Un 10 por ciento de hombres están en riesgo de sufrir un trastorno que, en casos muy extremos, acaba en suicidio.
"Me afectó mucho, nunca pensé que me podía pasar a mí. Mi pareja y yo estábamos muy ilusionados con el embarazo; disfrutábamos de cada momento juntos: las ecografías, las clases de preparación para el parto, la ropita, la cuna… era un momento muy dulce". El testimonio de Miguel, de 30 años, es duro y conmovedor. Hace un mes y medio fue padre por primera vez y ahora asegura que no siente nada cuando ve a su hijo, Joan, en la cuna.
"Todo empezó cuando mi pareja acudió a su última cita con la ginecóloga, la última antes del parto. De repente me llamaron del hospital y me explicaron que estaba en urgencias. Era miércoles y Joan nació el viernes, por cesárea" recuerda Miguel. "Cuando la doctora me dijo que no podía asistir al parto, sentí que todo se venía abajo. Me enfadé con la doctora, sentí rabia de no poder estar con Ana y no ver nacer a mi hijo".
Desde el nacimiento de Joan, a Miguel le cuesta dormir o contener los llantos espontáneos. "A veces sueño que estoy en la sala de partos viendo al bebé nacer y me despierto muy enojado", cuenta. En el trabajo le han comentado que lo notan triste, algo que en el marco mental de cualquiera de nosotros no cuadra demasiado con el hecho de ser padre primerizo. "Socialmente hemos tergiversado lo que es tener un bebé, '¿por qué no quiero al niño si ahora debería estar súper feliz?' Son sentimientos que pueden existir y hay que normalizarlos", explica la doctora Ángels Córcoles, psiquiatra y psicóloga especialista en depresión postparto.
Socialmente hemos tergiversado lo que es tener un bebé; el sentimiento de rechazo puede existir
"La depresión postparto es un fenómeno que puede ser muy grave. En hombres quizás no es algo muy común, y si lo es no van a consulta", matiza la doctora. Según el estudio más reciente sobre este tema, entre el 5 y 10 por ciento de los padres primerizos experimentan este tipo de depresión; en el caso de las madres, el porcentaje sobrepasa el 30 por ciento. Los profesionales puntualizan, sin embargo, que las investigaciones sobre este tema están todavía un poco verdes, aunque están seguros de que van bien encaminadas. "No he tenido casos de padres, pero tiene sentido que también sean vulnerables. La depresión postparto tiene un componente hormonal, pero los factores sociales son muy importantes: cambios en el estilo de vida, en el descanso, una reorganización de tareas… son cosas que pueden afectar a los padres", razona el psicólogo Esteban Brook-Hart.
"Es algo que existe pero es complicado que llegue a consulta, porque no se detecta a tiempo", comenta Lydia Fiz, también profesional del campo. Para llegar a Miguel, llamamos a cinco consultas de especialistas y dos centros de ginecología. Su caso es casi una excepción, y es que muy pocos hombres han compartido sus problemas con profesionales. "Se consulta menos de lo que debería consultarse. Es un tema olvidado", asegura la doctora Córcoles, que también se refiere a las mujeres.
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"Siento celos de mi esposa y el niño", comparte Miguel. "No se lo he dicho a mis amigos; me costaría mucho hacerlo porque no sé si me entenderían". Él sí está recibiendo ayuda de un psicólogo. "Trato de formar parte de la vida del niño tanto como puedo; le doy de comer, lo baño, hablo con él, lo abrazo, pero recuerdo el parto y empiezo a llorar. Hace seis semanas que nació y no se me quita este sentimiento, aunque haberlo compartido con alguien está ayudando".
Compartir la situación es una de las claves para pasar el mal trago, según explica la doctora Córcoles. "Si la estás pasando mal, busca ayuda hasta que la encuentres y te sirva", asegura. Matiza que no tiene por qué ser ayuda profesional y que el apoyo de alguien cercano, un amigo o un familiar, puede ser igual de provechoso. "La intervención, preferiblemente, debe tratar de dar herramientas a las personas para pedir ayuda, reconocer ese estado depresivo y saber salir de él" comenta. La intervención, critica la doctora, debe ir mucho más allá de las pastillas, un problema de praxis médica muy extendido en nuestro país.
Un 10 por ciento de hombres puede sufrir este trastorno, pero muy pocos lo detectan y casi ninguno busca ayuda externa
Según los especialistas, la depresión postparto es distinta para hombres y mujeres. "Al padre lo que le ocurre es que lo dejan a un lado. Ellos pueden sentir celos del bebé y un sentimiento de exclusión importante, y la madre está tan agotada que tampoco le hace caso al padre" ejemplifica Córcoles. "Las parejas deben entender que hay un proceso de reorganización, que no es lo mismo dos que tres. Durante un período de tiempo, ese tercero absorberá mucho sus vidas".
Los síntomas más habituales de esta enfermedad son los sentimientos de tristeza, cansancio, irritabilidad y ansiedad; también pueden incluir la dificultad para crear vínculos con el bebé, la culpa e incluso la idea de hacer daño al bebé. La consecuencia, en casos muy extremos, es el suicidio. "Sin llegar a este punto, unos síntomas no tratados pueden interiorizarse y pasar a formar parte de la persona. Quizás te has curado de la depresión, pero tienes peor humor y eres más pesimista".
Según el estudio citado, la mayoría de los padres empiezan a sentir los síntomas de la depresión postparto entre la tercera y sexta semana tras el nacimiento, pero no es una ciencia exacta. El motivo es que la depresión en los padres viene dada, sobre todo, por ese sentimiento de exclusión en el proceso de cuidar al bebé, mientras que en las madres se relaciona más directamente con cuestiones biológicas y el agotamiento que implica el parto, más inmediato.
Los expertos avisan de que hay que normalizar este trastorno entre padres y madres. "La depresión postparto es algo que aparece durante un tiempo y marcha, no es nada para escandalizarse, es algo natural", concluye Córcoles. Con ese apoyo tan necesario, Miguel volverá a sonreír cuando vea a su hijo en la cuna, es cuestión de tiempo.
Publicado originalmente en VICE.com.