El dictador de Venezuela, Nicolás Maduro, decretó la llegada anticipada de la Navidad al Palacio de Miraflores, que sirve como casa del régimen chavista en Caracas. “Llegó la Navidad empezando octubre”, afirmó en un video en el que se lo ve paseando junto a su esposa, Cilia Flores, por las instalaciones de la sede del Ejecutivo.
En las imágenes, se lo observa a Maduro jactándose de la decoración de luces, árboles y adornos navideños, pese a que para el 25 de diciembre faltan más de dos meses y medio. Sin embargo, esta no es la primera vez que decreta las navidades anticipadas en Venezuela.
El año pasado también anunció el inicio de las mismas el 15 de octubre, como una maniobra para desviar la atención pública de los graves problemas que viene atravesando el país durante los últimos años. Y en 2019 hizo lo propio al decir que la Navidad venezolana comenzaría anticipadamente, en una nación que tiene los salarios más bajos de América Latina, lo que dificulta que los ciudadanos puedan disfrutar con tranquilidad de las fiestas de fin de año.
Pero la verdadera Navidad en Venezuela dista mucho de la felicidad que Maduro muestra en sus redes sociales. Dista mucho de las luces, los adornos, los árboles y el lujo del palacio presidencial que mostró en el video. Los datos no mienten: más del 75% de los venezolanos viven en la pobreza extrema.
La última Encuesta Nacional de Condiciones de Vida 2021, coordinada por la Universidad Católica Andrés Bello, reveló hace apenas unos días que en un 76,6% de los hogares del país caribeño los ingresos no cubren sus necesidades alimenticias. Esto afecta claramente a la gran mayoría de niños y niñas del país, ya que no reciben una nutrición acorde.
Según el Programa Mundial de Alimentos, que desde este año brinda ayuda en el país caribeño, uno de cada tres venezolanos sufre inseguridad alimentaria y necesita asistencia.
“Llegamos a un techo de la pobreza”, mientras la pobreza extrema sí sigue escalando, dijo la semana pasada el sociólogo Luis Pedro España en la presentación en Caracas de la citada encuesta, que estima la población de Venezuela en 28,7 millones de habitantes después de que más de 5,6 millones emigraran desde 2014.
La pobreza en Venezuela, país que sufre una severa hiperinflación y su octavo año de recesión, aumentó desde 91,5% en el período 2019-2020 y la extrema desde 67,7 por ciento; y los niños son el segmento más afectado. El siguiente detalle de un informe de Cáritas es esclarecedor:
- Desnutrición crónica (retraso del crecimiento):
- El 59% de los niños evaluados tenían algún grado de retraso en su crecimiento lineal (talla baja) o estaban en riesgo de tenerla.
- El 29% de los niños tienen un retraso del crecimiento moderado y severo. Entre estos, el 11% de los niños tenían un retraso del crecimiento severo.
- El 30% de los niños están en riesgo de retraso del crecimiento.
- El 22% no mostró déficit para su índice talla-edad.
Más desigualdad educativa
“Nos llegó la pandemia en un país que ya vivía una semiparalización” por la recesión, destacó Anitza Freites, coordinadora del estudio, quien destacó el impacto de la crisis en la educación.
De las 11 millones de personas en edad estudiantil (3 a 24 años), solo 65% están inscritas en centros educativos de los distintos niveles escolares, una caída de 5% con respecto a 2020, apuntó Freitez.
La cifra entre los potenciales estudiantes universitarios (18 a 24 años) apenas llega al 17%.
El 90% de quienes estudian lo han hecho en los últimos meses a distancia por el COVID-19, afectados por las fallas de servicios públicos como electricidad y conectividad, y 70% reportan necesidades de mejoras de acceso a Internet.
Los responsables de la encuesta entrevistaron a 17.402 familias en 22 de los 24 estados de Venezuela entre febrero y abril.
El éxodo venezolano sigue en aumento
La Organización de Estados Americanos (OEA) advirtió el pasado julio que la migración venezolana puede llegar a las 7 millones de personas a finales de 2021 o inicios de 2022, superando el éxodo de Siria, considerado el mayor del mundo, con 6,7 millones refugiados que han abandonado ese país.
Según un informe difundido por el Grupo de Trabajo de la OEA para la Crisis de Migrantes y Refugiados Venezolanos, “de no haber una solución política, económica y social al corto plazo, se estima que podría haber más refugiados venezolanos que sirios”.
Más de 5,6 millones de personas abandonaron Venezuela desde 2015, de acuerdo con el reporte, que recoge cifras de la Plataforma de Coordinación Interagencial para Refugiados y Migrantes de Venezuela (R4V), creada en el seno de la ONU en 2018.
Y detalla que, pese a las restricciones de movilidad impuestas en los últimos meses a raíz de la pandemia del COVID-19, “el número de migrantes y refugiados venezolanos sigue creciendo”.
Antes de la pandemia, 5.000 venezolanos huían diariamente de su país, pero el impacto del COVID-19 obligó a más de 140.000 a retornar a sus lugares de origen.
Sin embargo, alerta el informe, desde septiembre de 2020 y hasta el presente, entre 700 y 900 venezolanos “huyen diariamente por vías irregulares: trochas o rutas marítimas peligrosas”.
“A finales de 2021 o inicios de 2022, el número de refugiados venezolanos podría llegar a ser 7 millones”, apuntó el documento.
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