El clásico avión de papel. La flecha. El planeador. Y ahora el PowerUp FPV, un drone de USD 200 que entra con fuerza en el grupo de los aviones de papel. Este producto viene con ocho piezas de alta calidad, fabricadas en papel de origami –de origen alemán-. En la parte superior tiene un módulo instalado con una cámara que transmite en vivo directamente al teléfono celular y almacena las imágenes en una tarjeta micro SD.
Se puede iniciar su vuelo lanzando el aparato al aire, como la mayoría de aviones de este tipo. Ese movimiento acelera la fuerza de los motores, o eso debería hacer. A mí nunca me funciona, pero mi hijo jamás ha tenido ningún problema. Una maniobra de despegue más consistente es acelerar las hélices y darle un pequeño golpe para que se vaya después.
Una vez en el aire, puedes controlarlo de dos maneras. Usa el modo gamepad, la app que incluye un panel de control para dirigir la trayectoria, la velocidad y la altitud. O puedes incorporar tu teléfono en el visor Google Cardboard VR cuyo sistema te proporciona la vista de un piloto con una cámara a bordo. Así puedes controlar el vuelo simplemente agitando la cabeza.
Es una forma muy intuitiva de pilotar un avión, aunque a veces es un poco confusa. ¿Me dirigía hacia los árboles del lado izquierdo del campo o hacia la derecha? Finalmente empecé a utilizar el visor VR, aunque no siempre miraba a través de él. No hay sistema de control de alerones ni tampoco del timón de cola. Únicamente hay una opción de piloto automático que mantiene el vuelo estable y va variando la potencia de cada una de las hélices.
Hicimos algunos aterrizajes forzosos y el hecho de tener la visibilidad a la altura de la nariz me permitió tener la perspectiva de un piloto. Los golpes eran fuertes pero los daños no lo eran tanto: tanto el módulo del vuelo como el del propio avión estaban listos para volar de inmediato. "Sabemos que cada vuelo termina en accidente. Lo construimos para eso", afirma su inventor Shai Goitein, un diseñador industrial y ex piloto del ejército israelí.
Una vez, cuando estaba volando, el avión dio la vuelta después de un aterrizaje muy duro. Perdí una de las alas de fibra de carbono que estabilizaba el aparato y fui incapaz de encontrarla de nuevo. Ese día el vuelo fue corto, pero al día siguiente regresé con un bambú para reemplazar la pieza que faltaba.
Aquí es donde obtienes el valor del dinero: con un poco de imaginación puedes conectar el módulo a cualquier cosa. El PowerUp FPV parece ser tan versátil como duradero.
Solo recuerda comprar baterías de recambio. Si vas a construir un avión y lo vas a hacer volar, vas a querer más de los diez minutos que te dura la batería de fábrica.