A los ejecutivos de las empresas les encanta decir que la diversidad de género es una de sus principales prioridades. Montan campañas de publicidad, pregonan medidas de igualdad salarial e inician redes de mujeres para ayudar a promover su liderazgo.
Pero la visión de los hombres es bastante diferente cuando hablamos de esos problemas, según una nueva encuesta, publicada hace unas semanas.
El informe, realizado por el gigante asesor McKinsey y la organización de mujeres Lean In, financiada por Sheryl Sandberg, muestra una marcada división entre cómo los hombres y las mujeres ven los esfuerzos de sus respectivas compañías en el avance de la mujer en el trabajo. La encuesta anual, que en 2017 analizó a 70,000 empleados de 76 compañías, muestra que el 63 por ciento de los hombres preguntados dijo que su compañía estaba haciendo lo necesario para mejorar la diversidad de género, mientras que el 49 por ciento de las mujeres expresó lo mismo.
El 55 por ciento de los hombres admitió que el comportamiento irrespetuoso en sus lugares de trabajo se aborda rápidamente, mientras que solo el 34 por ciento de las mujeres estaba en la misma línea. La mitad de los hombres afirmó que los gerentes consideran diversos candidatos para puestos vacantes, en comparación con el 35 por ciento de las mujeres.
Si bien puede no ser tan sorprendente que hombres y mujeres piensen de forma diferente sobre los esfuerzos de diversidad de género en el lugar de trabajo, el informe también reveló puntos de vista contradictorios sobre lo que podría ser "suficiente" cuando se trata de la composición empresarial en cuestión de género. Por ejemplo, en compañías donde solo 1 de cada 10 líderes senior son mujeres, casi el 50 por ciento de los hombres dijo que las mujeres estaban "bien representadas" en los rangos superiores, en comparación con solo un tercio de las mujeres que, de manera algo notable, dijo lo mismo.
"Realmente eso demuestra un desajuste en la percepción", comenta Lareina Yee, socia principal de McKinsey. "Creo que lo que esto dice es que cuando ves que casi no hay mujeres, o cuando ves una de cada diez, piensas que están bien representadas y que se están instalando en el status quo", agrega.
La encuesta también muestra una desconexión similar a lo que han encontrado los informes anteriores sobre cuántos hombres y mujeres piensan que la diversidad de género es un gran problema. El año pasado, una encuesta realizada por PwC con más de 800 directores corporativos descubrió que solo una cuarta parte de los hombres que respondieron pensó que la diversidad de género en el consejo de administración mejoraba el desempeño de una compañía, mientras que el 89 por ciento de las directoras sí que lo pensaban. Solo el 38 por ciento de los hombres dijo que la diversidad mejoraba la efectividad de un consejo, en comparación con el 92 por ciento de las mujeres.
En el análisis se dio a conocer una diferencia notable entre las aspiraciones de carrera de las mujeres de color y las mujeres blancas, a pesar de una supuesta falta de aliento y ayuda por parte de sus gerentes. Alrededor del 44 por ciento de las mujeres negras señaló querer ocupar puestos de alto ejecutivo en su compañía, en comparación con solo el 33 por ciento de las mujeres blancas. Sin embargo, solo el 28 por ciento de las mujeres negras, según la encuesta, dijo sentir que sus gerentes las defendían (tanto a ellas como a su trabajo), en comparación con el 40 por ciento de las mujeres blancas y el 43 por ciento de los hombres blancos.
El informe apunta que ni los empleados ni sus gerentes no captaron la magnitud del problema como una de las razones del progreso. "No creo que haya ningún intento (malicioso), es un punto ciego puro", señala Yee. En algunas compañías, después de décadas de que no haya mujeres ocupando cargos directivos, ver una de ellas en la mesa de juntas puede parecer una avance.