Era tal el temor que el general en Jefe retirado (Ej) Raúl Isaías Baduel le causaba a régimen venezolano que ordenaron operarlo de una hernia inguinal, a prisa, en una carpa instalada en las afueras del hospitalito de Fuerte Tiuna, ni siquiera lo sometieron a la observación post operatoria. Eso ocurrió el 23 de diciembre de 2020, cuando un urólogo, que ahora vive en España, llevó a cabo la intervención quirúrgica del alto oficial, cuya salud, desde entonces se deterioró progresivamente, según revela un informe presentado por Provea a un año de la muerte del alto oficial.
Lo ocurrido se manejó con opacidad, pero es relevante para que el 12 de octubre de 2021 el general en Jefe retirado (Ej) Raúl Isaías Baduel, muriera en La Tumba, como se le conoce a un terrorífico calabozo de la sede principal del Servicio Bolivariano de Inteligencia (Sebin), según el informe presentado por Provea en el marco de un foro con participación de la esposa y una de las hijas del oficial, así como del investigador.
El informe del Programa Venezolano de Educación-Acción en Derechos Humanos (Provea), que se titula “La Muerte Lenta del Raúl Isaías Baduel”, busca aclarar qué sucedió en realidad, aquel 12 de octubre hace un año, con el hombre que regresó a Hugo Chávez a la presidencia de la República, cuando el 11 de abril de 2002 fue sacado del poder. El Ministerio Público dijo que el ex ministro de la Defensa falleció a causa del COVID, pero la versión no parecía creíble.
A Baduel lo intervinieron quirúrgicamente de una hernia inguinal que le había sido diagnosticada en agosto de ese año. Pero desde ese 23 de diciembre, “la salud del preso político, lejos de mejorar, empeoró progresivamente”, revela la investigación que realizó Edgar López de Provea.
“La operación se llevó a cabo en un quirófano improvisado a las afueras del hospital militar Dr. Vicente Salías Sanoja, ubicado en Fuerte Tiuna”, dijo la esposa Cruz María de Baduel.
El urólogo
Según el informe de Provea, la operación al general Baduel la realizó el urólogo Vicente Dieguez Salinas, quien fue jefe del Departamento de Urología del Hospital Domingo Luciani durante 19 años, con un episodio deshonroso. “En febrero de 2018 las Fuerzas de Acciones Especiales (FAES) allanaron una clínica de su propiedad, incautando medicamentos e insumos que pertenecían al Hospital Domingo Luciani. Vicente Dieguez fue detenido, imputado y permaneció nueve meses privado de libertad”.
El urólogo reapareció en 2020 como coordinador de un programa de salud del Ministerio para el Servicio Penitenciario. El médico dirigía dos programas semanales, uno por la televisora TVES, y el otro por Radio Rumbos. “Sin embargo, nunca trascendió información sobre la atención que Dieguez Salinas prestaba a los presos políticos recluidos en las sedes del Sebin, entre ellos el propio Baduel”.
El abogado Carlos Diez relata en el informe que tuvo contacto con Dieguez Salinas. “A mediados de 2020, fui al Sebin de Plaza Venezuela a entregarle al general unas medicinas para la hipertensión. Después de mucho insistir uno de los funcionarios me sugirió que buscara al doctor Dieguez, encargado de prestar asistencia médica al personal del Sebin y a los reclusos en La Tumba. Y me dio la dirección de una de las clínicas donde trabajaba el doctor Dieguez. Yo fui hasta allá y le entregué las medicinas. Las otras veces que entré en contacto con él fue para indicarle que estábamos haciendo gestiones para que el general fuese operado en una clínica privada, en las mejores condiciones posibles”.
En el último encuentro que tuvo con su esposa, el mismo Baduel le confirmó que Dieguez Salinas fue quien lo operó. “Vicente Dieguez Salinas salió de Venezuela y ahora reside en España. No accedió a contestar las preguntas que le formuló Provea por escrito, para que aclarara su participación en la intervención quirúrgica que le fue practicada a Baduel el 23 de diciembre de 2020″.
La cirugía
La Tumba es una cárcel subterránea que el informe de Provea describe con “el sonido de los trenes del Metro era una especie de despertador; la única pista que tenían los reclusos de que otro día había comenzado. Con el paso de las horas la noción del tiempo se iba perdiendo por el aislamiento en solitario en una celda de cuatro metros cuadrados, donde todo era blanco y gris, la luz estaba permanentemente encendida (de día y de noche) y el aire acondicionado a muy baja temperatura los mantenía pasmados de frío”.
“Por el sonido de los trenes del Metro de Caracas, a su paso por la estación Zona Rental, contigua a la sede del Sebin, en Plaza Venezuela, el general Raúl Isaías Baduel podría calcular que aproximadamente a las 6:00 am del 23 de diciembre de 2020 se realizó la operación tipo comando que marcaría un antes y un después en su vida y que, en definitiva, lo acercaría más a la muerte”.
El abultamiento en la parte derecha del abdomen sería la hernia inguinal. “Raúl me dijo que el diagnóstico se lo hizo una médica que prestaba servicios para el Sebin llamada Ninoska Nieto, aproximadamente en agosto de 2020. En esa oportunidad, también le diagnosticó hiperplasia prostática. Esa médica recomendó una intervención quirúrgica urgente, para evitar mayores complicaciones”, cuenta Cruz María de Baduel, esposa del general.
El informe de Provea relata que “a pesar de la imposibilidad de verlo con regularidad, los familiares y abogados comenzaron a hacer gestiones para que Baduel fuese operado en una clínica privada por médicos de su confianza”.
Ese 23 de diciembre de 2020, sin las garantías que reclamaba la familia y el general, “unos 20 funcionarios del Sebin, apertrechados con armas largas, trasladaron a Baduel en vehículos blindados”. Él llegó a saber para dónde lo llevaban cuando llegó a Fuerte Tiuna y, más específicamente, al hospital militar Dr. Vicente Salías Sanoja, conocido como El Hospitalito.
En una carpa
La esposa de Baduel contó a Provea que “la operación se realizó fuera del hospital en un quirófano instalado en una carpa, muy cerca de un basurero. De nada sirvió que Raúl pidiera explicaciones o que se resistiera. Él me contó que quien más lo maltrató fue el anestesiólogo, porque Raúl le pidió que fuera cuidadoso, pues él era hipertenso. Discutieron sobre colocarle anestesia general o anestesia local y eso fue lo último que recuerda Raúl del procedimiento”.
La intervención quirúrgica habría durado aproximadamente tres horas. “Baduel le contó a su esposa que tan pronto volvió en sí le mostraron dos masas sebáceas de aproximadamente kilo y medio cada uno: ‘Esto fue lo que te sacamos’, le habrían dicho”.
“Él dice que estaba mareado, pero que recuerda a un militar que se comunicaba constantemente por teléfono y después de cada mensaje que recibía le reiteraba a todo el equipo médico la orden de devolver a Raúl a La Tumba lo más rápido posible”, narró Cruz María de Baduel.
Cinco días después, el 29 de diciembre de 2020, le permitieron a su esposa visitarlo. “Cuando entré al Sebin, el impacto para mí fue horrible. No sabía que lo habían operado. Tenía todo el cuerpo edematizado, parecía una nevera. Tenía los pies tan hinchados que no se podía calzar. El bulto en el abdomen permanecía intacto. ¿Qué le sacaron? Él me decía que el dolor era insoportable, que sentía que le desordenaron los órganos abdominales”.
Andreína Baduel, una de las hijas del general, dijo que después de la intervención quirúrgica, lo trasladaron de nuevo a La Tumba, sin la necesaria observación. “Ni siquiera les importó que tuviera mucho dolor. La operación implicó una incisión en el abdomen de unos 20 centímetros. No le suministraron analgésicos o lo esencial para que él mismo se hiciera las curas. En su celda no había agua y tenía que esperar que atendieran su llamado para ir al baño y limpiarse la herida”.
La última vez
“A finales de septiembre de 2021, Baduel fue trasladado al Helicoide y recluido en la misma celda donde estaban su hijo Josnar Adolfo Baduel y el capitán Juan Carlos Caguaripano”.
El 2 de octubre de 2021, diez días antes de la muerte de su padre, Nayesca Baduel pudo conversar con él. “Fue muy doloroso verlo totalmente edematizado: su rostro, las manos, todo su cuerpo. En La Tumba nunca atendieron esa afección. Durante esos 40 minutos que estuvimos juntos y conversando en un espacio habilitado para las visitas en El Helicoide, él siempre estuvo de pie y se movía de un lado a otro, como tratando de equilibrar su peso”.
“El médico que dio el alta no fue Vicente Dieguez, quien dirigió la intervención quirúrgica, según me confirmó mi papá; le dio de alta un teniente, un hombre joven que estaba muy nervioso, porque se le exigía que el retorno a La Tumba se realizara lo antes posible”.
“Ese día me relató muchos síntomas que comenzaron a aparecer luego de esa operación que se le practicó en diciembre de 2020, en una carpa afuera del hospital militar de Fuerte Tiuna, de manera clandestina y sin las previsiones que requería ese tipo de acto quirúrgico. Yo en el fondo sabía que mi papá en cualquier momento podía fallecer”.
Margareth Baduel tenía más de un año sin ver a su padre y lo pudo visitar el 2 de octubre de 2021, después de una última desaparición forzada a propósito de su traslado de La Tumba al Helicoide: “Él estaba muy hinchado y me dijo que estaba así después de esa operación que le hicieron clandestinamente, que empeoró la salud de mi papá hasta que su organismo colapsó por completo”.
“La información recabada por Provea indica que la falta de atención médica oportuna y de calidad fue una constante durante los casi 11 años que Baduel estuvo preso y provocó un progresivo deterioro de su salud”.
“La Misión Internacional Independiente de Determinación de Hechos sobre la República Bolivariana de Venezuela exigió la apertura de una investigación sobre las circunstancias de la muerte de Baduel en prisión, con apego al Protocolo de Minessota. Formalmente, el Ministerio Público abrió una averiguación, la cual quedó a cargo del fiscal 94° Renny Amundaraín, pero los familiares no han sido informados sobre el más mínimo avance”, destaca Provea.
“El silencio en procura del olvido es un mecanismo de impunidad, como el silencio que guarda el Ministerio Público, como el silencio que guardan las autoridades del Sebin, como el silencio que guarda el médico que intervino quirúrgicamente a Baduel el 23 de diciembre de 2020″, destaca el informe de Provea.
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