La OMS crea una polémica lista “reservada” de antibióticos para superbacterias

Por Ariana Eunjung Cha

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La Organización Mundial de la Salud publicó recientemente nuevas recomendaciones encaminadas a reducir el uso de ciertas categorías de antibióticos de "último recurso" como parte de sus esfuerzos para combatir el aumento de las superbacterias.

Funcionarios de salud pública señalaron la creciente tasa de patógenos resistentes a los antibióticos y afirmaron que estas "pesadillas de bacterias" representan una amenaza catastrófica. El uso excesivo de antibióticos en el ganado, así como en los seres humanos, es la principal la causa.

Tal resistencia ha creado un mundo en el que incluso las infecciones y las enfermedades más pequeñas pueden convertirse rápidamente en mortíferas y aquellas enfermedades que se creían vencidas, como la tuberculosis y la gonorrea, se volverían intratables en más casos.

El nuevo consejo de la OMS, la mayor revisión en 40 años en referencia a los fármacos, coloca los antibióticos en tres categorías: vigilancia, acceso y reserva. Cada una de ellas describe qué antibióticos se pueden usar con más libertad y cuáles no porque pueden provocar serios problemas.

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"El objetivo es contener la resistencia a los antibióticos, optimizar el tratamiento con esos fármacos y preservar los medicamentos de "último recurso"", dijo Marie-Paule Kieny, subdirectora general de sistemas de salud e innovación de la OMS. "No vemos esto como una solución rápida", agregó al tiempo que decía que la evidencia científica apoya la idea de que esto podría reducir el número de infecciones peligrosas.

En general, las recomendaciones alientan al uso de penicilinas y a la reducción del uso de antibióticos más nuevos y más caros.

Medicamentos como la amoxicilina, que se utiliza para tratar una amplia gama de enfermedades que van desde la infección en el oído a la neumonía, estará en el grupo de "acceso". Son los que, según la documentación de la OMS, deben "estar disponibles en todo momento".

El grupo de "vigilancia" incluye tratamientos como la ciprofloxacina, que muchas personas toman para la faringitis estreptocócica o la sinusitis. El uso de estos medicamentos debe ser "drásticamente reducido", según la organización.

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El grupo final de "reserva" incluirá los antibióticos que forman parte de la última línea de defensa actual. Estos incluyen la colistina y algunas cefalosporinas, que, según la OMS, solo se deben utilizar "en las circunstancias más graves, cuando todas las otras alternativas han fracasado". En caso de que esto no estuviera lo suficientemente claro, la organización sanitaria dio como ejemplo "las infecciones que ponen en peligro la vida debido a la aparición de bacterias multirresistentes".

Las actualizaciones forman parte de la Lista Modelo de Medicamentos Esenciales de la OMS para el 2017, la cual se actualiza cada dos años y sirve de guía para lo que cada país debería almacenar. La lista es utilizada por muchos gobiernos nacionales como base de sus propias recomendaciones, regulaciones y decisiones de cobertura de seguros.

La forma en cómo reaccionarán las empresas que venden las nuevas clases de antibióticos (y que sin duda perderán dinero) está por verse. Suzanne Hill, directora de medicamentos esenciales de la OMS, reconoció que el sistema de incentivos económicos en el desarrollo de medicamentos gira en torno a las ventas y que puede haber "un impacto económico muy grande" para las empresas que comercializan los antibióticos de la categoría más restringida.

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"Tenemos que ver cómo lidiamos con las empresas para que no las comercialicen y mantenerlas en reserva, lo cual va a ser un desafío", avanzó Hill.

La OMS subraya que ha enfocado su trabajo en 39 antibióticos esenciales y cómo se aplican a 21 de las infecciones generales más comunes. Las recomendaciones se ampliarían si resultaran útiles. Numerosos grupos médicos de todo el mundo, como la Academia Americana de Pediatría de Estados Unidos, han estado sopesando el uso de antibióticos para diversas condiciones. Sin embargo, los consejos de la OMS proporcionan un marco más amplio para abordar la cuestión.

A principios de este año, el Centro Europeo de Prevención y Control de Enfermedades estimó que 25,000 europeos mueren de bacterias resistentes a los antibióticos cada año. Los Centros para el control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos han dicho que por lo menos 23,000 mueren de tales infecciones anualmente.

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La Asamblea General de las Naciones Unidas en 2016 garantizó el compromiso de los jefes de estado de unirse para combatir el problema. Era la cuarta vez que se había abordado un problema de salud. Las acciones anteriores involucraron el VIH, las enfermedades no transmisibles y el Ébola.

Margaret Chan, que era entonces directora general de la OMS, señaló que la resistencia a los antibióticos era una amenaza fundamental a la seguridad humana y advirtió que el mundo "se está quedando sin tiempo".

Un informe, encargado por el Reino Unido, estima que si la proliferación de superbacterias no se detiene, 10 millones de personas en todo el mundo podrían morir cada año a partir de 2050. Eso es más que el número de muertos por cáncer.

Marcus Sprenger, director de resistencia antimicrobiana de la ONU, aseguró que mientras que el mundo trabaja para combatir las superbacterias, los líderes no deben perder de vista que muchas personas, especialmente las de países en vías de desarrollo y del tercer mundo, todavía no tienen acceso a los antibióticos modernos.

"Cuando se trata de resistencia antimicrobiana siempre hay dos lados", puntualizó.

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