Alex Saab enfrentó este lunes por primera vez a la Justicia de Estados Unidos. Es el primer paso de un complejo proceso que ya desvela al dictador venezolano Nicolás Maduro y a su entorno más cercano. Es tan amplio el abanico de negocios que llevó adelante el empresario colombiano, que la información que podría brindar resulta vital para las autoridades norteamericanas para conocer de primera mano la extensa red de corrupción de la dictadura chavista.
El juez John O´Sullivan le notificó los ocho cargos por lavado de dinero durante la primera audiencia en Miami. Además, le negó la libertad bajo fianza luego de que la Fiscalía norteamericana opinara de que se trata de un detenido que presenta “peligro de fuga”, y programó la próxima comparecencia para el próximo 1 de noviembre.
El fiscal Kurt Lunkenheimer, quien participó de la audiencia de forma virtual, anticipó al juez que no recomendará la libertad bajo fianza, al recordar que Saab acaba de llegar al país después de “batallar la extradición durante más de 400 días en la República de Cabo Verde”.
Henry Bell, abogado de oficio del empresario colombiano de 49 años, solicitó al juez un aplazamiento para poder reunirse con su cliente ante lo que calificó como un caso “muy complejo”.
Esa prórroga también es necesaria en vista de que el equipo legal de Saab espera la decisión de un recurso de apelación introducido ante el 11º Circuito de Apelaciones de Atlanta que alega que el empresario no puede ser enjuiciado porque goza de inmunidad diplomática, ya que fue nombrado por Maduro como enviado especial con pasaporte diplomático.
Por ese motivo, O´Sullivan accedió a la solicitud de Bell y fijó la próxima audiencia para el primer día de noviembre. Para esa fecha Saab deberá decidir si se declara culpable o no culpable ante el tribunal.
“No tengo nada que colaborar con Estados Unidos, no he cometido ningún delito ni en Estados Unidos ni en ningún país y no pienso mentir para favorecer a Estados Unidos en contra del que atraviesa un bloqueo inhumano (Venezuela)”, manifestó el testaferro de Maduro en una carta que leyó este domingo su esposa, la italiana Camilla Fabri, quien aseguró, durante una protesta en Caracas, que Saab la había escrito antes de ser extraditado.
En el texto, el empresario dijo que enfrentará el juicio en Estados Unidos “con total dignidad y haciendo valer” su “inmunidad diplomática como servidor de la república bolivariana de Venezuela”.
Sin embargo, muchos dudan de esas palabras. Saab se enfrenta a la posibilidad real de pasar 20 años en una prisión de máxima seguridad en Estados Unidos, lejos de su familia y también de la abultada cuenta bancaria. En cambio, en caso de cooperar con las autoridades judiciales, podría obtener una muy significativa reducción de la pena.
Washington sabe que el colombiano tiene numerosos secretos sobre cómo Maduro, la familia del dictador y sus principales asesores desviaron millones de dólares en contratos gubernamentales para alimentos y vivienda en medio del hambre generalizada en Venezuela.
Los ocho cargos de los que Saab está acusado desde julio de 2019 en Estados Unidos (siete de blanqueo de capitales y uno de conspiración para cometer ese delito) implican violaciones de la Ley de Prácticas Corruptas en el Extranjero (FCPA, en inglés), según recordó este lunes el Departamento de Justicia.
La acusación señala que entre noviembre de 2011 y por lo menos septiembre de 2015, Saab y su socio, Álvaro Pulido, que está prófugo, conspiraron con otros para lavar las ganancias de una red de corrupción sustentada en sobornos dirigidos a obtener contratos para realizar proyectos públicos y fraudes al sistema de control de cambio de divisas.
Como resultado del plan, Saab y Pulido transfirieron desde Venezuela, a través de Estados Unidos, aproximadamente 350 millones de dólares a cuentas que poseían o controlaban en otros países, de acuerdo con la Fiscalía.
En una aparente respuesta a los argumentos de la defensa de Saab que Estados Unidos no tiene jurisdicción en este caso, el Departamento de Justicia norteamericano subrayó en un comunicado que las reuniones para promover el pago de los cohechos se llevaron a cabo en Miami y que Saab y Pulido transfirieron dinero relacionado con el plan a cuentas bancarias en el Distrito Sur de Florida.
El empresario colombiano fue señalado como el principal responsable de una trama de corrupción en el programa de alimentos subsidiados del régimen venezolano conocido como CLAP (Comités Locales de Abastecimiento y Producción).
El testaferro del chavismo había sido sancionada por la administración de Trump por utilizar una red de empresas fantasma que se extienden por todo el mundo –en los Emiratos Árabes Unidos, Turquía, Hong Kong, Panamá, Colombia y México– para ocultar enormes ganancias de contratos ilícitos de alimentos obtenidos mediante sobornos y comisiones ilegales.
Por estas cuestiones, las autoridades norteamericanas consideran que Saab es una de las piezas fundamentales para llevar a Maduro y a su cúpula a la Justicia. “Estoy convencido de que va a delatar a Maduro. Qué sentido tiene sacrificarse por un régimen corrupto si él puede obtener beneficios, él puede tener una condena más baja”, expresó a la agencia EFE José Colina, presidente de Venezolanos Perseguidos Políticos en el Exilio (Veppex).
El activista sostuvo que el empresario colombiano tiene información “que puede permitir ir por otras personas que están involucradas en el caso de corrupción”.
Prueba de la importancia que tiene el caso para Maduro y su entorno fue la inmediata reacción del régimen a la extradición de Saab, que el mismo sábado anunció la suspensión de los diálogos en México con la oposición venezolana. “Encomiendo a Alex Saab en las manos de Dios y habrá Justicia, porque habrá verdad”, aseguró el dictador Maduro en cadena nacional el domingo.
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