La mujer trans que se convirtió en dragón

Por Diana Tourjée; traducido por Daniela Silva

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Pasé un día con Eva Tiamat Medusa, una mujer trans que modificó su cuerpo para convertirse en dragón.

Estados Unidos – La primera vez que supe sobre Tiamat Eva Medusa fue hace dos años después de ver un video sobre ella en internet. Su atractivo es evidente: Tiamat se sometió a una modificación corporal extrema para convertirse en un dragón. Le extirparon las orejas y las fosas nasales, tiene los ojos manchados de verde y está cubierta de cuernos implantados y escamas tatuadas. Tiamat ya no parece humano. Me pareció hermosa, y cuando me enteré de que también es transgénero, comencé a pensar en sus modificaciones en relación con la identidad, y esperé que algún día nos encontráramos.

Finalmente, esta primavera pasada, volé a Houston. Cada perfil y video corto que había visto sobre Tiamat era superficial y la presentaba únicamente como un fenómeno fascinante. Yo quería hacer algo diferente: contar su historia con sensibilidad, y crear un retrato de Tiamat como ella quería ser vista.

Era fácil pensar que Tiamat era simplemente una extremista de las modificaciones corporales. Tal vez debería parecer obvio, pero me sorprendió el significado inherente de cada procedimiento al que se ha sometido. Sus escamas, los tatuajes que cubren su rostro y su cuerpo, se inspiran en una serpiente de cascabel. Tiamat fue abandonada en el desierto cuando era niña; las serpientes de cascabel —que se movían en la arena a su alrededor— se convirtieron en figuras simbólicas de sus padres. Tiamat ha sufrido discriminación, abuso y violencia sexual, una vida de injusticia a manos de los hombres. Entonces, con el tiempo, dejó de identificarse con nuestra especie. Cuando se abrió a mí sobre su violación y su diagnóstico de VIH, entendí: ¿Por qué Tiamat querría ser humana, cuando fueron los humanos quienes le hicieron esto?

Ella no quería morir como las personas que la habían lastimado. Asustada de que el VIH le quitara la vida, decidió quitarse la piel en la que nació, dejar atrás la humanidad misma. No lo hizo por malicia. Sí, Tiamat estaba traumatizada y enojada. Me dijo que no siempre fue un buen padre para su hijo, lo cual lamenta. Pero no podía seguir viviendo en un cuerpo humano y, pensó que dejando a la humanidad atrás, finalmente podría sentirse cómoda viviendo junto a nosotros.

Tiamat no parece un humano. Parece un dragón, una entidad mítica que, a través de una serie de procedimientos ritualistas, logró escapar de los confines del cuerpo humano. Como mujer trans, eso es algo que entiendo implícitamente. De hecho, no creo que haya mucha diferencia entre nosotras. Cuando hice crecer mis senos, cuando me operaron para cambiar de sexo, sentí cómo me libré de la hombría, de la misma manera en que Tiamat dice que se siente libre de ser humana.

Tiamat me mostró su casa, luego me llevó al puesto de tacos donde desayuna todas las mañanas. La gente siempre se le acerca para tomarse fotos y publicarlas en sus redes sociales. Ella deleita a las personas. A algunos les da miedo, pero emana una energía tan positiva y mágica que las personas se sienten atraídas por ella. Cuando Tiamat me llevó a un puente donde vive una colonia de murciélagos, varias personas se le acercaron, sonriendo, ansiosos por tomarse una foto con ella o simplemente saludarla. Tal vez lo más conmovedor es que para los niños, Tiamat es un cuento de hadas hecho realidad.

Estábamos de pie en ese puente cuando miles de murciélagos salieron volando hacia el cielo lo más rápido que pudieron. Cada vez que parecía que ya no había más murciélagos, salían más y más, creando una nube oscura y móvil que parecía como si se elevara desde la Mujer Dragón. Tiamat me dijo que le gustaría vivir con murciélagos; una cueva sería su hogar ideal.

Al salir de Houston, me di cuenta de que Tiamat me había dejado una sensación permanente. Había llegado a ella con la idea de que su historia sería interesante, pero no anticipé que residiría tan claramente en el ámbito de la investigación existencial. No encuentro diferencia entre el tipo de modificación corporal a la que me sometí yo, y los procedimientos tabú que Tiamat soportó para convertirse en su visión de sí misma.

Creo que la modificación corporal es un aspecto central de lo que significa ser humano. Todo lo que le hacemos a nuestro cuerpo, ya sea que hagamos ejercicio, hagamos dieta, tengamos cirugía plástica, nos pintemos el cabello, cambiemos nuestro sexo o hagamos la transición a seres de otro mundo, representa una negociación entre nuestra voluntad y las formas en que nacimos. Tomamos decisiones todos los días para manifestar los deseos de nuestra mente de manera material, y lo hemos hecho desde nuestras primeras civilizaciones. El método de Tiamat simplemente es diferente al de la mayoría de los demás.

Al forjar porros con su lengua partida, con sus garras metálicas, y sacando humo por los lados de su nariz plana de serpiente, Tiamat me mostró cómo se siente su amor propio como individuo. Ella pudo superar algunas de las experiencias más terribles de la vida: seguir viviendo con alegría y esperanza. Yo necesitaba saber cómo lo logró y ella me dijo:

"Solo estás perdido si te permites estar perdido". Se necesita una clase de amor propio real, más allá del tipo de amor que cualquiera pueda entender. Te mereces lo mejor, y si lo mejor no es lo que te rodea, tú te encargas de encontrar lo mejor. Pero primero debes encontrarlo en ti mismo".

Publicado originalmente en VICE.com

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