiene conductores.
Esta reserva cuidadosamente cubierta de 36 hectáreas en Central Valley (California) es el campo de pruebas para automóviles sin conductor que está desarrollando Waymo, la compañía de vehículos autónomos que era una división de Google antes de ser escindida el año pasado. Hace unos días, Waymo abrió las puertas para dar la bienvenida a un autobús de reporteros que saben que el mayor desafío de la compañía es desarrollar el auto sin conductor "perfecto".
"Hay cierto nivel de incomodidad al estar en un automóvil completamente sin conductor", afirma el presidente ejecutivo de Waymo, John Krafcik. "Hemos leído la mayoría de las encuestas y en su mayoría dicen que la mitad de los conductores se sienten incómodos con esta idea. Y cuando miramos eso, decimos: 'Eso es genial, aproximadamente la mitad de los usuarios ya están cómodos con la idea de ir sin conductor'. Realmente lo vemos como un punto de partida razonable", agrega.
El punto de partida puede ser un poco más negativo que eso. Una encuesta de la AAA, realizada este año, reveló que tres cuartas partes de las personas analizadas admitieron tener miedo de poner un pie en un automóvil sin conductor, y más de la mitad de los conductores ni siquiera querrían compartir la carretera con uno.
La gente de Waymo y otras compañías deseosas de poner vehículos autónomos en la carretera señalan que, una vez que las personas experimentan con esos coches, generalmente se habitúan a la tecnología.
Waymo recalca que sus autos sin conductor han recorrido más de 56 millones de kilómetros en 22 ciudades, y han acumulado 40 billones en pruebas simuladas solo durante el año pasado. Además, han sido desafiados en aproximadamente 20,000 escenarios hipotéticos que podrían encontrarse en autopistas y en las calles de la cualquier ciudad.
La compañía envió a un ciego solo en uno de sus automóviles en Austin, pero gran parte de los experimentos se llevaron a cabo en esta antigua base de la Fuerza Aérea y en una sede anterior de Google situada a casi 200 kilómetros de Mountain View (California).
Desde la prueba de Austin en 2016, el vehículo de Waymo ha pasado de ser un auto parecido a una pastilla de goma a una minivan Chrysler Pacifica que parece bastante normal, salvo por una cúpula en el techo con una luz intermitente.
Las capas de sistemas de detección recopilan mucha más información y controlan los 360 grados del automóvil, mucho más que lo que cualquier ser humano podría hacer.
Los detectores Lidar, que usan un láser para medir la distancia entre las cosas, están situados en los parachoques delanteros y traseros y justo delante de los espejos laterales, uno en cada lado. También está en el domo, junto a una cámara de alta resolución con un campo de visión de 360 grados. Debido a que es una cámara de color, aparecen las luces de tráfico, los autobuses escolares amarillos, los conos de las zonas de construcción y las luces intermitentes en los vehículos de emergencia. Eso se complementa con los sensores de radar en las cuatro esquinas y en la parte superior del automóvil.
Esa tecnología interceptó al hombre del sombrero de paja, a varios ciclistas que pasaban por ahí, a una hilera de conos de tráfico y al cambio de los semáforos. La camioneta también sorteó con éxito una rotonda y superó tres escenarios hipotéticos durante el día de prensa.
El auto también puede escuchar.
La computadora que monitorea y controla si algo sale mal tiene un software que, según Waymo, puede "modelar, predecir y comprender la intención de cada objeto en la ruta". Los peatones, por ejemplo, se mueven más despacio que los ciclistas, los motoclistas o los automóviles, pero pueden cambiar de dirección mucho más rápido. Luego está el "planificador" de la computadora.
"Si el software percibe que un carril adyacente está cerrado debido a una construcción y predice que un ciclista en ese carril se va a mover, nuestro planificador puede tomar la decisión de desacelerar o dejar espacio para el ciclista con la suficiente anticipación", según el manual de Waymo distribuido a los reporteros.
Krafcik y su equipo, que trabajan tras las pantallas opacas en la base aérea de Old Castle, un aeródromo situado al sureste de San Francisco, no saben cuándo y cómo sus autos se verán en acción.
"Es justo decir que estamos muy cerca. No vamos a dar una fecha específica. Vamos a hacerlo cuando estemos convencidos de que estamos listos", remarca.