Esto es lo que la ira al volante le hace a tu cuerpo

Por Carson Kessler; traducido por Álvaro García

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Casi todos hemos sentido enojo detrás del volante, pero los ataques de rabia (dentro o fuera de las calles) no son buenos para ti.

Ha sido realmente un gran día, piensas, cuando de repente un imbécil en una SUV amarilla se mete a tu carril. No tienes más remedio que pisar el freno bruscamente, lo que hace que tus bien merecidas papas fritas para después del trabajo salgan volando. Esas papas fritas, ahora tristemente esparcidas por el asiento del pasajero, eran lo único que esperabas después de una jornada de 10 horas y ese conductor tiene la culpa.

Después de algunos claxonazos agresivos y pintar dedo, disminuyes la velocidad lo suficiente para asegurarte de que pueda leer tus labios. Las groserías son interminables y en verdad estás destrozando con insultos al tipo de la SUV. Mientras te calmas y te disculpas con tu amiga por el altavoz del teléfono, ella te dice que dejes de actuar como Andy Bernard de The Office, antes de tomar esas clases de manejo de la ira.

"Es sólo ira al volante", le aseguras.

¿Es normal la ira al volante?
La ira es una parte normal de la experiencia humana. "La ira al volante" es un término que se ha popularizado para describir la cólera que se produce específicamente al conducir.

Prácticamente todo el mundo ha experimentado un poco de ira detrás del volante: casi 80 por ciento de los conductores en Estados Unidos expresaron enojo, agresión o ira al volante al menos una vez en el último año, según un estudio de 2016 de la Fundación para la Seguridad Vial de la Asociación Americana del Automóvil (AAA).

Stan Steindl, psicólogo clínico y profesor asociado adjunto de la Universidad de Queensland, dice que la ira al volante surge de dos procesos principales: amenaza y motivación. Ambos fueron componentes vitales de la capacidad de supervivencia de los humanos prehistóricos.

"Amenazas como maniobras inesperadas de otros conductores, que se metan en tu carril o tener que frenar repentinamente pueden desencadenar una respuesta de pelea/huida", aclara. "Dado que realmente no puedes huir, entonces peleas".

Steindl describe el sistema de motivación como nuestro deseo natural para obtener, lograr y tener éxito. "Cuando alguien nos ralentiza, nos bloquea u obstruye de alguna manera, tendemos a responder con ira con la determinación de seguir adelante", dice.

Pero soy buen conductor…
Sí, dos tercios de los conductores estadounidenses también piensan que son buenos conductores. Según una encuesta de Allstate en 2011, los conductores se clasifican a sí mismos muy por encima de otros conductores, en términos de conocimiento, capacidad y seguridad. Las calificaciones positivas que los conductores se dieron a sí mismos fueron más de dos veces superiores a la calificación que otorgaron a sus propios amigos cercanos.

Culpar a los demás en el calor del momento tiende a aumentar los pensamientos que provocan ira, como "casi me matas" o "conduces horrible, quítate del camino", dice Steindl.

La privacidad de estar en nuestro propio automóvil nos otorga un cierto tipo de anonimato que también agrava las acciones que tomamos cuando estamos enojados, específicamente, las ofensas que tendemos a proferir en un embotellamiento.

"Cuando las personas se sienten anónimas, pierden el control social interno, la vergüenza, la culpa o el remordimiento que normalmente reprimirían este tipo de comportamiento", señala.

¿Cómo afecta la salud?
Los estallidos de ira dentro o fuera de las calles no son buenos para ti: es posible que puedan provocarte un ataque cardíaco o un derrame cerebral en las próximas horas, según una revisión de la investigación de 2014 de la Escuela de Salud Pública de Harvard. Los autores especulan que el vínculo entre los arranques de ira y los problemas cardiovasculares proviene de la tendencia del estrés psicológico a aumentar la frecuencia cardíaca y la presión arterial. Tales cambios en el flujo sanguíneo podrían causar la acumulación de grasa en los vasos sanguíneos, lo que lleva a la formación de coágulos sanguíneos peligrosos en el corazón o el cerebro.

La frecuencia de los arranques de ira y cualquier historial de afecciones cardíacas previas entran en juego cuando se considera el riesgo cardiovascular. Los autores del estudio de 2014 determinaron que, entre las personas con un bajo riesgo cardiovascular, dos episodios de ira al día podrían resultar en cerca de 63 "eventos cardiovasculares" adicionales por cada 10,000 personas por año. En las personas con un mayor riesgo inicial de problemas cardíacos, tener dos episodios de enojo por día podría provocar alrededor de 268 ataques cardíacos y derrames adicionales por cada 10,000 personas, anualmente.

Uno de los hallazgos más alarmantes del estudio de la AAA es que cerca de 8 millones de conductores estadounidenses habían participado en ejemplos extremos de ira al volante en el último año, incluyendo chocar intencionalmente a otro vehículo o salir del auto para enfrentarse a otro conductor. Tomar estas medidas podría llevar a que las cosas se vuelvan más peligrosas: lamentablemente, las personas mueren por colisiones inducidas por la ira y por peleas que involucran armas.

¿Cuál es la diferencia entre un episodio de ira al volante "normal" y otro peligroso ?
"Los niveles más altos de ira pueden producir una mayor toma de riesgos, más impulsividad y, por lo tanto, una mayor probabilidad de errores de cálculo y accidentes", dice Steindl. "Incluso niveles más altos de ira pueden producir agresión e impulsos violentos que conducen al abuso verbal y en ocasiones físico".

Pero el hecho de que no tengas desplantes impulsivos no significa necesariamente que tu ira al volante esté bajo control. También hay señales más sutiles de una ira al volante malsana.

"Cuando la ira es frecuente o persistente, cuando genera sentimientos de hostilidad y cuando se expresa de manera constante como agresión, entonces es aconsejable tomar medidas para manejar la ira de manera diferente y más efectiva", dice.

Si conozco a alguien así y quiero calmarlo, ¿qué puedo hacer?
No es secreto que decirle a alguien que se "calme" mientras está a la mitad de un episodio de ira es contraproducente la mayoría de las veces. Claramente, el tiempo preciso es muy importante cuando se trata de expresar tu preocupación. Incluso podrías pedirle permiso a tu amigo para discutir el asunto, sugiere Steindl.

Una de los peores detonantes de la ira es el estrés acumulado. "Mientras más estrés tengas en tu vida, es más probable que experimentes enojo y lo expreses mientras conduzcas", señala. "Como tal, una parte importante de manejar la cólera es controlar el estrés de manera general".

Steindl sugiere estrategias para crear una sensación de alivio en la mente y el cuerpo. Cada persona es diferente, pero las técnicas de respiración lenta, la música relajante y cambiar las rutas por donde conduces son posibles soluciones.

Publicado originalmente en VICE.com

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