Aquí, las drag queens más selectas de Tokio sueltan chistes obscenos que enloquecen al público.
Entre el final de la Segunda Guerra Mundial y 1956, cuando la ley antiprostitución japonesa entró en vigor, Shinjuku Ni-chome (el "área 2") floreció como el barrio rojo de Tokio.
Después de ese periodo, los bares gays empezaron a abrir sus puertas en esa zona y, en los ochenta, los locales ya lo conocían como el "gay village". Muchos bares de ese entonces admitían solo a homosexuales; dicho de otro modo, los nonke (hombres y mujeres heterosexuales) no eran bienvenidos.
Pero tras el auge de las citas por internet y las redes sociales, la comunidad LGBTI de Tokio ya no necesitaba tanto un área como la Shinjuku Ni-chome, y su vida nocturna se volvió menos popular. Los nonke empezaron a ser admitidos en los bares gays y el área se volvió más apta para todo tipo de personas y menos interesante para la comunidad LGBTI.
Pero en marzo, Ni-chome demostró que seguía siendo importante para los queers con la celebración de una batalla de raperos llamada "2nd Oneh-Style Dungeon".
En Japón, existe un fenómeno conocido como el síndrome Sazae-san: una depresión que se da los domingos por la noche causada por la ansiedad de la semana siguiente, y que recibe su nombre de Sazae-san, un programa de anime. Aunque en la "2nd Oneh-Style Dungeon" no parecía haber rastro de Sazae-san. Los gritos apasionados de los raperos improvisando, enfatizados por las frases sucias que salen de sus bocas, reverberan por las calles de Tokio.
Los raperos seleccionados por el público deben enfrentarse a tres drag queens en el escenario: Rachel D'amour, la Reina de la pasión; Angel Jasqo, el Ángel caído de Shinjiku Ni-chome, y Chikako Relax, la Doncella del desprecio extremo.
Las reinas tienen a la audiencia enloquecida de la risa con chistes obscenos fáciles. Los personajes del evento salieron a escena y yo tuve ocasión de documentarlo todo: desde la llegada de cada drag queen hasta su entrada al escenario.
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Publicado originalmente en VICE.com