Tres estadounidenses fueron arrestados en Venezuela, supuestamente por ingresar al país ilegalmente, están siendo retenidos en una cárcel de máxima seguridad y se exponen a prolongadas sentencias, según se enteró la Associated Press.
Ninguno de los arrestos había trascendido hasta ahora. Pero dos de los detenidos, Eyvin Hernández y Jerrell Kenemore, fueron apresados pocos días después de que el régimen de Nicolás Maduro liberase en marzo a otros dos norteamericanos.
A los pocos días, sin embargo, las fuerzas de seguridad venezolanas detuvieron a Hernández, de 44 años, y Kenemore, de 52, en incidentes separados en el estado occidental de Táchira, de acuerdo con una persona al tanto de la investigación, que habló a condición de no ser identificada por no estar autorizada a comentar los casos.
Hernández es de Los Ángeles y Kenemore de Dallas, aunque vivía en Colombia desde el 2019.
Un tercer estadounidense fue detenido en enero, también por ingresar ilegalmente a Venezuela. La AP no revela su nombre a pedido de la familia.
Se suponía que Hernández, quien fue arrestado el 31 de marzo, comparecería ante el tribunal el lunes, pero la audiencia se pospuso.
Hernández emigró a Los Ángeles cuando era un niño pequeño con sus padres, quienes huían de la guerra civil en El Salvador. Después de graduarse de la facultad de derecho de la Universidad de California en Los Ángeles, rechazó trabajos lucrativos para trabajar como defensor público en representación de personas de escasos recursos y en situaciones de marginalidad, una señal de su espíritu caritativo, dijeron amigos y familiares.
Hernández ama la música salsa y tiene un historial de activismo laboral. Un ávido viajero, Hernández estaba tomando un breve descanso del trabajo cuando viajó a Colombia, donde había estado varias veces antes, dijo su hermano. Justo antes de regresar a casa, acompañó a un amigo venezolano a la frontera. Su familia dijo que nunca fue su intención ir a Venezuela, ni violaría la ley a sabiendas.
El amigo de Hernández también está detenido y enfrenta cargos adicionales de contrabando de migrantes, según la persona familiarizada con la investigación.
“Toda mi familia extraña profundamente a mi hermano”, dijo en un comunicado Henry Martínez, quien también vive en Los Ángeles. “Ha trabajado toda su carrera sirviendo a personas marginadas y realmente es el mejor de nosotros. Esperamos y rezamos para que Eyvin pueda regresar a casa muy pronto después de este arresto erróneo”.
Dos semanas antes del arresto de Hernández, Kenemore fue detenido en circunstancias igualmente turbias.
Según la familia de Kenemore, había estado viviendo en Colombia durante más de un año con una mujer venezolana que conoció en en internet cuando ambos estaban superando divorcios. Los dos compartían un pequeño apartamento donde Kenemore trabajaba de forma remota para un cliente en los EEUU, pero había decidido mudarse a Venezuela, donde su novia tenía una casa.
La familia de Kenemore dijo que fue detenido por funcionarios de migración al ingresar a Venezuela, según una página de GoFundMe que crearon para pagar su defensa. Publicaron en la plataforma de crowdfunding lo que dijeron que era la última foto de él antes de su arresto, cerca de un puesto de control fronterizo colombiano en el puente internacional Simón Bolívar.
Los fiscales alegan que Kenemore, su novia y otras tres personas ingresaron al país por un sendero de tierra cercano, uno de los cientos de cruces irregulares que utilizan a diario los venezolanos que viajan entre los países para hacer compras, citas médicas y visitar a la familia. Dijeron que llevaba tres computadoras portátiles y lo acompañaba un capitán de la armada venezolana, algo que también levantó sospechas.
Al igual que Hernández, Kenemore fue acusado de asociación delictiva y conspiración, delitos punibles con hasta 16 años de cárcel. Su novia también está detenida.
“Jerrel es un buen hombre cristiano estadounidense”, dijo Jeana Kenemore Tillery, su hermana, en una entrevista telefónica. “Todo lo que quería hacer era estar con la mujer que amaba. Sus hermanas, hijos y nieto lo extrañan mucho y solo lo queremos en casa”.
Hay al menos otros ocho estadounidenses detenidos en Venezuela, incluidos cinco ejecutivos de la petrolera CITGO, de Houston, y tres veteranos de guerra, que están siendo usados como moneda de cambio, según las autoridades estadounidenses. Algunos llevan casi cinco años presos.
Los últimos arrestos se producen en momentos en que el gobierno de Joe Biden trata de desarticular la política de su predecesor Donald Trump de castigar a Maduro por vulnerar la democracia venezolana. En su lugar, Biden procura llevar a Maduro nuevamente a una mesa de negociaciones con sus opositores y despejar el camino para unas elecciones limpias y justas.
En el marco de ese acercamiento, Estados Unidos dejó flotando la posibilidad de reducir las sanciones a Venezuela, miembro de la OPEP, en una medida que, con el correr del tiempo, podría ayudar a contener la subida de precios del petróleo que hubo desde la invasión rusa de Ucrania.
La liberación de los dos estadounidenses el 8 de marzo fue celebrada en Washington y dio impulso al acercamiento entre Estados Unidos y Caracas. No está claro qué impacto tendrán los nuevos arrestos de estadounidenses en Venezuela, estrecho aliado de Rusia. Maduro ha sido sancionado por Estados Unidos, que además lo acusó de tráfico de drogas.
El Departamento de Estado confirmó los recientes arrestos, pero desistió de dar más información, aduciendo consideraciones de privacidad.
(Con información de AP)
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