El 83 por ciento de los padres que dan una paga semanal a sus hijos consideran que sus pequeños se la deberían ganar haciendo las tareas domésticas, según afirma una encuesta anual de T. Rowe Price. Esos padres se están equivocando, o al menos eso es lo que dicen unos informes de hace un par de décadas, que aseguran que las asignaciones deben ser destinadas para aprender no para ganar.
En un libro publicado recientemente, The Opposite of Spoiled de Ron Lieber, el autor argumenta que no debemos dar subsidios a cambio de quehaceres porque un día nuestros hijos decidirán que no necesitan el dinero y se negarán a hacer el trabajo. "Entonces el subsidio debe mantenerse por sí solo, no como un salario, sino como una herramienta para la enseñanza", escribe Lieber.
Luego está Positive Discipline A-Z, el clásico de Jane Nelsen. Él, ahí, también explica que las asignaciones deben ser educativas: "Las tareas domésticas son un tema aparte y no deberían estar relacionadas con una asignación".
Incluso el tan venerado Dr. Spock's Baby and Childcare, publicado por primera vez en 1945, decía algo así: "Un subsidio es una forma de que los niños aprendan a manejar el dinero… un subsidio no debería ser usado como pago por las tareas rutinarias".
Entonces, ¿eso significa que nuestros hijos no deberían hacer tareas domésticas? No. Solo significa que no deberían pagar por ellas.
Estos (y muchos) expertos en crianza argumentan que los niños deberían ayudar en la casa porque es lo correcto, no porque ganen dinero. Muchos sugieren que si quieres pagar a tus hijos por hacer un trabajo extra en casa eso está bien. Algunos padres alientan a sus hijos a que busquen trabajos o tareas que deban hacerse y así fijar un precio, como una forma de fomentar el espíritu empresarial.
La encuesta de T. Rowe Price también encontró que el 34 por ciento de los padres no da ninguna asignación a sus hijos, algo que los expertos consideran que es un error. Después de todo, para aprender a ir en bicicleta necesitas una bicicleta. Para aprender a tocar el violín, necesitas un violín. Y para aprender a administrar el dinero, necesitas dinero. Incluso en los hogares donde el dinero es escaso, los padres pueden transferir un poco destinado al gasto de los niños para que ellos lo utilicen en sí mismos.
Entonces ahí está el "por qué" de la concesión. Pero ¿qué pasa con el cuándo, dónde, cómo, cuánto y con qué frecuencia?
CUANDO
En la encuesta de T. Rowe Price, el 20 por ciento de los padres que dan un subsidio empezó cuando sus hijos tenían 6 años, el 19 por ciento cuando los pequeños tenían edades entre 7 y 9 años. Entonces, no hay una edad "correcta". El consenso entre los expertos es que se debe dar una asignación a un hijo tan pronto como él empiece a preguntar por dinero. Lieber sugiere que se comience a dar una asignación poco después de que llegue el tooth fairy (ratoncito Pérez), ya que eso hará que tu hijo o tu hija se interese repentinamente por el dinero.
CON QUÉ FRECUENCIA
Una vez que comienzas con un subsidio, ¿con qué frecuencia la repartes? La mayoría de los padres dan a sus hijos ese dinero semanalmente y los expertos dicen que eso está bien para los niños pequeños. Sin embargo, para los adolescentes, algunos señalan en un subsidio mensual más amplio para que sus fondos puedan extenderse con el tiempo.
CÓMO, DÓNDE
Del mismo modo, podrías cambiar tu método de paga a medida que tus hijos crecen. Por ejemplo, los niños de un solo dígito que están aprendiendo a contar (y que además les encanta la estimulación visual y táctil) darles dinero en efectivo es una experiencia de aprendizaje. Algunos padres hacen que sus hijos dividan ese dinero en frascos separados asignados para "gastar", "ahorrar" y "donar".
A los adolescentes (tan obsesionados con la pantalla) puedes darles el dinero a través de varias aplicaciones que permiten depositarlos y agruparlos en recipientes virtuales. Algunos, incluso, permiten hacer compras directamente desde la aplicación. Para los adolescentes más mayores, los expertos en dinero y crianza aseguran que una cuenta bancaria con una tarjeta de débito les puede dar práctica para el mundo real, que está a la vuelta de la esquina.
CUÁNTO CUESTA
Hay una categoría final, y difícil de abordar: cuánto. Eden Burgess se ocupa de pinturas multimillonarias ejerciendo de abogada de arte y antigüedades para Cultural Heritage Partners. Pero cuando se trataba de negociar la creciente asignación de su hija, necesitó ayuda. "Le pregunté a algunos amigos, que eran padres, y ellos me dijeron que una buena regla es darles la mitad de la edad del niño", recuerda. "Así que empezamos dándole USD 4 a la semana cuando mi hija tenía 8 años", agrega.
Burguess eligió ese método. Otros dicen que pagan la edad completa de los niños. El uso de una fórmula basada en la edad tiene ventajas cuando los niños son pequeños: evita los argumentos sobre la cantidad inicial, proporciona una metodología para aumentar y justifica las diferentes cantidades que se les da a los hermanos mayores y menores.
No hay una fórmula que indique el número correcto. La cantidad de subsidio que tú des depende, en parte, de tus circunstancias financieras. Pero los expertos sí están de acuerdo en una cosa: dar la suficiente asignación para que los hijos puedan comprar las cosas pequeñas que quieran y para que sean conscientes que deberán ahorrar para comprar cosas más grandes, una gran práctica para la vida real.
"Nos gusta pensar que fue nuestra decisión aumentar su paga semanal cuando llegó a su décimo cumpleaños", comenta Burgess. "Hicimos la regla de la mitad de la edad, pero ella es hija de dos abogados así que siempre está presionando para conseguir algo más, además de la asignación", bromea.