Carlos Castillo busca a sus dos hijas -de 8 y 12 años- desde hace 10 días, cuando una quebrada desbordada en Las Tejerías, en la zona central de Venezuela, se las arrancó de los brazos pese a todo su esfuerzo por sostenerlas. Él no guarda esperanzas de hallarlas con vida, pero sí de encontrar sus cuerpos para darles sepultura.
Carlos y otras 19 personas se encontraban dentro de una iglesia cuando se produjo el deslave. Al ver que las lluvias no cesaban y que las olas del alud crecían, todos subieron al techo de la estructura pero ni siquiera allí lograron salvarse. De la veintena de feligreses, solo seis sobrevivieron, una cuenta en la que no incluye a sus dos hijas.
“Estábamos en la iglesia y ahí perdí a mi esposa y mis dos hijas, y no he conseguido a mis dos hijas todavía (...) eso tumbó donde estábamos montados, nos fuimos todos. Yo las tenía agarradas, (pero) cuando caímos al agua nos separamos”, cuenta a la agencia EFE.
El hombre de 42 años, creyente cristiano, piensa que Dios lo salvó para que cuide a otros tres hijos pequeños, uno de los cuales cumplió años el día que enterraron a su madre, tras cuatro días desaparecida.
Aún con rasguños visibles de lo que vivió, Carlos acude varias veces al día a los centros de información para buscar novedades sobre sus hijas, dos de las ocho personas que continúan desaparecidas según el balance gubernamental que da cuenta de 54 muertos y cerca de un millar de viviendas arrasadas por el agua y los escombros.
Esperanzado, Yeferson Rojas también busca a un ser querido, a su madre, de 44 años, que fue víctima del alud, según le contaron varios testigos la misma noche del siniestro, cuando se pasó cerca de ocho horas buscándola entre árboles caídos, casas destruidas y hallando cadáveres en los sedimentos.
Según recuerda, cayó en “estado de choque” al saber lo que había pasado con su madre, a quien esperaba ir a visitar una vez que escampara. Desde entonces, ha tenido amigos y familiares que le dan ánimo en este trance.
“Las personas conocidas (...) dándome esperanza, yo todavía no las he perdido (...) sí la voy a encontrar, en algún momento la voy a encontrar”, dice el joven de 25 años que, igual que sus tres hermanos, espera hallar a su madre.
Yeferson también ha estado en contacto con rescatistas y equipos forenses, quienes le adelantaron que, a estas alturas, un eventual reconocimiento será más fácil a través de signos dentales y no de cicatrices o tatuajes.
“Hasta el sol de hoy no nos han dado respuesta”, añade, mientras espera para visitar otra morgue.
La incertidumbre duró cinco días para Yenifer Galindo, que enterró a su marido luego de que el alud lo empujara 50 kilómetros hacia el este, donde fue encontrado por rescatistas el miércoles pasado.
“Mi esposo se fue, la creciente lo sacó de la casa y se lo llevó, él estaba entre los desaparecidos, tenía 55 años de edad”, explica a EFE mientras mira las ruinas de su vivienda y el terreno donde antes estaban las de su hermana y su hija. Todos esos restos serán demolidos.
La mujer de 47 años espera que las autoridades cumplan su palabra y la ayuden a encontrar una nueva casa, preferiblemente no muy lejos de Las Tejerías, la ahora calificada como zona de catástrofe que ha sido su terruño desde que nació.
Mientras tanto, decenas de rescatistas mantienen la búsqueda de los desaparecidos, o eso aseguró a EFE el viceministro para la Gestión de Riesgo y Protección Civil, Carlos Pérez Ampueda.
“Continúa la búsqueda, todavía continuamos con el procedimiento de salvamento, búsqueda y rescate”, remarcó el funcionario tras explicar que la lista de desaparecidos bajó después de cotejar datos, lo que se ha traducido en un aumento del número de víctimas fatales.
<b>Evacuaciones</b>
Las autoridades venezolanas advirtieron el martes que existe un riesgo potencial de que aumente el número de viviendas destruidas y dañadas en una barriada del estado central de Aragua, donde fallecieron tres personas arrastradas por un alud provocado por las torrenciales lluvias que azotan a la región.
Varias toneladas de rocas, árboles, lodo y escombros se abrieron paso súbitamente montaña abajo el lunes en El Castaño, un sector acomodado de la ciudad de Maracay, a unos 150 kilómetros al oeste de Caracas, dejando decenas de viviendas “aisladas y en riesgo”, indicó Protección Civil en un comunicado. Las autoridades han tenido que usar helicópteros para evacuar a muchos de los afectados.
Nicolás Maduro anunció la noche del lunes que además de los tres fallecidos unas 50 viviendas resultaron dañadas por el desbordamiento del río El Castaño, al norte de la capital del estado Aragua, la región más golpeada en las últimas semanas por las torrenciales lluvias provocadas por las más recientes ondas tropicales que pasaron frente al Caribe venezolano.
El desastre se produjo una semana después de que se desmoronó parte de la montaña que flanquea Las Tejerías, a unos 65 kilómetros al este de El Castaño, donde se han contabilizado hasta ahora 54 fallecidos y ocho desaparecidos. Además, según cifras oficialas, en Las Tejerías 400 viviendas quedaron completamente destruidas y cerca de 800 con daños moderados a graves. También fueron dañadas escuelas primarias, un liceo y más de dos decenas de empresas.
En El Castaño casas de tres pisos quedaron cubiertas de lodo y la calle principal del barrio se convirtió en un río caudaloso por varias horas.
“No es fácil ver cómo la gente se va. Cómo las casas se van” arrastradas por una gran masa de agua y lodo, dijo a The Associated Press Emiyexi Dorante, una empleada doméstica que como muchas otras buscaba regresar a su casa luego de que las viviendas donde trabajaban fueron destruidas.
Dorante destacó que muchos se salvaron milagrosamente cuando en algunos sectores los escombros frenaron o desviaron las fuertes corrientes de agua.
“Fue la respuesta de Dios... Pronto vamos a salir de acá”, comentó Dorante mientras varios helicópteros sobrevolaban el lugar.
Algunos heridos fueron evacuados en helicóptero con la ayuda de bomberos y voluntarios.
(Con información de AP y EFE)
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