Tamara Suju, abogada defensora de derechos humanos y Directora Ejecutiva del Casla Institute, denunció en su cuenta de Twitter el caso de un matrimonio que fue condenado por la justicia chavista luego de que en un primer momento había sido absuelto.
Se trata de María Delgado y Juan Marrufo, quienes habían sido detenidos por el caso de los drones -el atentado fallido contra el dictador Nicolás Maduro- y tuvieron la boleta de excarcelación que la Dirección de Contrainteligencia Militar (Dgcim) ignoró por bastante tiempo.
“¡Insólito! Luego de 3 años y 8 meses arbitrariamente detenidos, sin pruebas, habiendo sido absueltos en la primera oportunidad por el mismo tribunal de la jueza verduga Hennit López Mesa por falta de pruebas, fueron condenados por los mismos delitos a 30 años los esposos Marrufo-Delgado, hoy a las 3:00 AM, hora de Venezuela”, manifestó Suju.
Y siguió: “Recordemos que los esposos están en las celdas de torturas de la Dgcim, siendo víctimas de constantes de torturas y maltratos. El Grupo Contra la Detención Arbitraria de la ONU declaró su detención arbitraria y pidió su libertad, y tienen medidas cautelares de la CIDH”.
“Su caso lo lleva Casla Institute en la Corte Criminal Internacional y, además, fue denunciado en las fiscalías de Italia y España por tener los esposos doble nacionalidad. Junto con ellos también fue condenado a 30 años el Teniente Coronel Rodríguez Dos Ramos”, detalló la directora de Casla.
Por último, señaló: “Los condenaron por los delitos de traición a la patria, asociación para delinquir y financiamiento al terrorismo; y la jueza verduga se negó a leer los fundamentos de la condena, y además mandó a apagar la cámara. La defensa se negó a firmar las actas”.
El caso Delgado - Marrufo
En un artículo publicado en Infobae por Sebastiana Barráez en octubre de 2019, se dio cuenta de que el matrimonio de María Auxiliadora Delgado Tabosky y Juan Carlos Marrufo Capozzi, detenidos por el caso de los drones, tenían boleta de excarcelación que la Dgcim ignoraba. Llegado agosto (de 2019) y agotadas las instancias, la defensa solicitó un habeas corpus y el tribunal Cuarto de Terrorismo determinó que el violador del derecho no era el Tribunal Primero, quien se había negado a emitir otra boleta luego que la Dgcim desapareciera la primera, pero que la Dirección sí debía dar cuenta de lo ocurrido y así se lo hicieron saber al jefe de la misma, el general (Ej) Iván Hernández Dala, a quien le preguntaron que diga si el coronel Rodríguez Dos Ramos estaba en la Dgcim y que, si estaba, explicara qué motivos tenía para no cumplir la excarcelación. El director de la Dgcim jamás respondió. Pero apareció el Plan B.
A partir de ese momento, el general Terán Hurtado le dijo al matrimonio Marrufo y al coronel Rodríguez que saldrían en libertad. Incluso les ofreció un vehículo de la Dgcim para llevarlos a su casa. Fue alimentando las esperanzas de libertad de los tres detenidos. En los sótanos de la Dirección los esbirros montaron una estrategia. Les impusieron algunas condiciones “nada difíciles” para que su libertad se cumpliera sin problema alguno. “Los van a llevar funcionarios, pero eso sí, nada de familiares ni abogados”.
Y todos los días el general Terán Hurtado le decía a Juan Carlos Marrufo que ya lo iba a liberar, pero le colocaba excusas, tales como: “Hoy no se pudo porque había unos periodistas ahí afuera”, “mañana no habrá problema, cuando los abogados dejen de hacer exigencias”, etcétera.
Los miércoles son los días de visita de los abogados. A la abogada de los Marrufo le informaron que no podía bajar a los sótanos porque sus defendidos habían salido en horas de la madrugada. La abogada reclamó con firmeza, amenazó con tomar acciones hasta que un funcionario le dijo: “Doctora, disculpe la información equivocada, sus defendidos siguen aquí, en un rato podrá verlos. Y felicitaciones por su trabajo, que bueno que ya puede llevarse a sus representados”.
Cuando los abogados del coronel Rodríguez llegaron, les informaron que no podían bajar a ver al detenido porque lo iban a dar en libertad. “Solo esperen un momento. Sabe que como hay reglas nuevas impuestas por el general Terán Hurtado, al coronel lo vamos a llevar hasta su casa en una unidad de la Dgcim, para evitarnos problemas. Allá se lo entregan sano y salvo”.
Todos los funcionarios repetían el mismo libreto: “Felicitaciones, ya sus defendidos salieron” e incluso abrazaban a los abogados. Pero ya la estrategia estaba andando. Los Dgcim esperaron a que los abogados que estaban en la visita se marcharan y cuando ya casi no quedaba nadie, uno de ellos se acercó a la abogada de los Marrero a eso de las 12 del mediodía: “Que pena doctora, hubo un error. Sus defendidos fueron liberados esta madrugada”.
Dirigiéndose a los abogados del coronel murmura: “Váyanse, que ya lo van a llevar a Chacao”, porque en ese sector de Caracas tiene su apartamento el oficial.
Lo macabro
Cuentan vecinos del coronel Rodríguez Dos Ramos que en efecto una unidad de la Dgcim llegó con el oficial detenido a su lugar de residencia. Lo bajaron del vehículo, pero ahí había un grupo grande de guardias nacionales con sus armas largas, que agarraron al coronel y lo metieron en una de sus unidades. “Usted tiene una orden de captura por el juez José Márquez”, suplente de la jueza Carol Padilla.
Durante cinco horas no hubo información sobre el coronel, la alarma se prendió en las redes sociales de amigos y familiares exigiendo saber dónde estaba y ante el temor de que lo hubiesen asesinado. A las 6 de la tarde el oficial se comunica para informar que se encuentra en el Destacamento 51 Unidad Móvil de la Guardia Nacional, ubicado en El Paraíso.
Mientras tanto el destino de la pareja Marrufo es tan aterrador como el del coronel. El general Terán Hurtado ordenó que los llevaran en una patrulla de la Dgcim hasta su vivienda en Valencia, a menos de 200 kilómetros de Caracas.
Durante el viaje los funcionarios de la Dgcim les dijeron: “Qué bueno que ustedes están libres”, los palmeaban, “qué se siente estar en libertad”. La conversación se tornó amena. Los esposos estaban felices haciendo planes para lo que harán después. De repente, cuando llevaban unos 125 kilómetros recorridos y se aproximan al sector Palo Negro de Maracay, el chofer de la patrulla se detiene y los esbirros de la Dgcim le dicen a los Marrufo: “Bájense aquí”.
Ellos le argumentan que no tienen dinero ni para tomar un taxi. Los funcionarios insisten: “Vamos, vamos, bájense”. La pareja, que ha recibido durante meses el maltrato de la Dgcim, se baja de la patrulla. De inmediato fueron rodeados por gran cantidad de efectivos de las Fuerzas de Acciones Especiales (FAES). Los detuvieron y los llevaron a la sede de FAES en el sector San Diego de Valencia. Ellos permanecieron incomunicados. A la medianoche trasladaron a la pareja de regreso a Caracas y los recluyeron en la sede de FAES en La Quebradita.
Todo fue una trampa para que el general Terán Hurtado cumpliera con las boletas de excarcelación, pero a su vez montara una maniobra y se lo entregara a otros funcionarios del Gobierno mientras les armaban otros expedientes y mantenían detenidos al coronel Rodríguez Dos Ramos y a los esposos Marrufo.
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