Los regímenes de Venezuela e Irán reafirmaron este domingo su compromiso de seguir fortaleciendo los lazos de cooperación en todas las áreas que contribuyan a la “creación de nuevos espacios económicos” entre ambas naciones, informó la Cancillería de la dictadura chavista.
“Ambas naciones ratificaron su compromiso para seguir fortaleciendo los lazos de cooperación en todas las áreas que contribuyan a la creación de nuevos espacios económicos para el progreso y desarrollo de los pueblos”, detalló el despacho venezolano en una nota de prensa.
El acuerdo fue resultado de una reunión sostenida, en Catar, entre el canciller venezolano, Félix Plasencia, y el ministro de Petróleo de la República Islámica de Irán, Javad Owji. También los acompañó el presidente de la empresa estatal Petróleos de Venezuela (Pdvsa), Asdrúbal Chávez, según detalló la Cancillería.
“Mantuvimos una productiva reunión con Javad Owji, ministro de Petróleo de la República Islámica de Irán, a quien reiteramos el compromiso de Venezuela con la asociación bilateral en múltiples áreas y su importancia para continuar la defensa de nuestros intereses estratégicos”, dijo Plasencia en Twitter, citado en el comunicado.
Este encuentro fue parte de la agenda de trabajo de Plasencia en el marco de su participación en la VI Cumbre de Jefes de Estado y Gobierno del Foro de Países Exportadores de Gas (FPEG), que inició este domingo y culmina el martes, 22 de febrero.
En su visita a Catar, el funcionario chavista se reunió también con el ministro de Economía de la Federación de Malasia, Dato’ Sri Mustapa Mohamed, para “fijar una ruta fortalecida que permita avanzar hacia un nuevo nivel de cooperación entre ambos países”, tal como explicó en su Twitter.
Más temprano, el representante venezolano celebró otro encuentro con el secretario general del FPEG, Mohamed Hamel, en el que reiteró la disposición del régimen de Nicolás Maduro “de mantener la coordinación con todos los países miembros para desarrollar y utilizar los recursos gasíferos a favor del desarrollo de nuestros pueblos”.
La alianza entre Venezuela e Irán nació con Hugo Chávez. La estrecha relación que el fallecido presidente estableció con el régimen persa comenzó durante la Cumbre de Jefes de Estado de los Países Miembros de a Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) celebrada en Caracas en 2000.
Desde entonces y hasta poco antes de su muerte, el caudillo caribeño viajó varias veces a la República Islámica de Irán, y el entonces presidente Mahmud Ahmadinejad estuvo en Caracas al menos cinco veces. Durante este período se firmaron cientos de acuerdos bilaterales que abarcaban los sectores petroleros, químicos, inmobiliarios y automotriz.
Chávez decía que su alianza con Teherán era fundamental para su Gobierno e, incluso, llegó a regalarle a Ahmadinejad una réplica de la espada de Simón Bolivar. Todos los que recibían una de esas- el ruso Valdimir Putin y el sirio Bashar Al Assad, por ejemplo- fueron automáticamente considerados amigos de Miraflores.
Nicolás Maduro profundizó esos lazos.
En enero, la compañía petrolera estatal de Venezuela, PDVSA, recibió su primer cargamento de petróleo condensado de 2022 procedente de Irán.
Un barco con 2 millones de barriles del hidrocarburo utilizado para diluir el crudo extragrueso del país caribeño llegó al puerto venezolano de José. Los documentos de embarque enumeran el contenido del buque como “material craqueado”, dijo la persona, señalando que en realidad lleva condensado.
El barco se identifica en los documentos internos como el “Stharla”, aunque no hay registros de un barco con ese nombre; hay un Starla registrado en Irán.
Es costumbre disfrazar los nombres de los barcos en los puertos venezolanos y apagar los transpondedores de los satélites para que los buques no sean rastreados violando las sanciones de Estados Unidos contra el régimen de Nicolás Maduro.
Irán también ha intervenido para ayudar a su aliado sudamericano con ingenieros, productos refinados y repuestos para su industria petrolera. PDVSA duplicó sus exportaciones de petróleo en diciembre con respecto al año anterior, en una señal de recuperación de su industria.
Para burlar las sanciones internacionales, los dos regímenes utilizan tecnologías que esconden la ubicación de un barco y que antes tenían solo las principales fuerzas militares del mundo.
Windward, una compañía de inteligencia marítima cuyos datos son usados por el gobierno estadounidense para investigar violaciones de las sanciones, dice que desde enero de 2020 ha detectado más de 200 navíos involucrados en más de 350 incidentes en que al parecer manipularon sus ubicaciones GPS electrónicamente.
“Esto está fuera de control”, expresó en una entrevista Matan Peled, cofundador de Windward y ex oficial de la marina israelí. “No se trata de las grandes potencias militares, son compañías ordinarias las que están usando esta tecnología. La magnitud es asombrosa”, añadió.
Peled dijo que las autoridades estadounidenses no han logrado alcanzar la rápida propagación de esta tecnología, que ha sido desde hace décadas parte del arsenal de las guerras electrónicas pero que solo recientemente ha llegado al transporte comercial, con graves repercusiones de seguridad nacional, ambiental y marítima.
Windward pudo identificar buques sospechosos usando tecnología que detecta rastros digitales no correspondientes a movimientos reales, como vueltas minúsculas a alta velocidad o merodeos en forma circular.
Uno de los ejemplos más flagrantes hallados por Windward es el de un buque petrolero de 183 metros de eslora que aparecía como navegando hacia Irak aunque en realidad estaba cargando petróleo en Irán, que bajo las sanciones estadounidenses no tiene permitido vender petróleo.
(Con información de EFE)
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