Phil Saviano, defensor de las víctimas de agresión sexual, llevaba una lista de clérigos del área de Boston acusados de haber violado a muchachos jóvenes. Los nombres se seguían acumulando.
Él creó una nueva sección para New England con personas que afirmaban que habían sido abusadas por los sacerdotes. Desde 1997 comenzó a elaborar una lista con los presuntos delincuentes, junto a otros datos.
Uno de los nombres que seguía apareciendo era el de Paul Shanley. Él era un respetado clérigo, apodado como el "sacerdote de la calle", que vagaba por los barrios peligrosos para ayudar a los jóvenes con problemas. Pero, al parecer, también se aprovechaba de la vulnerabilidad y la rebeldía de los muchachos para utilizarlas como arma y escudo.
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Shanley, de 86 años, fue puesto en libertad después de cumplir una sentencia de 12 años por violación y asalto indecente a un niño en una iglesia de Massachusetts, allá por los años ochenta. Fue expulsado por el Vaticano en 2004 y condenado al año siguiente.
"El hecho de que fuera encarcelado durante 12 años fue un triunfo para la comunidad", explicó Saviano a The Washington Post.
La sentencia y posterior encarcelamiento de Shanley pudo ser posible, en parte, a la famosa investigación de The Boston Globe, en 2002, que puso sobre la mesa el abuso generalizado entre los clérigos de Boston y la actitud de los funcionarios de la Arquidiócesis de Boston, que habían mirado hacia otra parte.
Los informes ganadores de un Pulitzer y otros tipo de documentos animaron a las víctimas a presentar denuncias en todo el mundo. En Boston se presentaron, al menos, cinco condenas, incluyendo la de Shanley y la renuncia del entonces arzobispo de Boston, Bernard Law.
Estas pruebas llevaron a filmar la película Spotlight, que ganó un Oscar en 2015. Saviano, cuya lista fue determinante para el lanzamiento de la investigación completa, fue interpretado en la pantalla grande por el actor Neal Huff.
El hombre afirmó que su página de Facebook había recibido una multitud de comentarios sobre la liberación de Shanley, algo que ha provocado el estrés postraumático entre las víctimas.
"Puede ser una situación muy difícil que haga que la gente tenga que recurrir a los terapeutas tras volver a estar en las noticias. Les trae recuerdos muy crudos y muchos sentimientos, una memoria que lleva a otra memoria", subraya.
Shanley vive en una casa nueva situada al otro lado de la calle donde se sitúa un estudio de baile, donde acuden niños y niñas a partir de los 2 años. Él está registrado como delincuente sexual de nivel 3, catalogado como alguien que puede volver a delinquir. Su nombre, su condena y la dirección de su casa han salido publicados, según informa The Boston Globe.
Shanley fue encarcelado en el Centro Correccional de la Colonia Antigua, en Bridgewater. Sus 10 años de libertad condicional están sujetos a la limitación de tener contacto con niños y jóvenes menores de 16 años.
"Un tipo viola a un niño al que le arruina la vida. Termina pasando 12 o 15 años en prisión, pero la víctima tiene que tener esa pena el resto de su vida", explicó una de las víctimas de Shanley, Paul Busa, a una televisión local de la CBS.
Robert Shaw Jr., el abogado que representó a Shanley en la corte de apelaciones, señaló a Associated Press que entiende la reacción emocional de la comunidad ante esta situación.
"Estoy seguro de que la aplicación de la ley garantizará que la comunidad se sienta segura. Tengo todas las esperanzas de que van a cumplir con sus obligaciones para que Paul Shanley permanezca en un lugar seguro", manifestó el letrado. El condenado, por su parte, se negó a responder las preguntas de los periodistas.
La oficina de la fiscal del distrito de Middlesex, Marian Ryan, se opuso a la liberación de Shanley, pero dos psicólogos forenses aseguraron que él no calificaba como una persona sexualmente peligrosa, a pesar de tener el nivel 3.
El abogado Mitchell Garabedian, que representaba a decenas de hombres que confesaron haber sido abusados por Shanley, puntualizó que la evaluación había sido incompleta porque no implicaba entrevistas directas con Shanley.
Un pleito civil de 2002 presentó denuncias contra la Arquidiócesis de Boston, lo que desencadenó un aluvión de documentos y revelaciones de altos funcionarios. Esos informes contenían nombres de sacerdotes que la iglesia había reasignado para tapar las acusaciones y sospechas de abuso. Entre ellos estaba Shanley.
Las primeras acusaciones contra él se produjeron en efecto dominó, según cuenta Anne Barrett Doyle, codirectora de Responsabilidad del Obispo, un grupo de vigilancia que recopila datos y documentos sobre clérigos que abusan sexualmente.
Doyle comentó a The Washington Post que la Arquidiócesis de Boston debería ser responsable por seguir de cerca a Shanley.
"Ellos crearon a Paul Shalney y él debe seguir teniendo el problema", apuntó Doyle. Su organización mantiene una base datos de unos 4.000 clérigos y otras figuras religiosas acusadas de agresión sexual.
La Arquidiócesis de Boston emitió un comunicado el pasado 25 de julio en el que calificaba los crímenes de Shanley como "reprobables" y agregaba que "ningún joven debería tener que experimentar tales violaciones de su seguridad y su dignidad". En 2003, esa institución resolvió un pleito de USD 85 millones para 552 personas que presuntamente habían sido víctimas de abusos sexuales.