Son días de gran nerviosismo en el seno de la dictadura venezolana. El pasado martes 7 de septiembre el Tribunal Constitucional de Cabo Verde habilitó la extradición de Alex Saab a Estados Unidos, dejando a la defensa del empresario colombiano cada vez menos recursos para evitar que sea entregado a las autoridades norteamericanas.
“Yo creo que es inminente que lo traigan a Estados Unidos”, opinó desde Miami el periodista colombiano Gerardo Reyes, quien dialogó con Infobae sobre su libro “Alex Saab. La verdad”, en el que revela detalles desconocidos del enigmático empresario barranquillero que pasó de caer casi en desgracia a convertirse en un “ministro plenipotenciario” del dictador Nicolás Maduro.
El jefe de investigaciones de la cadena Univisión cuenta cómo Saab, de ascendencia libanesa, se benefició de una red de empresas fantasma dedicadas a las importaciones ficticias, al tiempo que manejó diversos asuntos comerciales del régimen bolivariano, logrando amasar una fortuna valuada en -al menos- mil millones de dólares. “Resolvía el día a día de los problemas más urgentes del gobierno de Venezuela. Cuando se necesitaba resolver el problema de los alimentos porque no había leche, lo llamaban a él; cuando no había combustible, él se iba y negociaba el envío de tanques de combustible de Irán”.
De esa forma entabló estrechos lazos comerciales y diplomáticos con países como Turquía, Irán y Rusia, con el primordial objetivo de ayudar al dictador venezolano a burlar las sanciones internacionales.
Fueron decenas de empresas fantasma las que desarrolló en varios países de América Latina, Europa, e incluso Estados Unidos. Pero el principal vínculo de Saab con Maduro se da a través de Group Grand Limited (GGL), señalada de vender al régimen alimentos a precios subsidiados para distribuir en barrios humildes. No obstante, ambos han sido acusados en distintas oportunidades de usar ese programa, conocido como CLAP, para hacerse de cientos de millones de dólares de manera ilegítima. Incluso han sido denunciados de entregar comida en mal estado.
Por esa causa Saab, junto a tres hijastros de Maduro y otras nueve personas, fue sancionado en julio de 2019 por Washington.
Si bien al principio logró mantenerse alejado del radar de las agencias federales de Estados Unidos, su vínculo con el narcotraficante colombiano Álvaro Pulido hizo que las autoridades norteamericanas comenzaran a indagar cada vez más en sus negocios, hasta considerarlo una pieza fundamental en la extensa red de corrupción del régimen venezolano.
Detenido en Cabo Verde desde el 12 de junio de 2020 cuando su avión hizo escala para cargar combustible en el Aeropuerto Internacional Amilcar Cabral de la isla de Sal, el viernes pasado Saab aseguró en un comunicado que no va a “traicionar” a Maduro y, pese a que muchos consideran inminente su extradición, confió en regresar a Venezuela para las próximas elecciones regionales de noviembre.
Desde la llegada de Saab al entorno de Maduro de la mano de la senadora colombiana Piedad Córdoba, hasta sus esporádicos contactos con la DEA, Reyes expone los pormenores del meteórico ascenso del empresario de 49 años en la estructura criminal chavista.
En el libro usted cuenta que en una carta escrita en prisión Alex Saab expresa su sueño con un nuevo Che Guevara, pero al mismo tiempo reconoce que su anhelo de siempre era vivir en Miami, tener aviones privados y vivir una vida de lujo. ¿Quién es Alex Saab? ¿Y cómo llega un hombre endeudado en Barranquilla, casi quebrado, a escalar tan alto en la cúpula del régimen venezolano?
Es un empresario colombiano que llegó a estas alturas del poder de la revolución bolivariana por una combinación accidental de circunstancias personales y de relaciones muy oportunas que lo llevaron a ese punto. Esas circunstancias personales tienen que ver con que él había fracasado en un negocio en Barranquilla de exportaciones ficticias a Venezuela, y estaba bajo mucha presión de una ciudad que castiga con mucha energía al que fracasa. Un factor personal que lo lleva a buscar desesperadamente quien lo pueda ayudar y encuentra a una persona como la senadora Piedad Córdoba, y después creo que también hay factores en los que él expone su habilidad, pero sobre todo su osadía, y eso lo reconoce el gobierno de Venezuela de inmediato, para burlar las sanciones económicas y los bloqueos parciales de Estados Unidos. Si combinas todo eso, tienes en Alex Saab un sujeto de bajo perfil. Uno de sus amigos lo calificaba como “ni fu ni fa”, como alguien intrascendente, de pocas palabras, pero siempre pensando en fortunas inmediatas, en hacer millones de dólares por la vía rápida, pero con talento. Esas cosas lo llevaron a salvar su dinero en Venezuela, y después a convertirse en el ministro más ocupado del gabinete de Maduro. Un ministro sin cartera.
Hace mucho énfasis en el rol de la ex senadora colombiana Piedad Córdoba como nexo de Saab con el dictador Maduro, pero también afirma que Cilia Flores ha sido un personaje clave en el ascenso del empresario en la estructura del régimen.
Cilia es la persona que descubre el talento y la osadía de Saab. La relación con Piedad Córdoba está marcada por cierto realismo político y una dosis de realismo mágico. En el realismo político destacaría que Piedad, en el momento en que ocurren estos hechos, es tal vez el único puente que queda en pie en las relaciones de Venezuela con Colombia. Chávez estaba en una batalla casi personal contra el presidente Uribe, y había decidido cerrar los pagos de Cadivi, una institución encargada de las divisas de Venezuela y que se convirtió en una lavandería y una lotería para convertirse en multimillonario, porque quería mortificar a Uribe, ya que varios empresarios tenían ahí dinero, y al mismo tiempo porque estaba convencido de que estaban utilizando este sistema para hacer exportaciones. De manera que Piedad aparece en la vida de Saab como una persona que le ofrece ese acceso a Venezuela, después de que a este señor le represan en Cadivi 30 millones de dólares y esto lo hace a cambio de que Saab le ayude en la logística y financiación de sus viajes electorales, y se convirtió prácticamente en su edecán. La idea de Chávez y de Maduro, que entonces era canciller, era que Piedad Córdoba era la mejor opción para tratar de proyectar la revolución bolivariana a nivel continental, y apuestan a ella como presidenta de Colombia. No sólo se vincula con Saab, sino también con otros empresarios colombianos a cambio de comisiones. También funcionaba como la intermediaria entre la guerrilla de las FARC y el gobierno de Venezuela.
Una vez ya inmerso en esa compleja red de corrupción, el gobierno de Estados Unidos se encuentra con la figura de Alex Saab en medio de las investigaciones sobre Álvaro Pulido. ¿Quién es, y cómo es el vínculo entre ambos?
Es un empresario que en el siglo pasado tenía otra vida, llevaba una vida de narcotraficante exitoso, que dirigía las operaciones de exportación de cocaína de Colombia a Europa, y tenía un espíritu de un gerente minucioso de todo el proceso del narcotráfico, y al final de lavado de dinero a través de la utilización de familiares y amigos de su organización hasta que cae preso en Bogotá y se le identifica como el jefe del cártel de Bogotá. Es condenado en Colombia, lo pide la justicia italiana, pero se decide que pague la pena en Colombia, y decide cambiarse el nombre, con una identidad de una persona muerta en Estados Unidos en un proceso que nunca me pudo explicar porque en su momento lo confronté sobre esa situación, y nunca me dio pruebas del caso. Además, era un poco chabacano, porque no se preocupó ni siquiera de cambiarle el apellido a los hijos. Es un tipo de carácter taciturno, de hablar poco… Encaja en la misma personalidad de Saab, y se vuelve como su profesor en toda esa logística de las exportaciones ficticias y se complementan muy bien. Es un hombre que trae todo ese bagaje de la logística del narcotráfico y lo pone al servicio de esta nueva etapa de su vida junto a Saab.
¿También entabló relaciones con el cártel de los Soles venezolano?
Por eso se explica que la DEA aparezca en este caso en Estados Unidos porque ellos, me dicen mis fuentes, estaban investigando a Pulido porque estaba incursionando de nuevo, supuestamente, en el negocio del narcotráfico, y se dan cuenta que tienen vínculos con un hombre que no les aparece en el radar de inmediato, que es Saab. Hay ahí una simbiosis siniestra entre ambos y comparten la información con el FBI, y más tarde con la CIA, porque también participó en conversaciones con Saab cuando no había sido acusado.
Usted aclara que evita presentar a Saab como el “testaferro” de Maduro. ¿Cómo lo definiría entonces?
Yo lo calificaría como un ministro plenipotenciario muy cercano al círculo más alto del poder de Venezuela, con acceso directo al presidente, al ministro de gobierno y todos sus ministros, con comunicación directa para resolver los problemas de un país en crisis. Cuando él se abraza con el ministro de Gobierno, es un abrazo de náufragos, entre un hombre que viene quebrado, y un país a la deriva. Entonces él llena ese vacío que tienen todos los gobiernos perseguidos por Estados Unidos, generan este tipo de personajes que están dispuestos a correr todos los riesgos a cambio de volverse multimillonarios con los negocios que manejan y que se le adjudican a dedo, porque Saab nunca participó en una licitación, nunca tuvo que competir nada.
En un fragmento del libro sostiene que el celular de Saab sonaba más que el de cualquier ministro venezolano. ¿Cuál era su rol en la estructura del régimen?
Resolver el día a día de los problemas más urgentes del gobierno de Venezuela. Cuando se necesitaba resolver el problema de los alimentos, porque no había leche, lo llamaban a él; cuando no había combustible, él se iba y negociaba el envío de tanques de combustible de Irán; cuando necesitaban dinero en efectivo, divisas, entonces monetizaba los lingotes de oro, él mismo llevaba el oro en sus aviones a Turquía para la venta, y eso te da un reflejo de lo que él puede saber. La agenda en Irán que el llevaba el día que fue detenido, es una agenda de un ministro de Relaciones Exteriores o de Economía, en la que él reemplaza a Maduro. En uno de esos documentos dice que Maduro no puede asistir a esas reuniones con el líder supremo iraní, pero que confía en el portador de esa carta.
¿Hay alguna estimación de a cuánto asciende el dinero malversado por Saab de la corrupción venezolana?
Los agentes federales de Estados Unidos calculan que su fortuna, sus ingresos, y los de Pulido, pasaron hace rato los mil millones de dólares. Solamente en el negocio de las viviendas, recibieron 300 millones de dólares, que en el mercado negro de Venezuela podría multiplicarse por dos o por tres. Sin contar los negocios que vinieron después de alimentos, oro, y otros. En cuanto a sus sociedades ellos fueron muy prolíficos en crear sociedades en varias partes del mundo, en Inglaterra, España, Malta, la mitad de los países de América Latina, incluyendo Estados Unidos… Hay sociedades espejo, creadas en un esfuerzo un poco ingenuo de ocultar su identidad; digo ingenuo porque al final por un tema de desconfianza terminaban poniendo en algunas de esas sociedades a hijos, esposas, hermanos, cuñados. Todo ese andamiaje que montaron se les cayó precisamente por lo que ellos trataban de evitar, que no los identificaran. Pero la desconfianza pesó más.
Marshall Billingslea, subsecretario del Departamento del Tesoro de Estados Unidos durante el gobierno de Donald Trump, sostuvo que el saqueo más grande a un Estado en el último siglo en todo el mundo ha sido el de Venezuela. ¿Se puede considerar a Saab como el principal arquitecto del esquema de corrupción chavista?
Antes de Saab hubo operadores que jugaban el mismo papel. Pero a Estados Unidos le gusta ponerle nombre y apellido, símbolos, a un fenómeno, y por eso yo creo que este señor lo personifica en Alex Saab, pero no es ni será el único que se ha aprovechado de ese saqueo. Es más bien el símbolo que encontró la presidencia de Trump para que la gente pudiera identificar quién es quién.
En el libro menciona conversaciones de Alex Saab con la DEA y la CIA previo a su detención en Cabo Verde. Y luego, ya en prisión, hace referencia a un presunto interés del empresario colombiano a reunirse con Trump para entregarle información “sensible” de Irán y sobre la venta de misiles a Venezuela. ¿En qué consistieron esos contactos?
En cuanto a las conversaciones previas, fueron encuentros inicialmente de él con agentes de la DEA en Bogotá, Italia, y Bahamas, porque él estaba convencido de su inocencia. Es una persona muy hábil, sus amigos dicen que tiene una inteligencia superior. Creía que podía convencerlos de que había una explicación racional a los negocios que había hecho hasta ese momento, con Venezuela específicamente. El negocio de las viviendas. Pero ese proceso termina un poco en un fiasco, porque el fiscal del caso que se reúne finalmente con él, sale de esa reunión un poco disgustado porque cree que Saab le está diciendo mentiras. Ahí se le comienza a descuadrar un poco la seguridad que él tenía de convencer al gobierno de Estados Unidos de que era inocente. Pero no descarta la posibilidad con sus abogados de una entrega, y del pago de unas multas y confiscaciones producto de sus actividades. Eso se llega a conversar en detalle. En el último momento, por lo que me dicen fuentes cercanas, emocionalmente él lo hizo por temor a las represalias que podría tomar el gobierno de Venezuela en contra de él y su familia. Entonces decide no hacerlo. Y ya encausado, decide enviar a un emisario con este mensaje de Irán. Tengo una fuente que estuvo en esa reunión, cuando escuchó la propuesta del emisario y me dice que los agentes quedaron mirándose entre ellos. Un emisario de un prófugo de la justicia pidiendo una reunión con el presidente de Estados Unidos para darle una información que podría significar su victoria electoral, era una cosa un poco extraña para ellos. Le dijeron que si tenía algo que decir, era mejor que se entregara y después colaborara con la justicia, pero que así no funcionaban las cosas en este país. Después hubo encuentros con el equipo de abogados, pero más para eliminar algunos cargos de la acusación original.
El Tribunal de Cabo Verde en los últimos días habilitó la extradición de Saab. Luego de esa decisión de la justicia, el empresario colombiano emitió un comunicado en el que aseguró que no va a traicionar a Maduro. ¿Esas palabras tienen que ver con esa posible represalia que usted mencionaba anteriormente, o hay un posible doble juego detrás?
El panorama que le espera en Estados Unidos si va a juicio es desolador. Y su única opción si lo traen es negociar con el gobierno de Estados Unidos la reducción de algunos cargos, pero todo eso siempre implica la cooperación. En el futuro de Saab la palabra cooperación está como una espada de Damocles. Él tiene que usar esa retórica, porque ya de por sí el gobierno de Venezuela ha puesto por escrito, envió una carta diciéndole “si usted colabora con el gobierno de Estados Unidos, consideramos eso oficialmente como una traición a la patria, que es un delito en nuestro país”. Si eso se traduce en la manera en que se manejan las cosas en esa autocracia, eso significa que pueden llegar a estar en riesgo no solo su socio Pulido, sino también su familia. El gobierno de Venezuela sabe donde están.
Mucho se especula con qué puede pasar si llega a colaborar con las autoridades norteamericanas. ¿Corre peligro la estructura del régimen, o el propio Maduro, si Saab entrega información sensible?
Yo no creo. El gobierno de Estados Unidos sabe cómo opera desde el punto de vista criminal el gobierno de Maduro. Hay muchos testigos que han decidido contar sus historias y todavía no han sido utilizados judicialmente. Lo que sepa Saab es un valor agregado a todo un expediente bien grueso que tiene el gobierno de Estados Unidos sobre la complicidad de las altas esferas de la revolución bolivariana. No creo que llegue a un punto de desestabilización. Maduro y su entorno ya están acusado en este país; tiene a sus sobrinos presos. No creo que vaya a marcar una gran diferencia la información que pueda aportar Saab.
¿Saab termina extraditado en Estados Unidos?
Yo creo que es inminente que lo traigan a Estados Unidos. El Gobierno ha estado muy paciente, dejando que todos los recursos se surtan, demandas, contrademandas, apelaciones, para tener a un acusado limpio de dudas, sin que se puedan usar todos esos documentos para empañar el proceso en su contra. Creo que lo vamos a ver pronto por aquí.
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