“No, no, no es por el aparato de internet. Qué tontería es esa, si en la selva no hay electricidad. Esa comunidad yanomami es nómada y vive en el shabono, ¿qué prioridad tienen para ellos el internet si todos viven en el mismo lugar en medio de la selva? La verdad es que los funcionarios de la Aviación trataron de convencer al cacique Sabino y demás miembros para que permitan la minería en espacios completamente vírgenes. La comunidad les negó el permiso y eso causó la fuerte discusión con los militares, quienes decían que ellos debían pagarle una fuerte cantidad en oro al General de la ZODI y al Comandante de la Aviación. Los militares atacaron a los hermanos yanomamis con armas de fuego matando e hiriendo a varios”, dijo en conversación con Infobae una fuente indígena que pidió mantener en reserva su nombre.
Posteriormente los indígenas, ante el asesinato de los yanomamis, cercaron a los militares y en un video se observa a un oficial prometiendo que quien debe responder es el Inspector General de la Aviación. Los indígenas le dicen al oficial que nadie sale del lugar, porque lo que pasa allí, por la ley que los asiste, debe resolverse ahí y les impiden a los 17 militares salir del lugar.
Eran las 4 de la tarde aproximadamente. En la Base Militar Fronteriza ubicada en Parimabe, municipio Alto Orinoco del estado Amazonas, nada advertía la nube oscura que se cernía sobre la población yanomami. Es cierto que en el puesto militar hay paneles solares y una antena de internet, pero como no tenían el enrutador, la comunidad consiguió uno con una ONG, llegaron al acuerdo de facilitárselos a los militares a cambio de que todos tuvieran acceso al internet.
No era la primera vez que había problemas por el acceso al internet. “En realidad los militares solo estaban presionando a los yanomamis para que les dieran permiso a sacar oro de territorio virgen y la manera que consiguieron fue impidiéndoles el acceso al internet o al uso de la pista de aterrizaje, lo que hace muy difícil acceder al lugar por vía terrestre o fluvial. El incidente no fue más que una excusa para que los militares le hicieran sentir a los hermanos yanomamis que ellos tienen el poder”.
Es atroz que militares venezolanos asesinaran a cuatro yanomamis de los últimos indígenas originarios que quedan en la América del Sur, en la frontera entre Venezuela y Brasil. La responsabilidad recae en la institución castrense, porque ocurrió en la base de Aviación Militar de Parimabe, con uniformados provenientes de una unidad militar del estado Aragua, lo que puede indicar que no se les haya preparado para entender las costumbres de un pueblo tan importante como el Yanomami.
El oro, el oro
No había llamado la atención con tal ruido el asesinato de indígenas, quizá desde que en 1993 ocurrió la masacre de Xaximú, llamada sí porque se inició en las afueras de Haximu en la frontera de Brasil con Venezuela; los garimperios mataron a cuatro jóvenes yanomamis de esa zona. La respuesta indígena causó la muerte de dos garimperios, por lo que el contrataque de los explotadores de oro brasileños fue atroz, matando a 12 yanomamis, entre ellos un bebé, descuartizando los cuerpos para finalmente quemar la aldea Haximú.
Hace unos meses, militares venezolanos retuvieron en Río Negro una embarcación brasileña que desde hace mucho tiempo hacía el recorrido desde San Gabriel de Cachoeira, Brasil, y Río Negro, Amazonas, Venezuela, con mercancía, porque es más cerca para ellos Brasil que Puerto Ayacucho.
Los militares retuvieron la embarcación, se apropiaron de los productos y de las armas que iban en la embarcación. La protesta de las comunidades de la zona no se hizo esperar y lograron que la embarcación se la devolvieran a sus dueños.
“Lo que sucede es que los militares han venido exigiendo cada día más dinero, oro, beneficios, acceso a las ganancias del contrabando de combustible y no se adaptan a la cultura y al modus vivendi de las comunidades que se las ingenian para tener acceso a los productos necesarios para subsistir en esa difícil zona. En lugar de garantizarles protección y resguardo, acceso a alimentos y bienes, los militares acosan y presionan a la comunidad”.
Hay coincidencia en varias fuentes, a las que tuvo acceso Infobae, en que el problema principal es el oro. “Están explotando oro sin importarles pasar por encima de las comunidades indígenas. Al Alto Orinoco lo han convertido en zona de explotación minera, inclusive en el Cerro Delgado Chalbaud, en la zona donde nace el río Orinoco, en el parque nacional Sierra de la Neblina hay máquinas. Los indígenas no solo temen a los garimperios brasileños sino a los militares venezolanos”.
Todo militar enviado para esa zona no va castigado, como era antes por las condiciones difíciles de la zona, ahora va recomendado por el acceso a la explotación del oro, incluso los 17 de la Base fronteriza Delgado Chalbaud.
Recientemente el general de la ZODI habría ordenado el relevo de los funcionarios del Ejército por los de la Aviación, lo que al principio funciono muy bien hasta que los militares le pidieron al cacique Sabino que les permitiera ingresar una maquinaria para explotación de la minería. El jefe indio se negó alegando que esa es una zona virgen. “Nosotros lo que queremos es darle un tributo mayor al Jefe de la ZODI y que nos dejen en Parimabe”, insistieron los uniformados, pero los yanomami no cedieron.
Ahora, militares en la zona están solicitando que el cacique Sabino sea detenido por “ataque al centinela”, porque un hijo de él le arrebató el arma al primer teniente del puesto militar y la lanzó al patio, de donde la tomó su padre quien le disparó a dos de los militares que están heridos.
Dónde está
Cuando los yanomamis fueron ante el Ministerio Público recibieron un trato peyorativo por parte de la fiscal auxiliar superior Adelis Ramírez. Varios indígenas que estaban en la capital llegaron a la Fiscalía, pero se negaban a atenderlos, hasta que se presentaron más indígenas con arcos y flechas, por lo que la Fiscal bajó a hablar con ellos.
Amazonas es el segundo estado más grande de Venezuela, pero el de menos densidad poblacional; está ubicado en la frontera. Fácilmente se le podría confundir con un paraíso por las riquezas que tiene en sus entrañas: piedras preciosas, esmeraldas, coltán, pero también los majestuosos ríos, la bravía y misteriosa selva, la particularidad enigmática de sus comunidades indígenas. Más del 60% de su población está en Puerto Ayacucho, capital del estado. Su belleza y sus riquezas también son el motivo de su tragedia, por las apetencias de los grupos guerrilleros de Colombia y los garimperios de Brasil.
Para llegar a Parimabe, lugar donde ocurrieron los hechos que llevaron a la muerte de los cuatro indígenas, lo único apropiado es irse por aire, bien sea por avioneta o helicóptero, haciendo escala en el puesto de La Esmeralda, capital del municipio, lo que lleva unos 50 minutos de vuelo y desde ahí a Parimabe hay 45 minutos más de vuelo. Es una zona tupida, mucha vegetación y selva alrededor.
En esa zona no hay más de 100 personas y la totalidad de ellos son indígenas yanomamis, que viven en shabono. Lo único exógeno es el puesto militar, que antes ocupaba el Ejército y ahora la Aviación Militar; el otro puesto militar más cercano es la base de Seguridad Cerro Delgado Chalbaud, prácticamente el último puesto militar en la zona.
La insólita declaración
Los yanomamis asesinados fueron cuatro a quienes identificamos solo con las siglas de sus nombres, por respeto a la cultura Yanomami, porque el nombre del fallecido no debe pronunciarse: EGS (30 años), JIB (21), TCG (22) y MG (45). Indígenas heridos: adolescente Borges Sifontes de 16 años, herido en el brazo y está en el Hospital José Gregorio Hernández de Puerto Ayacucho; el cacique Sabino Silva, herido en la cabeza y en la mano derecha, y Gary García, herida en la mano derecha.
También resultaron heridos los militares: Christopher Jesús Bolívar Pino, Eduar José Evans y el soldado Jéferson Jesús Sebastián Garrido. Los militares terminaron heridos por los indígenas con las mismas armas que portaban.
La alcaldesa del municipio Átures y ex ministra de Pueblos Indígenas, Yamilet Mirabal, quien es indígena oriunda del pueblo yeral, fue comisionada para que conciliara ante los yanomamis, dijo que “por instrucciones del Alto Mando” hizo presencia en el lugar con un equipo multidisciplinario “para atender y aclarar una problemática presentada por diferencias culturales”.
Siempre insistiendo en colocar en igual situación a los indígenas con los militares, aunque los primeros tuvieron arcos y flechas mientras los funcionarios de la Aviación usaron armas de fuego, agregó que “como todo en una fiesta, en una riña, hubo un enfrentamiento se dio una discusión en ese momento y todo cae en una presión, a defenderse cada una de las partes. Aplicar la justicia donde haya que aplicarla en ambas partes”.
Estuvo de acuerdo en que “la Ley de los pueblos Indígenas se aplique, pero también tenemos que escuchar las versiones de ambas partes; se escuchó al pueblo yanomami y se escuchó a la otra parte. Sabemos que hay tristeza, tenemos dolor, de ambas partes, tenemos algunos funcionarios que también algunos están en una situación muy delicada de salud”, fue la declaración de la ex ministra.
La confusión
La excusa es que hubo un enfrentamiento, por un aparato enrutador de internet, entre los yanomamis y funcionarios de la Aviación, el domingo 22 de marzo de 2022, que llevaron a la muerte de los indígenas a manos de los militares. La confusión surge por lo dicho inicialmente por un funcionario en una emisora local, que fue tomada por otros medios de comunicación y distintos voceros.
El Defensor Delegado del Pueblo, Gumercindo Castro, dijo en el programa “Sobre la Mesa”, de la emisora Raudal Estéreo 92.9 FM, que habían iniciado una investigación por la denuncia que recibieron vía telefónica por “presunto enfrentamiento entre los miembros de la comunidad Yanomami y miembros de las Fuerzas Armadas; según las investigaciones supimos que el enfrentamiento se originó debido al incumplimiento del acuerdo de la Base Militar con los indígenas sobre el uso del sistema de internet. Las antenas están instaladas en la Base y el router es propiedad de la comunidad; en vista de que no se venían cumpliendo los acuerdos, los indígenas quisieron retirar el router, lo que originó el enfrentamiento entre ambos grupos”.
Castro enfatizó que “la primera autoridad que recibió la información fue el Comandante de la Zona Operativa de Defensa Integral (ZODI), General de División José Ramón Maita González, quien se trasladó a Parimabe al día siguiente, acompañado por la Fiscalía Militar. El martes 22, se traslada al lugar de los hechos la comisión mixta conformada por CICPC (Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas), CENAMECF (Medicina Forense), Ministerio Público, General de la Base Aérea y todos los entes que tiene que ver con esa materia”, posteriormente hubo reuniones con presencia de la Defensoría Delegada Especial Indígena representada por la doctora Bertha Macuribana.
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