El ex general venezolano Hugo Armando Carvajal, conocido como “El Pollo” Carvajal, publicó una carta dirigida a los habitantes de su país.
El que fuera jefe de Contrainteligencia Militar en los gobiernos de Hugo Chávez y de Nicolás Maduro, quien se encuentra en España en medio de una disputa judicial sobre su extradición a EEUU, dirigió una misiva a “tres públicos”: a los “convencidos” de su culpabilidad, a los “que quieren que diga todo” y a los que lo conocen.
A los primeros les dijo: “Aunque estés convencido de que soy narcoterrorista, aún debo tener derechos humanos”, a “los que quieren que diga todo” les expresó: “Mi información tiene valor si es canalizada de manera correcta. (...) Ahora inicio un proceso de colaboración con la justicia española. Léase bien, la ‘justicia’ española. No el gobierno español, quien ha violado leyes con el fin de extraditarme ilegalmente a los Estados Unidos”.
Y a los que lo conocen, les manifestó: “Quiero decirles que estoy bien y estaré bien. Estoy absolutamente tranquilo de conciencia. Yo salí de Venezuela asumiendo el riesgo de que pasara todo lo que me ha pasado con la única intención de poder colaborar y ser útil a mi país. Jamás perseguí fama ni gloria ni poder. Aunque tuve mucho poder y mucha mala fama, no busqué nada de eso”.
También le dedicó unos párrafos a Diosdado Cabello, hombre fuerte del chavismo: “Te equivocas llamándome traidor. Se traiciona cuando se rompen compromisos. Mi compromiso siempre ha sido con el pueblo venezolano. (...) Es imposible que el pueblo venezolano pueda perdonar tu traición”.
En el comienzo de la misiva, “El Pollo” describe: “Es un mensaje dirigido a tres públicos. He tenido que hacerlo así porque mi caso, tanto en lo jurídico, como en lo político y en lo mediático, ya raya en lo surreal. Hay tanto que aclarar que lo primero es hacer una distinción entre los distintos receptores de mis mensajes”.
“Lo que expreso a continuación lo hago con el fin de expresarme, nada más. Cuando estás en situaciones como las que yo he estado, y estoy, se adquiere una perspectiva muy diferente sobre la importancia de las cosas. Por ello, digo esto porque me sale, sin ningún otro fin”.
A los convencidos de su culpabilidad, les expresa: “Aunque estés convencido de que soy narcoterrorista, aún debo tener derechos humanos. Entre ellos tengo el derecho a tener garantías necesarias para una defensa y el derecho a que se me presuma inocente mientras no se pruebe mi culpabilidad. Aunque el segundo ya lo he perdido ante tu opinión, no pienso renunciar al primero”.
Luego sostiene que “el sistema de justicia americano no es perfecto. De hecho, funciona muy diferente al de otros países desarrollados como los europeos. Principalmente porque persigue un fin distinto al de hacer justicia. Su prioridad no es esa, sino ejercer su poder político”.
“No son la primera potencia de gratis”, manifiesta; y dice -según su visión- que “una vez acusado, eres tratado como culpable hasta que demuestres lo contrario”. Y aclara: “Al revés de todo el mundo”.
A los que “quieren que diga todo”, les manifiesta que su información “tiene valor si es canalizada de manera correcta. Así he manejado y guardado celosamente todo siempre. Hasta ahora no he utilizado nada, ni he dicho nada a nadie, de ninguna agencia, de ningún país, con dos excepciones: la Corte Penal Internacional y la comisión de Derechos Humanos de la ONU”.
“Desde que salí en libertad en Madrid, y durante mi clandestinidad, he enviado todo cuanto he podido a la fiscalía de la CPI. La información que aporté sirvió para concretar las denuncias previas”, explicó.
Luego, a los que lo conocen, les dijo que está bien: “Ustedes bien saben que mi propósito en la vida, desde muchacho, ha sido servir a mi país como militar. (...) Salí de Venezuela asumiendo el riesgo de que pasara todo lo que me ha pasado, con la única intención de poder colaborar y ser útil a mi país”.
Por último, a Diosdado Cabello le dijo: “Traicionaste a Chávez en vida (pocos lo sabemos) y, por supuesto, también lo hiciste después de su muerte. Buscando estar arrimado a Maduro para ver qué cuota de poder te salpicaba. Triste, la verdad”.
“A pesar de estar en prisión, soy más libre que tú. Soy libre de conciencia. Hice todo lo que pude por mi país y lo seguiré haciendo, siempre”, concluyó.
La carta completa:
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