Una mente humana puede pasar horas trabajando en una cosa tan común como la memoria, produciendo proteínas para fomentar un recuerdo entre sus neuronas. Sin tales procesos biológicos, no hay recuerdos a largo plazo.
Todos los recuerdos no son iguales. Las memorias de un bonito viaje familiar a Legoland no causarán un daño duradero. Pero después de un incidente traumático, como un accidente de auto, los recuerdos se convierten en una fuente de angustia o, como llaman los psicólogos, "recuerdos intrusivos". La producción de este tipo de recuerdos es un objetivo tentador para los científicos que quieren aliviar los síntomas del trauma a las víctimas.
"A diferencia de la mayoría de los problemas de salud mental, sabemos que los recuerdos intrusivos provienen de un episodio traumático pero la pregunta científica es ¿cómo se puede afrontar eso?", comenta Emily Holmes, profesora de psicología en el Instituto Karolinska de Suecia y autora del estudio.
La nueva investigación, publicada en la revista Psiquiatría Molecular, dio un enfoque único para interrumpir la forma en que se forman los recuerdos vivos.
Las víctimas de accidentes automovilísticos que jugaron al Tetris seis horas después del incidente reportaron tener menos recuerdos intrusivos la semana después de la experiencia.
"Nuestro cerebro tiene una capacidad limitada y ese es un problema que podemos explotar. Una persona no puede visualizar dos cosas al mismo tiempo", dice Holmes.
Los recuerdos sensoriales que persisten después del trauma son, principalmente, visuales. "Estás viendo el auto rojo chocando contra ti y ves cómo el vidrio se rompe una y otra vez", subraya la estudiosa. Tetris también utiliza esos procesos cerebrales: "Es un juego visual muy absorbente, todo son símbolos, no hay texto y en tu mente ves cómo bajan los bloques. Requiere atención visual y bastante trabajo de memoria ya que estás tratando de posicionar esos bloques", manifiesta ella.
El estudio analizó a 71 pacientes que estuvieron involucrados en un accidente de auto y que terminaron en el departamento de emergencias del Hospital John Radcliffe de Oxford. La mitad de los pacientes jugó al Tetris con una Nintendo DS. Sus partidas duraron unos 20 minutos, incluyendo tramos ininterrumpidos de diez minutos o más.
Los científicos se aseguraron que los jugadores supieran cómo funcionaba realmente el juego. "Estamos tratando de alentarlos a jugar de una manera visual y aprovechar así sus imágenes mentales", comenta. Otro tipo de juego, incluso menos visual, no sería tan eficaz.
Los investigadores pidieron a los otros pacientes que enviaran mensajes de texto, leyeran o completaran crucigramas.
Cada paciente tuvo un diario después del accidente. Cada vez que un paciente tenía una memoria intrusiva, lo dejaba registrado en el papel. Los pacientes que jugaron al Tetris después del accidente reportaron tener un promedio de nueve memorias intrusivas, un 62 por ciento menos que los que no jugaron.
Jugar al Tetris, según ella, provoca recuerdos borrosos. "La memoria se vuelve menos intensa" y eso es crucial para los recuerdos intrusivos, que vuelven a la mente porque son "demasiado vivos".
Sería prematuro decir que los departamentos de emergencias deben empezar a entregar Game Boys en las salas de espera. Mark Salter, un consultor británico del Real Colegio de Psiquiatras dijo a CNN que "el estudio es pequeño y no todo el mundo juega a Tetris" (aunque admitió que la idea era prometedora: "lo interesante es que esto sucede rápidamente").
De las víctimas de accidente en urgencias invitadas a jugar a Tetris, la mitad estuvo de acuerdo en participar en el estudio. Los que jugaron respondieron positivamente. El estudio citó a una novata, una mujer de 60 años, que nunca había jugado antes. "Liberé la mente en un momento en el que probablemente habría estado sentada y sintiéndome muy triste por mí", comentó.
Sin embargo, Holmes y su equipo no están convencidos de que el Tetris funcione como una terapia médica. Al contrario, ella sostiene que vio la investigación como la validación de una década de trabajo de laboratorio.
Holmes manifestó que valdría la pena investigar otros grupos de pacientes, como madres que se sometieron a cesáreas de emergencia o partos traumáticos. Todo eso será posible si se logra financiar el estudio.