Después de varios años, el dictador venezolano Nicolás Maduro se volvió a presentar este miércoles ante la Asamblea General de la ONU. Pero no lo hizo de forma presencial en la sede del organismo en Nueva York, sino virtualmente, desde Caracas. En su discurso se refirió al proceso de diálogo que mantiene con la oposición en México, volvió a exigir el levantamiento de las sanciones internacionales contra el régimen chavista, y abogó por “una nueva ONU”.
“Hemos instalado varias mesas de diálogo, con los sectores empresariales, gremiales, políticos, hemos ratificado el camino del diálogo, pero en especial hemos instalado una mesa de diálogo nacional para la paz, en la Ciudad de México”, indicó el mandatario bolivariano, sobre quien recae una recompensa de 15 millones de dólares en Estados Unidos por quien facilite información para su captura por las acusaciones en su contra de narcoterrorismo y corrupción.
Pese a expresar su voluntad de diálogo, Maduro volvió a acusar a “los sectores opositores más extremistas” de haber intentado “un golpe de Estado en Venezuela”: “Propiciaron una invasión extranjera a nuestra tierra, prepararon planes para asesinarme. Hemos logrado que vuelvan al camino de la elección, al camino de la Constitución”.
El dictador agradeció la mediación de los países garantes como México, Noruega, Rusia y Países Bajos, y pidió el apoyo a la ONU “para que el proceso de diálogo avance hacia nuevos acuerdos parciales, globales, de fortalecimiento de la paz y la recuperación integral de Venezuela”.
Maduro aprovechó su intervención ante la comunidad internacional para volver a cuestionar las sanciones impuestas por Estados Unidos y la Unión Europea contra el régimen chavista, que es acusado en diferentes organismos y tribunales judiciales de violaciones a los derechos humanos y crímenes de lesa humanidad.
“En muchas oportunidades hemos llevado las denuncias ante organismos, y hoy la volvemos a entregar ante la Asamblea General de Naciones Unidas. Venezuela denuncia una campaña feroz y una agresión permanente y sistemática a través de sanciones económicas, financieras, petroleras, a través de una persecución contra el derecho a la libertad económica, los derechos económicos que deben gozar todos los pueblos del mundo”, apuntó.
“Que se levanten todas las sanciones criminales contra la economía venezolana por parte de Estados Unidos y los países de la Unión Europea. Lo decimos a nombre de 30 millones de venezolanos y venezolanos. Agradecemos a los países de Naciones Unidas para avanzar en ese objetivo”, agregó el dictador venezolano, quien acusó al Reino Unido de haber “secuestrado y bloqueado” el oro de las reservas internacionales de Venezuela en Londres, y apuntó contra Washington y Bruselas por haber congelado miles de millones de dólares en cuentas bancarias.
El régimen de Cuba, principal aliado del chavismo y de gran injerencia en Venezuela, también viene reclamando el levantamiento de sanciones. Maduro expresó su “solidaridad y apoyo” a la dictadura de Miguel Díaz-Canel “en la exigencia a que se levanten de inmediato todas las medidas de bloqueo”. “Venezuela también alza su voz por justicia y humanidad por Cuba”.
Sobre el final de su discurso, Maduro abordó la cuestión del cambio climático: “Hemos dicho en los organismos encargados del cambio climático que es urgente una respuesta práctica, verificable, de la actuación contra los gases de efecto invernadero, contra el calentamiento global de mares, de ambientes, contra todos los fenómenos del cambio climático”.
El dictador venezolano afirmó además que uno de los desafíos globales en la actualidad es la construcción de “un nuevo mundo”: “Un nuevo mundo que renace para acabar con las viejos hegemonías, con las pretensiones de algunos de erigirse como policías de los pueblos del mundo”.
En ese sentido, indicó que “un nuevo mundo necesita una nueva ONU”: “Es el tiempo de la libertad, de la soberanía, de un nuevo mundo, que necesita una nueva ONU, para que todos podamos compartir la solidaridad y el camino justo y necesario de una comunidad nueva”.
Desesperado por el reconocimiento de la comunidad internacional, que en su mayoría considera presidente legítimo de Venezuela a Juan Guaidó, titular de la Asamblea Nacional, el fin de semana el dictador Maduro sorprendió con su presencia en México para participar de la cumbre de la Celac.
Allí tuvo fuertes cruces con los presidentes Mario Abdo Benítez (Paraguay), Luis Lacalle Pou (Uruguay) y Guillermo Lasso (Ecuador), quienes condenaron fuertemente a los regímenes de Venezuela, Cuba y Nicaragua.
En ese contexto, el dictador venezolano desafió a Abdo Benítez y a Lacalle Pou con un debate sobre democracia. “Nosotros creemos profundamente en el diálogo de diversos. Le digo al presidente de Paraguay: ‘Ponga usted la fecha, el lugar y la hora para un debate sobre democracia’. En Paraguay, en Venezuela y en América Latina. Y estamos listos para darlo. Ponga usted el lugar”, comenzó. Y siguió: “O ponga Lacalle la fecha y el lugar. O usted López Obrador. Y Venezuela está lista para debatir de democracia, de libertades, de resistencia, de revolución y de lo que haya que debatir de cara a los pueblos, en transmisión en vivo y en directo, o en privado. Como ustedes quieran. Con respeto y sin exclusiones”.
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