En los sótanos de la Dirección General de Contrainteligencia Militar (DGCIM) hay un preso que se hace llamar David, que poco se comunica con los otros detenidos, casi exclusivamente lo hace con un civil que tiene mucho dinero. Quienes lo han visto de cerca hacen referencia a sus ojos “vacíos de emoción alguna”. Siempre se asegura de ocultar el portanombre. Su verdadero nombre es Dahud Hanid Ortiz, de 51 años, un exmarine de la guerra de Irak, quien tiene las nacionalidades norteamericana y alemana, y está solicitado por el triple asesinato en Madrid, ocurrido el 22 de junio 2016.
A él lo detuvo el CONAS, en octubre 2018, en el estado Bolívar, lugar donde se había instalado supuestamente tras la fiebre del oro, después que llegó al país para refugiarse, porque la policía española y alemana lo buscaban, por ser el autor del triple crimen de dos cubanas y un ecuatoriano, víctimas inocentes de sus celos.
Con lo que no contó Dahud Hanid es que para los funcionarios venezolanos todo lo que huela, suene o se intuya estadounidense es sospechoso. Basta ser o comportarse como norteamericano para que de una vez sea considerado espía de los EEUU, más aún cuando él fue militar en el imperio como soldado en Irak y Corea, condecorado con la prestigiosa Orden Corazón Púrpura.
El Comando Nacional Antiextorsión y Secuestro de la Guardia Nacional Bolivariana (CONAS) lo detuvo en un apartamento de Ciudad Guyana, estado Bolívar, en la frontera de Venezuela con Brasil, solo por ser estadounidense. Tenía dos identificaciones, una como Abdel D. Makarem Dalal y otra como Makarem Urdaneta Fayiz Hussein, un carnet estudiantil de Alemania y la tarjeta de la Orden Corazón Púrpura del Ejército estadounidense. Lo entregan a la DGCIM.
A los 45 años, Dahud Hanid Ortiz había atravesado por una vida poco común. Además de las guerras en las que participó, habla varios idiomas, el español porque nació en Venezuela, exactamente en Barquisimeto estado Lara el 29 de agosto de 1970, aunque renunció a la nacionalidad para adquirir la norteamericana y luego la alemana, por lo que también domina los idiomas de esos países, además del ruso. Una de sus víctimas, Elisa Consuegra quien se graduó cum laude en derecho. también hablaba varios idiomas: inglés, francés, alemán y un poco el portugués.
Para la DGCIM el hombre era un espía enviado por Estados Unidos, por lo que lo torturaron brutalmente para que revelara los planes que el imperio tenía contra el régimen de Nicolás Maduro, pero semanas después se percatan de que Ortiz es solicitado por España como autor del triple asesinato y se convencen de que solo estaba huyendo.
El Tribunal Supremo de Justicia (TSJ), en ponencia de la magistrada Elsa Janeth Gómez Moreno, negó la solicitud de extradición que hizo España, asegurando que Hanid Ortiz sería juzgado en Venezuela; desde entonces el exmarine permanece en los sótanos de la DGCIM.
“Él no quiere que nadie sepa quién es, por eso no quiere que vean su nombre. La otra vez le pregunté de dónde era y me dijo que de Barquisimeto, pero que vivía entre Centroamérica y Europa. Cuando un día le insistí en saber por qué lo habían detenido dijo que era porque quería sacar oro del Arco Minero, pero ahora prefiere decir que es por el problema entre EEUU y Venezuela”, le dice a Infobae un custodio.
“No habla con otros presos, solo con uno de PDVSA. Es muy silencioso. Y nadie lo visita, por lo que intuyo que eso de que tiene la familia en el estado Lara no es cierto o será que no hay relación con ellos. Una vez oí cuando un superior se refirió a él como el carnicero, por lo que pregunté por qué le decían así. ‘Ese mató a tres inocentes por celos’, los apuñaló, golpeó y quemó'. Desde ese día prefiero no acercarme a él”, finaliza diciendo.
La expulsión y el desamor
Siendo soldado norteamericano Dahud Hanid Ortiz fue enviado en el 2011 a una base militar en Wurzburgo, una pequeña ciudad universitaria en Alemania, donde conoce a la médico Irina Trippel, con quien hace pareja. En los años siguientes pasaron varias cosas que llevan a su condena y expulsión del ejército de EEUU.
El hombre, que llegó a sargento del Cuerpo de Ingenieros, participó en misiones en Corea del Sur y también en Irak, condecorado con el Corazón Púrpura, quedó sufriendo de estrés postraumático. A todo eso se le suma que lo expulsaron con deshonor del ejército estadounidense cuando descubrieron que falsificó unos documentos sobre su lugar de residencia y el de su familia para recibir las ayudas que EEUU les da para vivienda; también falsificó, para lograr su ascenso militar, documentos sobre su identidad, cartas de recomendación e historial médico. En el 2011, un tribunal militar lo condena por fraude, falsedad documental y hurto.
Y también su relación sentimental se había deteriorado, por lo que hubo distanciamiento entre ellos. En abril 2016 ella viaja a España donde conoce al abogado peruano Víctor Yoel Salas Cobeñas, un exfiscal antidrogas de Perú, con quien empieza una relación y se reúne en dos ciudades españolas; ella le confiesa su relación con Hanid Ortiz asegurándole que estaban alejados y que había maltratos domésticos contra ella.
Posteriormente ella trata de terminar la relación con el exmilitar, pero él se resiste a aceptar que ella quiera la separación definitiva; por las habilidades que poseía le hackea el celular y la computadora a Irina, a la vez que coloca micrófonos en su casa. Es así como descubre que el abogado apareció en la vida de su exmujer y obtiene el número de teléfono.
“Hola, soy el marido de Irina; ella está casada”, le dijo el exmilitar Dahud Hanid Ortiz al abogado Víctor Salas, agregando “A mí me han entrenado para matar. Te voy a encontrar y te voy a matar”, le dijo, pero después se cortó las venas y se golpeó contra la pared repetidamente, aunque sobrevivió al hecho.
Las autoridades llegaron a considerar que desde entonces el estadounidense decidió matar al abogado, al verlo como el obstáculo entre él y la médico. Fue por ello que, a los días, le envió mensaje por whatsapp para disculparse por la llamada de amenaza a muerte: “el otro día cuando te llamé estaba drogado; no soy una persona tan violenta y sufro depresión”.
Irina decide abandonarlo y Hanid se muda a casa de su suegra. Hubo cierta calma, pero un hecho evidencia que solo era apariencia, porque semanas después el exmilitar vuelve a llamar al abogado, quien fingió una estrategia para hacer ver que tenía relación con el cártel de Tijuana.
Las casualidades
Fue el 22 de junio 2016 cuando tres inocentes terminaron muertos por los celos de quien no aceptó que la médico ya no lo amaba. Ese día también fue el de las casualidades que le salvaron la vida al abogado: 1) que al no identificar al abogado, Dahud al vigilar su casa no lo reconociera cuando él salió. 2) que cuando el abogado llamó al bufete, Dahud había ido al baño. 3) que a las 5 de la tarde llegara el cliente ecuatoriano a quien Dahud confundió con Víctor Salas. 4) y que el abogado se quedara dormido después del almuerzo y llegara tarde a la oficina.
El exmilitar estadounidense planificó todo para que su señal de teléfono siguiera apareciendo en Alemania mientras él viajaba a España. Aunque tenía abundante información sobre el abogado, no logró su fotografía; en la alborada de ese día rondó la casa de Salas, pero no supo cuándo salió porque no lo conocía.
El abogado peruano estuvo en los tribunales hasta después de las 2 de la tarde, cuando decide no pasar por el bufete porque su mamá le había preparado el almuerzo; llama a su oficina, justamente en el momento en que Dahud fue al baño por lo que no supo de la llamada que Elisa Consuegra responde diciéndole a Salas que lo espera un “cliente extraño” por un caso de una estafa millonaria. Él no había citado a nadie, pero aun así le dice que lo cite para las 5 de la tarde; se queda dormido después del almuerzo y llegó una hora más tarde al bufete.
El terror
No supo Salas que poco después de que la abogada Consuegra colgó el teléfono, Dahud Hanid Ortiz salió del baño preparado para matar: se puso guantes y con un cuchillo táctico o de supervivencia se dirigió hacia ella y la degolló brutalmente, usando su entrenamiento para la guerra.
En la reconstrucción de los hechos, se habría determinado que la otra cubana, Maritza Osorio Riverón, al escuchar el ruido, trató de defenderse y tomó la palanca de hierro que estaba oculta en la oficina como una precaución y golpeó al exmilitar, quien la sometió fácilmente y la acuchilló varias veces, hasta dejarla moribunda. Llevó los cuerpos a la oficina de Salas, se apropió del disco duró de la computadora, revolvió documentos, quizá para simular un robo.
Dahud esperaba a Víctor Salas, pero lo confundió con el ecuatoriano John Pepe Castillo Vega, un cliente del bufete quien pasó a recoger los documentos del caso que había ganado. Sin sospechar la aterradora escena que ocurría en la oficina de Salas, se sentó en la sala de espera, pero quien aparece es Dahud Hanid quien lo golpea brutalmente, con la barra de hierro, una y otra vez, hasta desfigurarle el rostro.
Con un acelerante que llevaba en una botella de agua Volvic, que después fue clave para que las sospechas recayeran sobre él, porque es una marca que no se vende en España, pero sí en Alemania, causó un incendio en la oficina del abogado, matando a la secretaria que aún estaba con vida. Dejó tarjetas de presentación con una calavera cruzada por dos fusiles kalashnikov y detrás las palabras: cártel de Juárez, en varios sitios del bufete, se llevó documento y cerró la puerta del lugar, dejando atrás la terrorífica escena, y regresó a Alemania.
La excusa del TSJ
La idea del exmilitar estadounidense fue que las sospechas recayeran sobre clientes mafiosos del abogado, pero le rebotaron como un búmeran. Salas le contó a la policía sobre las amenazas, sobre su relación con Irina y sobre la fingida conversación para reunirse con el cártel de Tijuana que simuló cuando Dahud lo llamó la última vez.
Las autoridades descubrieron que el exmilitar norteamericano planificó milimétricamente el asesinato. Su objetivo era el abogado peruano Víctor Salas, quien tiene un bufete en Usera, periferia de Madrid, hasta donde Dahud Hanid llegó en junio de 2016, pero terminó asesinando a la abogada Elisa Consuegra Gálvez, a la secretaria Maritza Osorio Riverón, ambas cubanas, y a Pepe Castillo Vega un taxista ecuatoriano que llegó al bufete como cliente y a quien el hombre cegado de celos confundió con el enamorado de su exmujer; fueron tres víctimas totalmente inocentes.
El exmilitar asesinó a las dos empleadas del bufete y al cliente con un puñal y una barra de hierro. Era el primer triple asesinato ocurrido en los últimos 15 años en Madrid.
La policía en Europa descubre que Dahud montó una coartada, con el apoyo de un estudiante indonesio, con quien compartía residencia. El exmilitar le dio al joven un viejo teléfono celular, con la excusa de que iba a verse con otra mujer y no quería que Irina se enterara. Le pidió que el 22 de junio usara su tarjeta de crédito en un restaurante y que pasara la tarjeta electrónica en el gimnasio al que iba, para que quedara registrado que se encontraba en Alemania; así manejó hasta Madrid para que no quedara registro de su viaje en trenes, autobuses o aviones cuando fue a matar a España.
Como mantenía un acoso, con mensajes constantes a su exmujer, ese día del triple crimen le envió un mensaje con su ubicación desde Alemania, pero en realidad no era la suya sino la de su teléfono, mientras él estaba a dos mil kilómetros de ahí.
La policía alemana, informada de los hechos, prepara la detención de Dahud, pero el retraso de varios días por parte del juez en concederla le permitió al exmilitar saberse descubierto por lo que huyó hacia Colombia, el 5 de julio 2016, y después entra a Venezuela con el pasaporte venezolano.
El abogado Víctor Joel Salas Coveñas contrató detectives privados para dar con Dahud y ellos lo ubicaron en el estado Bolívar, lo vigilaron e informaron a la Policía española. Pero el 3 de octubre 2018 es detenido por el CONAS en el edificio El Yagual, avenida Paseo Caroní, Alta Vista, Ciudad Guayana.
Venezuela se negó a extraditarlo a España alegando que Hanid Ortiz fue nacido en Venezuela, aunque Dahud ya no tiene nacionalidad venezolana sino norteamericana y alemana. Los cubanos no mostraron mayor interés, aunque las dos mujeres asesinadas eran oriundas de esa isla. Los EEUU lo piden en extradición por ser exmilitar estadounidense.
El 5 de septiembre 2016, Dahud Hanit Ortiz le escribió a su excuñada: “hice cosas horribles sin querer, créeme, la gente pierde la cabeza, yo lo hice. Estoy muerto por dentro. Soy el responsable de todo y ahora soy malo; perdí la cabeza y dejé de pensar; siento todo esto con todo mi corazón; ya que nadie me va a perdonar jamás lo que ocurrió, espero desaparecer lentamente de vuestras vidas”.
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